- Necesitas contarnos muchas cosas Lyra.
La voz demandante de Jacob, esta vez no era divertida, era seria y cuando vio su rostro, suspiró. Jacob Parrish siempre había sido ese muchacho con espíritu libre, bien que lo sabía. Ambos se llenaban las manos de tierra sin miramientos y llegaban con las rodillas raspadas de haber escalado árboles y trepado en zanjas. Si algo adoraba Lyra de Jacob era su manera de amar, quizás porque no le había quedado opción. Su hermano mayor había muerto cuando él era un bebé y de recuerdo solo tiene una foto, una que conserva como su mas preciado objeto.
La tribu de la que venía su madre creía firmemente en que cuando mueres, una parte de ti se conserva en tu familia, esperando resurgir a través del tiempo, como una especie de reencarnación. Jacob se había aferrado a esa idea, quizás algún día, su hermano volvería en la forma de su hijo o un nieto, quizás no lo vería, pero se decidiría a amar de una forma tal que los espíritus le dieran la oportunidad de conocerlo algún día.
Había cambiado en ese tiempo y Lyra lo notó, hablando físicamente estaba mucho mas alto y fornido, seguramente entrenaba duro como siempre para el Quidditch, su cabello estaba un poco mas largo y su rostro ya no era el de un muchacho, se asemejaba mas al de un hombre. Sus ojos, eran otra historia, oscuros como la noche mostraban aquel sinfín de cosas que guardaba quizás como un secreto, como una forma de proteger a quienes quería y de eso la pelinegra de ojos grises sabía muy bien.
- Lo se - respondió cerrando la puerta - igual que ustedes.
- Todo lo de tu mamá es una locura, pero, ¿como que ahora tienes que cuidarte de Thackery aún mas? ¿Es cierto lo que dice el presidente? Lyra Morgensten, ¿en que estas metida?
- En un problema grandísimo, pero que solo se ha complicado por culpa de Ares - gruñó Lyra.
- Diana, entre nosotros nunca ha habido secretos y parece que nos has estado ocultando muchas cosas y es tiempo que sueltes todo, y no me digas que no puedes - le detuvo antes que hablara - Lo que sea en que estés metida, sacaremos tu culo de ahí.
- Aún no entiendo como dejas que Apolo se quede aquí - soltó Sebastian - es tener al enemigo en casa, Lyra, sabes bien eso.
- Apolo no es mi enemigo, Bash. Ares lo es. Ese maldito bastardo. ¿Gideon no te contó lo que intentó hacer?
- Se que convocó a una reunión para desestimarlo, pero papá salio ileso de eso.
- Oh, dear, no sabes nada. Fui a ver a Gid usando spectro y me encontré nada mas y nada menos que a Ares con sus dos fieles amiguitos amenazando a mi padrino. No solo querían convocar esa reunión, Bash, querían amenazarlo en todo sentido.
- ¿Que ganaría con eso? Todos sabemos lo que intenta hacer - terció Sebastian mientras acomodaba su cabello hacia atrás.
- Querían intentar que dimitiera, eso aceleraría todo y mientras yo estaba oculta, no habría mas opción que Apolo asumiera su lugar - explicó rapidamente - En la Hermandad todo esto se ha convertido en un juego de poder.
- Pero...no podrían, ¿o si? Tu también tienes la runa y sabes que cuando el momento llegue, todos votaríamos por ti - Sebastian decía todo aquello con seguridad pero ninguno habló - ¿Pasa algo que no se?
- El apellido de Lyra ahora es Black, ¿no lo notaste cuando entramos al gran salón? - le preguntó Jacob y el muchacho de ojos azules negó - Eso es un grandísimo problema, lamentablemente, la única forma en que Lyra vuelva a ser una Morgensten es que renuncie a su apellido y de cualquier forma no puede hacerlo y creo que tampoco quiere hacerlo.
- ¿Pero que tiene que ver todo eso? Lyra pertenece a la Hermandad de cualquier forma - Jacob y Alan se miraron y Sebastian bufó - No se vean así, ¿hay algo que no sepa?
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Los Merodeadores - Desafiando al Destino
Fiksi PenggemarHarry Potter y Lyra Black tienen algo en común mas que ser hijos de los Merodeadores mas revoltosos de todo Hogwarts. Esta vez, deberán aprender a enfrentar a sus mas grandes enemigos y combatir sus miedos juntos. Desafiar lo que esta escrito será...