Chapter 71

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Apolo imaginaba que Lyra había heredado de su padre la habilidad de controlar la magia tan bien, pero en ese momento se dió cuenta que todos en la familia Black eran tremendamente buenos y poderosos. Walburga era hábil y no necesitaba moverse mucho para lograr su cometido.

Aquel objeto era fuerte y se resistía al control de Lyra quien parecía ya exhausta, casi al borde de colapsar y desmayarse.

- Es suficiente, ya basta - dijo Apolo mientras sostenia a Lyra en sus brazos por tercera vez esa noche - Está muy cansada y...

- Estamos avanzando más - terció Walburga - Si se detiene...

- ¡Sirius! - gritó Apolo y la sorpresa del ojigris al ver que el muchacho le miraba furioso le sacó de su ensimismamiento - Debe hacer algo, mire como está Lyra. Hay que dejar que descanse.

- Lyra, vamos, nos vamos a casa - Sirius se acercó a ella pero la pelinegra con un movimiento de su mano hizo que se quedará en su lugar.

- He dicho que no - susurró bajo y Apolo solo le tomó del rostro y le hizo mirarle.

- Morirás si sigues forzandote de esta manera, no lo permitiré - Apolo hizo el amago de cargarle en brazos pero ella se lo impidió y se mantuvo en una pieza.

- Solo una vez más Apolo, el objeto ha ido cediendo, debo ganarme su confianza o no podré acceder a él - terció - Debes confiar en mí.

- Confío en tío Lyra, pero no deseo que mueras haciendo esto - le dijo con furia.

- ¡No te atrevas a gritarle a mi nieta, DeVilliers! - saltó Orion mientras se acercaba a ellos - No te permito que tú ni nadie se atrevan a ser altaneros con nadie que lleve mi sangre o mi apellido, sino te juro que haré que ruegues que te deje en paz.

- Abuelo, no lo amenaces. El solo está preocupado por mi... - ella se sacudió el polvo de la túnica - Apolo, puedo con esto. Confía en mi.

Apolo solo le miró con algo de molestia pero se limitó a alejarse bajo la mirada llena de desdén del mismísimo Orion Black. Walburga por su parte aunque estaba algo molesta por la intrusión del joven, lo veía con orgullo y con una pequeña sonrisa en sus labios. Apolo DeVilliers bien podía ser el esposo ideal para Lyra en el futuro, era guapo, fuerte, no se doblegaba ante nada y tenía aquella manera tan sutil de zafarse que le causaba a la mayor de los Black algo de gracia.

Está vez Lyra alejó su varita por un instante y extendió sus manos hacia el objeto, cerrando sus ojos. Walburga musitaba una serie de hechizos de forma tan rápida que parecía una oración. Sirius se mantenía alerta mientas el esférico comenzaba a retorcerse sobre si mismo. Comenzó a acercarse poco a poco, intentar tocarlo, pero parecía que una fuerza le repelía, le alejaba, aún así hizo un leve movimiento con su mano derecha y por un instante el objeto se detuvo con un chillido antes de explotar en pedazos que de pronto parecían salir disparados en dirección a la más joven de los Black.

Walburga, Orion y Sirius intentaron correr hacia ella pero parecía envuelta en una especie de halo que le cubría como una barrera mientras gritaba de dolor y que no permitía que le traspasasen. Sirius parecía atormentado por los gritos de su hija y aunque intentaba llegar a ella, nada de lo que hacía daba resultado.

Orión por su parte usaba algunos hechizos que parecían solo rebotar sin efecto alguno y sintió como la ansiedad se apoderaba de su cuerpo, como su corazón estaba acelerado mientras Lyra parecía estar sufriendo. Régulus tomo un respiro profundo y utilizo toda su fuerza para acercarse y aunque estuvo muy cerca de lograrlo, fue lanzado hasta el otro lado de la habitación.

- ¡Apolo! - grito Lyra con tanta fuerza que retumbó en todo el lugar y Sirius se sorprendió que fuese el primero en que nombrase. Aquella luz que la rodeaba se expandió haciendo que todo estallase en pedazos, dejando a la pelinegra tendida en el piso con la piel reluciendo de una manera maravillosa, hipnotizante. Lyra estaba sollozando y mantenía sus manos cubriendo su rostro, temblando. Apolo la tomó entre sus brazos y le acunó como a una pequeña mientras trataba de tranquilizarle, ella solo se aferró a él mientras respiraba agitada entre lágrimas.

Los Merodeadores - Desafiando al DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora