Seis.

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Las personas en la prisión se multiplicaron, era lindo tener a más gente con quien convivir, aunque eso supusiera tener a más gente que cuidar y que alimentar. Nos las apañábamos bien al menos hasta ese momento.

Quien se volvió popular en muy poco tiempo era aquel cazador malhumorado, una mañana llego donde Carol y yo preparábamos algo para comer y fue quien más saludos recibió, tuve que aguantar una risita cuando vi su cara de desconcierto.

—Hola señor popularidad – le dije burlona

—huele bien – dijo él ignorando por completo el comentario, lo hacía apropósito

—solo para que sepas, ya me caías bien – Carol le sonrió y ahí ya no aguante la risa

—¡basta! – nos regañó a las dos, para luego probar la comida -- ¿saben? Rick trajo un montón también

—no últimamente – Carol le informo – hay un santuario de un extraño y hay que alimentar a la gente. Tendrás que vivir con el amor

—correcto

Lo escuche decir, había cambiado mucho desde hace unos meses, Carol siempre fue una de sus mejores amigas, incluso podría decir que más que eso y no lo culpaba, ella era buena y siempre intentaba ayudarlo. Aunque eso no dejara de producirme una especie de celos extraños.

Carol se lo llevo a ver una cosa, nos dejó a mí y a Patrick – un chico de Woodbury – a cargo de la comida, el chico tuvo que agradecerle a Daryl por el venado que llevo para que todos comiéramos. El cazador me miro con una sonrisita luego de haber estrechado la mano del chico, previamente se había chupado todos los dedos de la mano. Le negué divertida, lo hacía para molestar y me gustaba verlo de aquel modo.

Patrick era bastante buen conversador, me lo había cruzado un par de veces antes, pero jamás nos pusimos a platicar o a hacer alguna actividad juntos hasta ahora. También era bueno en la cocina, muy habilidoso.

Unos minutos más tarde vi regresar a Daryl sin Carol. Buscaba algo con la mirada, cuando sus ojos me encontraron supe que era a mí a quien buscaba.

—¡Max! – hizo un gesto con su cabeza para que me acercara un poco – ¿quieres salir?

—¿Cómo en una cita? – levante una de mis cejas

—¿tú también? – me dijo en un tono cansado

—¿yo también qué? – fruncí el ceño

—nada, olvídalo. ¿quieres ir o no? – volvió a cuestionar

Sabía que saldrían por provisiones, solo lo estaba molestando y por su expresión había logrado mi objetivo.

—sí, sí quiero ir – le enseñe la lengua – Patrick, ¿te encargas tú solo? – mi atención se volcó al chico 

—¡Claro! Yo me hago cargo, con cuidado Max – me sonrió ampliamente

—¡Gracias! – le devolví el gesto y volví a Daryl – listo, vámonos

—¿ahora ese es tu nuevo novio? – me cuestiono Dixon sin moverse

—¿Por qué? – me acerque lo suficiente como para ponerlo tenso — ¿estas celoso?

—¡Pff! ¿de ese?

Daryl intentaba mirar cualquier punto que no fuera mi cara, sonreí satisfecha.

—tranquilo, solo tengo ojos para ti

Golpeé su pecho con una de mis manos y me abrí paso a su lado. Comencé a caminar estoicamente, claro, por dentro parecía gelatina. No sabía como demonios me había atrevido a hablarle de esa manera a Daryl.


H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora