"No eres la única que tiene problemas.
Ambos los tenemos.
¿Y ellos? Tendrán que sobrevivir a los nuestros"
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📍Lugar desconocido
Siempre se ha escuchado de muchas historias donde el final feliz viene por adelantado. No tuvieron mala vida, fueron muy felices verdaderamente, se tuvieron una vida y media. Cuando los mellizos cumplieron quince años la pasaron con sus padres, así de fuerte fue el vínculo que habían creado y la rubia estaba orgullosa de compartir aquello. Por otro lado, la pequeña Olivia con sus rizos rubios ya tenía unos ocho años.
Ha de admitir que la pareja aún seguía teniendo sus roces pero siempre lo solucionaban. Lo hacían porque de verdad se amaban pero a veces, el amor no es lo suficiente para mover montañas, bajar ángeles, ni siquiera en el rezo.
—¡Baja la maldita arma!—gritó Jughead molesto. Su cabello mostraba signos de canas que ocultaba con otros cabellos, pero no le molestaba en absoluto. La rubia aún seguía con sus dotes en la retirada de arma, había enseñado a sus hijos mayores como hacerlo también. Al fin y al cabo, había que protegerlos.
Por alguna razón, la venganza volvió a la puerta y lo que una vez creyeron que terminó, necesitó ser terminada nuevamente.
El corazón de Betty latía mil por hora, temiendo por Jughead. Siempre le pasaba lo mismo, tenía un miedo enorme. Observó su anillo mientras estaba agachada y desarmada, y le hizo señal a Jughead; ella iba a distraer y él a disparar, pero estaba tan preocupada con él que no vió como negó. En el momento que la rubia se levantó, sonaron dos disparos. Uno golpeó la cabeza del otro hombre, y el otro el pecho de la rubia; lo que hizo caer en la realidad, fue el grito ahogado de Amelie.
—¡Papá!—Max se llevó una mano al pecho, como si sintiera el mundo caerse.
Cuando Jughead giró su cabeza, vió a la rubia caer se espalda con una mueca. El bar quedó en silencio y los mellizos bajaron corriendo rápidamente, pero al llegar, la rubia estaba en el suelo. Otro disparo sonó:—Niños, vayanse por favor—murmuró la rubia dandole una sonrisa—. Los veo en casa, yo estoy bien—sonó tan convincente, que los adolescentes asustados asintieron al ver a su padre y comenzaron a correr.
—Betty, escuchame, llamaré un médico y—lágrimas comenzaron a salir cuando vió la sangre que salía. Esta negó, interrumpiendo:—Cabeza fría, Jughead. No me mires como tu esposa, mírame como la banda—inhaló de dolor por la bala—. Mátalos— por primara vez con una lágrima en la mejilla, apretó el gatillo con esperanza de darle a alguien.
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We Have Issues// Bughead
Romance-Elizabeth, bastante bien que se te da ignorarme las llamadas luego de siete años. Además, ¿no es loco que tenga que exponerme ante el FBI por ti? Tras la finalización del instituto ella escapó lejos de él con una sola finalidad; alejarse de su burb...