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♡Por veces tu primer amor no es el amor verdadero.♡

Botellas de cerveza, restos de Ramen, papel higiénico y toallas húmedas tiradas por doquier, zapatos regados de un lugar a otro, olor apestoso del fregadero de la cocina y un cuerpo recostado sobre su espalda en el sofá, una botella en su mano derecha, la otra sobre un álbum de fotos y lágrimas bañando sus ojos.

Aún recuerda esa fecha como si hubiera sido ayer, sería algo imposible de olvidar.

Ella se llamaba Ryujin, tenía 20 años cuando falleció, se suponía ella moriría a causa de su cáncer pero no, un auto le arrebato al amor de su vida antes de tiempo.

Era su mejor amiga, aún la recordaba con tanto cariño, tanto anhelo, tanta desesperación, tenía su cabello corto, siempre lo usaba corto, le gustaba corto y se veía preciosa, solían pintarlo al mismo tiempo, ambos lo tuvieron rubio, luego se hicieron unas mechas azules cuando pasaron al negro, y, aunque a ella no le gustaba el color morado y él lo pinto de ese color, ella siempre le siguió haciendo compañía y se hizo dos mechones del mismo tono.

Era su pareja, su novia, su mejor amiga, su hermana, su familia, ella era su todo.

Habían comenzado a ser novios cuando ambos tenían 14 años, demasiados pequeños, demasiados niños, sin saber en que se metían, pero cuando los años pasaban, ellos seguían felices de esa tonta e infantil decisión, luego dos años de noviazgo se convirtieron en tres, hasta que ese día se suponía cumplirían 7 años.

Era el cumpleaños de Ryujin.

Las lágrimas salían de sus orbes con desespero, yacía un año de aquella pérdida y seguía doliendo como si hubiera sucedido todo en menos de 24 horas, cada que cerraba sus ojos recordaba lo sucedido.

Ella saliendo de casa diciendo que iría a comprar la cena, él preparando la mesa para una velada romántica, dos llamadas perdidas mientras él se duchaba, a la tercera contesto.

Era el hospital.

Él salió corriendo, Seonghwa lo vio salir del complejo y se ofreció a llevarlo en auto, habían 5 chicos ya dentro del auto tratando de consolarlo y decirle que todo estaría bien.

Nada estuvo bien, ella murió dos horas después en la cirugía de emergencia.

Ese día, las velas se apagaron solas, el pastel se arruinó, la champaña se enfrió y el anillo se perdió.

Era el cumpleaños de Ryujin y él le iba a proponer matrimonio. Nada de eso sucedió.

Él no pudo besarla una última vez, él no pudo decirle cuánto la amaba, él no pudo abrazarla al verla salir, él ya no pudo proponerle matrimonio, no pudo entregarle el catálogo de vestidos de novia que ella tanto anseaba ver, él solo no se pudo despedir.

Ella se fue sin saber cuanto la amaba.

-Woo... ¿Irás al cementerio?- la voz de su mejor amigo se escucho tras la puerta, pero decidió no contestar, no quería, un nudo enorme estaba sobre su garganta que le impedía hablar, sus lágrimas mojaban el bello rostro de su novia en aquellas fotos y aquello dolía, por eso, con sus dedos limpiaba con rapidez la humedad, no queriendo destrozar su bella carita.

Minutos después, Yeosang dejó de insistir y lo dejó solo de nuevo, abrió otra botella y la bebió sin dudarlo, sentía la bilis en su garganta pero se negaba a vomitar, porque aquello lo haría estar más cuerdo y él no quería eso, no quería recordar detalles que posiblemente estaba olvidando en su estado de embriaguez.

𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤: 𝔄𝔪𝔦𝔠𝔲𝔰 𝔞𝔡 𝔄𝔯𝔞𝔰.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora