Chapter 82

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Cassiopeia había tomado la decisión de aparecer en Grimmauld Place, con todo el caos que había seguro nadie notaría su ausencia y lo prefería de esa forma. Cuando entró, Kreacher le hizo una reverencia y notó que había en casa cerradura un lazo negro, una tradición mágica que simbolizaba duelo entre las familias más antiguas. Sirius había sido muy inteligente en escoger sus pensamientos mientras estaba con ella, pero de cierta forma, Cassiopeia podía sentir una pena cargada de rencor y este iba dirigido hacia dos personas en específico.

- Oh, eres tú - soltó Orion mientras le miraba de arriba abajo - nunca me cansaré de decir lo impresionantemente parecida que eres a tu madre. ¿Que haces aquí? Es peligroso que estés en este lugar ahora.

- Es mi hogar. Aunque no lo creas me hace sentir en casa incluso cuando es obvio que no se ven igual y que no lo es realmente en este tiempo - habló con suavidad - Yo siento mucho lo de...

- No. No lo digas - le detuvo Orion - Sirius no debió estar aquí. Un acto idiota de su parte.

Cassiopeia se acercó hacia él y posó una mano sobre su hombro. Era realmente como ver a Sirius aunque sus ojos eran oscuros y ciertamente había un leve aire de tristeza que le sorprendía.

- El abuelo Sirius tomó su decisión y aunque seas su padre no eres quien para juzgarla - sentenció la pelinegra mientras mantenía su mirada fija - aunque intuyo que no es eso lo que te tiene atribulado. Son tus propios pensamientos, ¿no es así?

- Eres una insolente, eso lo has sacado de...

- De mi madre y también de Sirius. Quien de hecho también me parecía un dolor en en culo, pero es de familia, ¿no es así? - preguntó con una media sonrisa - En el poco tiempo que estuve con él entendí porque mi madre aún siente su muerte como si fuese el primer día.

- Pudiste evitarlo si lo sabías - siseó con rencor el hombre pero ella negó.

- Sirius averiguó de su destino y aún así, eligió permanecer de la misma forma. ¿No te preguntas por qué?

- No quiero saberlo - los ojos de Orión se veían llorosos, rojos, casi furiosos - Sirius dejó de ser mi hijo luego de abandonar esta casa.

- Vamos, es algo que tú no te crees del todo. El problema con los padres es que por más que intenten perfeccionar a sus hijos y fallar, no pueden dejar de amarlos - Cassiopeia se alejó un par de pasos y suspiró - Sirius odiaba querer pertenecer aquí incluso cuando detestaba todo lo que tenía que ver con ustedes. Se odiaba de cierta forma por quererlos, preocuparse por ustedes aún cuando no titubearon en alejarlo por ser diferente. Por pensar diferente.

- Si tanto nos odiaba no debió venir aquí. ¡¿Por qué salvarnos?! ¡¿POR QUÉ?! - bramó furioso - Es un idiota. Siempre anteponiendo sus sentimientos ante la razón. ¡Tiene una hija que cuidar! ¡Un bebé que cuidar! Y...y aún así...

- Mi madre logró cambiar la manera en la que veía pertenecer a la familia Black, llevar el apellido Black para él ya no era tan detestable - le dijo la joven aunque Orion solo mantenía apretados sus dientes tratando de escucharle - Sabía que mi madre los amaba y que el tío Régulus los amaba también. Mi abuelo solo quería proteger eso, el ideal de mi madre y en el fondo, se que aún los quería. Solo es difícil admitir que quieres a alguien cuando tienes tanto porque odiarlos.

Orion le miró fijamente y algo en ellos le pareció hipnotizante, como si la forma en la que ella le observaba intentase traspasarle como una filosa daga.

- Lo sabía. Eres una legeremante - soltó en un hilo de voz - ¿Lyra lo sabe?

- No. No lo sabe - respondió con rapidez - Pensé que lo notarías antes. A ti y a Walburga no tengo porque ocultarlo. Mi madre tiene la cabeza en sus propios asuntos aunque ciertamente duda de mi y protege sus pensamientos.

Los Merodeadores - Desafiando al DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora