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Deberías comer un poco de todo—recomendó Soonyoung—Seokmin eligió platillos muy buenos.

Jihoon asintió con timidez, aceptando el bocado que Soonyoung le ofrecía y dejándolo ponerlo en su plato.

Después de unos momentos una mesera volvió a abrir la puerta para preguntar si necesitaban algo más, a lo cual Jihoon no dijo nada y dejó que Soonyoung pidiera lo que quisiera.

La mesera les pidió esperar para poder llevarles la comida, los dos asintieron.

Se quedaron callados nuevamente, Jihoon seguía nervioso, Soonyoung estaba relajado.

El mayor sacó su celular para jugar, suspiró cuando perdió por quinta vez, maldito nivel imposible.

El menor lo miraba de vez en cuando—¿estás bien?

Soonyoung levantó la vista—¿eh?, si, es sólo este juego estúpido que no puedo pasar.

Ya veo—comentó Jihoon.

Soonyoung dejó su celular en la mesa, poniendo toda su atención en el menor—oh, acabo de recordar que el otro día pasé de casualidad por el club de música y te escuché cantar.

Jihoon se sonrojó y lo miró con sorpresa—¿m-me escuchaste cantar?

Soonyoung asintió—si, tienes una voz muy li- muy buena. Cantas muy bien.

Soonyoung se abofeteó mentalmente, casi suelta todo ahí sin más.

Jihoon bajó la mirada, con algo de pena contestó—gracias.

Soonyoung se puso nervioso—de nada.

La mesera entró nuevamente, dejando la comida en la mesa y volvió a salir.

Listo, ahora no tenían que hablar, sólo comer—pensó Soonyoung.

Terminaron, salieron del lugar y se quedaron parados afuera sin saber qué hacer.

¿Cómo se despedían?

Me voy—comentó Jihoon.

Soonyoung lo miró—¿quieres que te acompañe a casa?

Jihoon negó con la cabeza—no, gracias.

Soonyoung asintió—bien, nos vemos el lunes.

Emprendieron cada uno su camino, Jihoon soltó un suspiro de alivio, no tenía idea de cómo había logrado aguantar.

Soonyoung caminaba tranquilo, pero pensativo.

Todo había sido muy raro, pero se la pasó bien en compañia de Jihoon y para él era suficiente el hecho de poder mirarlo así que estaba contento.




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