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Llegaron al establecimiento, había mesas donde podían sentarse y disfrutar de su helado.

Jihoon iba camino al mostrador, pero Soonyoung lo tomó de la mano y lo detuvo.

Yo voy, por favor toma asiento—dijo Soonyoung.

Jihoon frunció el ceño—¿por qué? Yo pued-

No, Jihoon—dijo Soonyoung haciendo un puchero—yo quiero traertelo, sólo dime que prefieres y yo lo pido.

Jihoon asintió rendido—de vainilla.

Soonyoung asintió sonriente y se dirigió al mostrador.

Jihoon miraba al mayor con una mezcla de felicidad, ternura y confusión.

¿Por qué Soonyoung siempre quería hacer todo por él?, todavía no lo entendía.

Listo, aquí tienes tu helado Jihoonie—dijo Soonyoung, sentándose frente a él y entregándoselo.

Jihoon lo tomó—gracias, Soonyoung.

El mayor miró a Jihoon con un puchero.

¿Qué pasa?—preguntó el menor confundido.

Ya somos novios—dijo Soonyoung—desde antes de serlo yo te he dicho Jihoonie, y tú me dices sólo Soonyoung...

Jihoon lo miró—ah, es eso... ¿Cómo quieres que te llame entonces?

No lo sé...—dijo Soonyoung pensativo—¿cómo te gustaría decirme?

Me gusta decirte Soonyoung...—dijo Jihoon en un susurro.

Soonyoung escuchó al menor y por unos momentos su expresión reflejó tristeza, luego sacudió su cabeza un poco tratando de sacar esos pensamientos de su mente y sonrió ampliamente.

Puedes seguir llamándome Soonyoung, está bien—dijo animado.

Jihoon se mordió el labio y lo miró—¿en serio?

Soonyoung asintió—ahora, apurate y comete el helado que se te va a derretir.

Terminaron su helado y siguieron su camino a casa de Jihoon.

Al llegar, el padre de Jihoon les abrió la puerta.

Buenas tardes señor—saludó Soonyoung e hizo una reverencia.

Buenas tardes, chico—respondió el señor—no creas que se me ha olvidado que la última vez saliste corriendo. Nos debes una cena, ¿por qué no te quedas?

Soonyoung miró a Jihoon con duda, el menor asintió y Soonyoung volvió su visita al papá del menor.

Si, está bien señor—dijo Soonyoung.

El señor miró a Jihoon—¿tienes a este pobre chico amenazado o algo?

Jihoon miró a su papá con confusión—¿por qué dices eso?

Para aceptar cenar con nosotros tuvo que pedirte permiso—dijo el señor—Soonyoung... ¿te llamas Soonyoung, verdad?—Soonyoung asintió—¿mi hijo te maltrata?

Soonyoung abrió los ojos con sorpresa, comenzó a negar rápidamente moviendo sus manos de un lado a otro—no, claro que no, no es eso...

¿Entonces?—preguntó el señor.

Me da algo de pena... Eso es todo—comentó Soonyoung con la mirada baja—Jihooni-, Jihoon no es así.

El señor soltó una risa y le dio una amistosa palmada en la espalda a Soonyoung—tranquilizate muchacho, era una broma para romper el hielo, no te pongas así.

Soonyoung rió nervioso—ah, claro... Gracias por la invitación.

Te recuerdo que eres bienvenido—dijo el señor haciéndose a un lado para que pasaran—siéntete como en tu casa.

Soonyoung asintió con una leve sonrisa—muchas gracias, señor.

La madre de Jihoon entró a la sala y saludó a su hijo y a Soonyoung.

Me alegro de que estés aquí, Soonyoung—dijo la señora—la última vez te fuiste muy rápido.

Gracias señora, para mi es un gusto estar aquí con ustedes—dijo Soonyoung.

Los padres de Jihoon volvieron a sus actividades, Soonyoung y el menor se quedaron sentados en la sala.

¿Ves que no pasa nada?—dijo Jihoon en un susurro.

Soonyoung lo miró—si, pero igualmente estaba nervioso después de la vergüenza que pasé la otra vez porque no sabia que mi suegr-

¿De que hablan, niños?—dijo el señor con curiosidad, sentándose cerca de ellos.

Las mejillas de Soonyoung se pusieron rojas y rió con nerviosismo.

Nada, papá—dijo Jihoon—simplemente le pedía a Soonyoung que se tranquilizara.

El señor asintió.

Vieron la tele un rato hasta que la señora los llamó para comer, se levantaron gustosos y se dirigieron al comedor.





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