H E R O || Daryl Dixon

Veintidos.

Nunca en la vida me había sentido tan patética. La escena era más o menos igual a la del inicio de "Las locuras del emperador", con Kuzco bajo la lluvia siendo una llama realmente triste, solo que ahora se trataba de mi en medio de un Apocalipsis zombie y mis berrinches eran celos, unos celos increíbles.

Cuando llegamos a la iglesia de Gabriel, pensé que las cosas podrían ser distintas, pero claro que la unión de Carol con Daryl era fuerte y eso a mí me estaba matando.

Así que, en un arranque de esos, salí corriendo hacia el maldito bosque sin una dirección fija y ahora estaba perdida, mojada por la lluvia, enojada, triste y celosa, cómo si todo eso junto fuera la mejor combinación para existir en este momento.

Me senté a los pies de un árbol, quizás con la suerte que tenía un rayo me partía en dos y acababa con todo esto. Tenía los pocos conocimientos de rastreo que Daryl me había enseñado, pero si no podía hacerlo con facilidad durante el día y sin lluvia, ¿qué me hacía pensar que podría hacerlo en esas condiciones?

Uno de esos gruñidos se hizo presente, maldita sea, lo que me faltaba para hacer esto todavía peor. Lleve mi mano hasta la funda de una de mis dagas, no iba a ir a buscarlo, aunque estaría preparada por cualquier cosa.

El ruido era cada vez más y más cercano a mí, creo que hasta deje de respirar para que no me encontrara ahí hecha ovillo. Deberían dejar de funcionar con la lluvia como con la nieve, era tan fácil en invierno convivir con estos muertos vivientes.

El silencio total de repente, solo podía escuchar la lluvia golpetear contra las hojas de los árboles, entonces me levante ya con la daga desenfundada, el corazón me iba al mil y no sabía dónde se había metido aquel caminante.

—¿sigues ahí? — susurre —. ¿En serio? ¿Sigues ahí? La pregunta más...

Las manos frías del muerto me tomaron por sorpresa, se abalanzó sobre mí con los dientes listos para encajarlos en cualquier parte que estuviese libre. Retrocedí un par de pasos, sin darme cuenta, una raíz del árbol me hizo tropezar y el peso del zombie cayó con totalidad sobre mi cuerpo para comenzar a forcejear.

—¡mierda! No así — busqué la daga que salió volando cuando caí

La pierna del caminante estaba sobre la otra daga y las rocas más cercanas eran diminutas. Bien, entonces tendría que ser de esta forma.

—procura no comerme demasiado, quiero ser un caminante cool

En el instante que iba a dejar de forcejear, una flecha le atravesó el cráneo.

—¡mierda, Max! ¿Qué carajos te sucede?

La cara de Daryl apareció luego de sacarme al caminante de encima. Se notaba demasiado molesto, sus ojos me examinaban buscando alguna mordedura, con la mandíbula bien tensa, extendió su mano para ayudarme a levantar, lo dude unos segundos.

—¿te vas a quedar ahí tirada? – cuestiono al no ver reacción

Me incorporé con su ayuda, me sacudí, aunque gracias a la lluvia mi ropa estaba llena de lodo, me mordí el labio inferior al notar la mirada retadora de Dixon.

—te estuve buscando toda la tarde, ¿sabías que la lluvia no hace tu rastreo más fácil? – bufo -- ¿Qué mierda? ¿Por qué te fuiste así?

—no era necesario que me buscaras – susurre

—claro... ahora te haces la valiente, estabas a punto de dejar que un maldito caminante te convirtiera – sonaba de más exasperado

Me encogí de un solo hombro.

Él rodó sus ojos, parecía estar lidiando con una niñita caprichosa y bueno, tampoco se alejaba tanto de la realidad.

—camina – me ordeno