Chapter 39

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Había dias en los que Lyra solo necesitaba sentir que había un silencio insondable, perderse en el y desaparecer un rato. Sin embargo, ese día aunque deseaba sentir la voz de Harry en su oído rescatandole de aquellos momentos y sus brazos tomandole de la cintura para dejar luego un beso en su mejilla, solo se dedicó a ocultarse en la casa de los gritos para acudir en esa mañana al llamado de su dije, que no dejaba de titilar, tocó su bolsillo y respiró profundo al sentir el mapa junto a ella. Nadie le molestaría.

Usaría spectro, pero lo haría en la última forma que había dominado para asi quedarse un rato mas, Sebastian jamás usaría el llamado del dije sino fuese algo importante.

Cuando apareció en el espeso bosque de Ilvermorny, era de noche y lo primero que se encontró fue la mirada de Sebastian y sus ojos azules verle como si fuese una especie de ángel salvador, abalanzándose sobre ella.

- Bash, ¿que sucede? ¿Estás bien? - preguntó ella y aunque no lo dijo, Sebastian estaba algo sorprendido de que ella estaba casi a su misma altura.

- Lyra, yo...no lo se. Necesitaba verte. Siempre tienes una solución para todo.

- No siempre - dijo con una media sonrisa - ¿Puedo saber que sucede? Insistías, eso lo hace una emergencia.

- La he cagado, Lyra, me he quedado sin amigos.

Aquella noche, Lyra observó los ojos brillosos de Sebastian y su complexión alta y fornida simplemente se vieron relegadas por aquella expresión de criatura perdida.

- Eso es...imposible, Bash. Tienes a Alan y Jacob.

- No, no Lyra, no. Yo...yo los vi...a ambos...¿sabías que a Jacob también le gustan los...los...?

- ¿Los chicos? - preguntó completandole - Si, claro. Incluso Nike lo sabe - soltó como si fuese obvio y luego entendió el asunto - Sebastian, Jacob no te lo diría porque...bueno, sabe como te sentirías respecto a eso. Sobretodo luego de tu reacción con Alan.

- Pero...¡Es traición! Yo...¡Agh!

- Bash, por favor. Mírame - le pidió ella - Son nuestros amigos, y no es como si alguno se te hubiese insinuado. Si a ti te gustaran los duendes nadie diría nada - soltó intentando animarlo - no perderás a tus amigos por eso.

- No lo entiendes - soltó Sebastian casi al borde de la desesperación - Yo...cuando les vi, sabía que estaban liandose, lo sabía y yo solo...solo les dije...fui un idiota, los llamé maricones y ellos...

- Espera, ¡¿Qué?! Joder Sebastian. ¡¿Que carajos?! Te juro que te quiero sacar lo idiota a patadas en el culo, pero se que te duele mas que seguramente se han cabreado contigo - le riñó ella pero él bajó su mirada - ¿Que tan mal está todo?

Antes que Sebastian pudiera responder, Lyra había alzado su varita apuntando a dos sombras que se acercaban a ellos, el muchacho frente a ella se giró e hizo lo mismo.

- Aquí está la basura de amigo que tenía, ¿te escudas tras las faldas de Diana? - recriminó la voz de Jacob.

- Jake, por Circe - bramó Alan - Lyra, ¿te ha llamado él?

- Si - soltó con rapidez - Dejo el maldito castillo y todos mis amigos se vuelven una mierda. ¿Que carajos les pasa? ¿Que no recuerdan que somos hermanos también? Los amo pero esto es una idiotez - les regañó con los brazos cruzados - Sebastian, Alan y Jacob pueden hacer lo que les venga en gana, incluso tirarse a un escreguto si les place y tu no puedes insultarlos solo porque no compartes sus preferencias.

- Pero...Lyra...

- ¡No me interrumpas! Ninguno lo hará - bramó con el ceño fruncido - Tenemos demasiados problemas encima como para que una tontería nos separe. Alan es como es, y debes respetarlo, Sebastian - exigió hacia el castaño - y ustedes dos, ¿son pareja o que? ¿Por qué me entero hasta ahora?

Los Merodeadores - Desafiando al DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora