Cassiopeia

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Año 2022

Todos decían que Cassiopeia era la viva imagen de su madre, por supuesto, ella lo tomaba como el mejor de los cumplidos pues sabía de primera mano que en su juventud había sido hermosa y ahora de mayor, no se quedaba atrás. Sin embargo, no era solo por eso que la gente decía que eran parecidas.

Su mente audaz y su obvio desdén por seguir ciertas normas, eran definitivamente el sello Black que corría por sus venas, aunque sabía que había una considerable parte de su padre en ella.

Miró su foto con un muchacho de ojos verdes y cabello despeinado que le abrazaba y sonreía para luego darle un beso en la mejilla a la vez que le atraía hacia él. ¡Lo adoraba! Amaba a ese idiota, solo lamentaba el hecho de que estuviese a millas de donde ella se encontraba y es que Ilvermorny bien que estaba oculto y alejado.

- ¡Es guapísimo! ¡Podrías presentarme al dulce y sexy...!

- ¡Guarda silencio Fawcet! - le interrumpió con aquella mirada arrogante y cargada de poca paciencia.

- Que celosa eres. No se por qué no terminas de irte a Hogwarts si tanto lo extrañas - dijo la chica mientras se lanzaba sobre su cama.

- Ilvermorny es mi casa, además nos escribimos casi todas las semanas - se encogió de hombros restándole importancia.

- ¿No te preocupa agobiarlo?

- Me ama, si lo agobio tiene que aguantarsela - le guiñó con picardía.

- ¿A dónde desaparaciste? No me digas que te estabas besando con Liam, ¿no crees que tu sabes quien se pueda poner celoso? - alzó las cejas la chica.

- No me estoy besando con ninguno Merrit Fawcet. Cada ladrón juzga por su condición. Solo fui a caminar - dijo sin mas para luego ajustar su capa.

- Bueno, que no te atrapen de nuevo merodeando el castillo Cassie o terminarás en castigo de nuevo.

- Mamá ya está acostumbrada y papá me ama lo suficiente para dejarlo pasar.

Merrit soltó un suspiro y se lanzó sobre la cama mientras que Cassiopeia sonreía y cabeceaba divertida.

- Tu padre es un adonis. Guapísimo. ¡Que suerte tiene tu madre! Ese cuerpo y esos hermosos ojos verdes...

- Oh si, los ojos verdes de papá. Todas mueren por ellos - ironizó lanzándose en la cama junto a ella - Aunque realmente son hermosos.

- ¡Aja! Por eso es que también te gustan los chicos con ojos verdes - sentenció Merrit - es cosa de familia - Cassiopeia se sonrojó y suspiró mientras recordaba la última vez que se vieron y la forma en la que le había abrazado - ¿Tus padre aún está en esa misión?

- Si, extraño que me escriba constantemente para saber como estoy - suspiró con algo de tristeza - Espero pueda llegar para mi próximo partido, prometió estar.

- Tu padre nunca ha roto esa promesa - le animó Merrit haciéndole sonreír - Ven, tenemos clase de Cartomancia en veinte minutos.

Cassiopeia se dejó arrastrar de la mano de Merrit no sin antes echar un último vistazo a la foto en su mesa de noche dándole una sonrisa nostálgica.




Un muchacho de cabello negro y ojos grises caminaba de un lugar a otro mientras su madre lo miraba fingiendo desinterés. Se detuvo de pronto y se asomó a la ventana para soltar un respiro cansado.

- ¿Crees que Rose llegará temprano?

- Sirius por amor a Morgana, me tienes de nervios. Rose llegará a su debido tiempo. Si tan desesperado estás, ¿por que no fuiste por ella? - reclamó la mujer rodando sus ojos.

- Ella pidió que no le buscara, que llamo la atención demasiado entre sus amigas - bufó el ojigris - ¡Por Merlín! No es mi culpa ser apuesto.

- ¡Oh claro eso es algo tan Black de tu parte! - rio ella mientras el joven cabeceba.

- Supongo que la poca modestia no ha salido del lado de papá - sonrió hacia ella - A todas estas, ¿es cierto lo que dijo la abuela Annie? ¿El Ministerio ha encontrado un artefacto peligroso? ¿Es por eso que todos han ido de misión?

- Si, algo como eso.

- ¿Por qué te has quedado esta vez? Pensé que te gustaba estar en el centro del peligro - le pinchó Sirius.

- Me quedé para resguardar la seguridad mágica en Londres, de hecho estoy de servicio. Encubierta. Se supone que todos piensan que me he ido también, quiero ver que tan vulnerable es la seguridad.

- Eres tremendamente brillante y escalofriante mamá - le halagó fingiéndose preocupado - ¿Por qué papá y tu no se quedaron a trabajar en el Magicongreso? América parece ser un lugar muy tranquilo.

- Nunca nombres la tranquilidad en tiempos de paz, querido. Es mal augurio de vez en cuando, agitarás la marea - dijo la mujer con aspecto serio - Insistí en quedarme aquí, tu padre ofreció varias veces establecernos en Boston pero, ya ves. Tampoco quería que crecieran bajo el ojo de la tormenta, considerarme una celebridad no es algo que me emocione en lo absoluto.

- Lyra Black nos ha salido modesta después de todo - guiñó Sirius con una amplia sonrisa.

- No es un mérito del cual me sienta orgullosa querido, muchos murieron antes que lograra detenerlo - suspiró - pero, supongo que no queda de otra que asumirlo, ¿no es asi?

Sirius miró por un momento al rostro de Lyra y suspiró. Ella poco hablaba de eso y lo que sabía era de boca de muchos otros. Algún dia descifraría que tanto guardaba su madre, quizás un día ella abriría todos sus recuerdos una vez mas.



Los Merodeadores - Desafiando al DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora