-Elizabeth, bastante bien que se te da ignorarme las llamadas luego de siete años. Además, ¿no es loco que tenga que exponerme ante el FBI por ti?
Tras la finalización del instituto ella escapó lejos de él con una sola finalidad; alejarse de su burb...
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| "No eres la única que tiene problemas.
Ambos los tenemos.
¿Y ellos? Tendrán que sobrevivir a los nuestros"
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📍 Philadelphia , PA
Jughead estaba con su celular al lado de Betty, esperando que los niños salieran de clase—Bruh, no me diste atención en todo el día de hoy por trabajo y sigues con el celular—soltó esta con sus brazos cruzados mientras miraba hacia adelante. Este al escuchar eso levantó su mirada para verla a ella, rió.
—Eres bienvenida para entrar a mi oficina cuando quieras—soltó guardando su celular en su bolsillo mientras la tomaba del brazo y la acercaba a él, colocándola delante y abrazándola por detrás.—¿Sabes algo? Eres la madre más hermosa.
Esta se sonrojó dada esa muestra de cariño en público ante varios padres y algunos niños. Unos gritos se escuchaban y la rubia rió al ver a una niña de tres años correr lejos de su madre, pero cayó a los pies de estos.—Opa—la rubia se agachó para ayudar a la niña.—¿Acaso te escapas de tu madre?
—Lo siento mucho—soltó la mujer con cierta diversión acercándose mientras observaba a la pareja: Betty arrodillada junto a la niña y Jughead parado detrás con sus manos en sus bolsillos—. Se emociona con la salida de su hermana.
—Pues quiere jugar—la rubia observó los ojos miel de la niña.
—Podrá ser—asintió esta y la campana sonó mientras la rubia se volvía a levantar, despidiéndose de la niña y de su madre. Max salió corriendo mientras se acercaba a sus padres con un dibujo—¡Gane un juego!—festejó.
—¡Eso!—soltó Jughead levantándolo en brazos mientras la rubia tomaba la mochila del niño que había tirado en el suelo.
—Papá, me dieron dos caramelos—habló orgulloso—. Y yo ya sabía que iba a ganar porque son todos tontos en mi clase.
—Max—Betty lo vio con una ceja alzada y el niño se encogió de hombros:—Pero mamá, es la verdad.
—Bueno, falta de autoestima no tiene—aseguró Jughead.—Ahí viene Am—habló cuando la vio salir con una sonrisa y avanzó hacia sus padres.
—¡¿Vamos a ir a comprar las estrellas?!—preguntó emocionada. Jughead asintió mientras despeinaba los cabellos de la niña.—¡Papá!—se quejó.
—Va, al auto todos—aseguró Jughead caminando con Max en brazos mientras la rubia le tomaba la mano a Amelie. Al subir al auto, Jughead manejó hasta la gran tienda mientras los niños hablaban emocionados e imaginaban donde colocar las estrellas y la luna.
