𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤: 𝔄𝔪𝔦𝔠𝔲𝔰 𝔞𝔡 𝔄𝔯𝔞𝔰.

비 (Lluvia III).

♡Cuando la lluvia se detiene y los caminos se secan, las rosas florecen.♡

No había un inicio y tampoco un final, sólo habían capítulos, largos capítulos de historia, con frases hermosas y relatos tristes, habían trazos oscuros y trazos brillantes, habían dibujos sonrientes y así, habían también páginas sin retrato, habían gotas saladas sobre aquellas páginas, habían esquinas rotas y dañadas, pero las palabras ahí estaban, las letras seguían siendo legibles y eso era lo importante.

No importaba que tan dañado estuviera el libro, lo importante era el mensaje que dejaba.

Y ellos aprendieron muy bien eso con el paso del tiempo, desde sus relatos tristes, como sus inicios, aquella situación tan estresante que no podían manejar.

Sus discusiones y actitudes groseras, feas y molestas, sus celos injustificados y gritos mientras lo hablaban, habían rasguños en esas hojas, habían pedazos arrancados, olvidados, habían gotas de agua salada sobre algunas letras, haciendo difícil leer aquel párrafo, pero ahí estaba, esa historia ahí estaba.

Esa historia fue sobre cómo se hicieron novios por primera vez.

Al inicio era rosa, era un color pastel tan bonito que resultaba llamativo, tierno, inocente, atrayente, puro.

-¿Entonces si quieres ser mi novio, Woonie?-

-Creí que ya lo eramos- admitió el menor con una risita nerviosa.

Todo tan frágil, tan primerizo, tan dulce, tan sincero, inocente.

Sus primeros capítulos fueron así, todo con risitas nerviosas y toques tímidos, inclusive sujetar sus manos los hacía sonrojar como dos adolescentes primerizos, como dos niños que descubrían aquel sentimiento por primera vez, su primera cita, dentro del departamento, siendo tan poco romántico el lugar pero había sido especial para ellos, porque se amaban y todo estaba bien si estaban juntos, habían preparado una deliciosa cena entre ambos, con ayuda de Seonghwa habían decorado la sala para dar un lindo ambiente, habían velas aromatizadas, pétalos de rosas por todas partes y música romántica cortesía del líder, todo había sido tan lindo, tan perfecto, tan tímido.

Sus miradas al toparse causaban sonrojos en sus mejillas, sus manos tomándose tímidamente sobre la mesa mientras conversaban, queriendo estar así siempre, tan juntos.

-Me gustas como no te imaginas Woonie, siento que mi corazón late tan deprisa-

-Mi corazón late igual Sannie, siento que he corrido un maraton y eso me asusta, pero si estas tú se que no tengo nada que temer.

Fueron 3 capítulos de 3 meses aquellos primeros escritos, todo tan dulce, tan delicado, tan puro, luego, la lluvia comenzó a caer y mojo algunas hojas, hizo algunas letras borrosas y de pronto no pudieron seguir el guión, tan confuso, tan doloroso, tan primerizo.

En el cuarto mes fue que el libro comenzó a trazar letras tristes, dibujos sin color y palabras horribles, actitudes irreconocibles en los protagonistas, eran primerizos en el tema del amor y no sabían cómo actuar ante ese fuerte sentimiento.

-¡Te he dicho que no me gusta, no seas absurdo!- había gritado el menor aquello, lágrimas bajando por sus mejillas mientras veía al mayor de igual manera.

-No estoy siendo absurdo, me duele a mi también pensar en ello- le explico- ¡Si dejaras de coquetear con todo el mundo sería más fácil!

-¡Yo no coqueteo con nadie más que contigo!- había gritado el menor aquello, tan doloroso, tan fuerte que inclusive su voz se partió por eso.