Love is in the air

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Aaron y yo estábamos ese día de expedición, nada especial, solo queríamos ver si teníamos suerte con algo de comida y otras cosas que se necesitaban en Alexandria.

—aquí hay pasta cómo para tres años – le enseñe una de las cajas – quizás exagero, pero querías ¿no?

—sí, hare una cena para mañana con Eric – sonrió orgulloso, mientras guardaba otras cosas en su mochila

—¿mañana es un día especial? – levante mis cejas repetidas veces

—contamos los días desde que tuvimos aquella cena navideña y si nuestras cuentas no nos fallan, es 14 de febrero – dijo como si fuera algo super obvio — ¿no celebras el 14 con Daryl?

—¿es en serio esa pregunta?

Mis pies se movían al ritmo de una melodía que yo misma estaba reproduciendo en mi cabeza. Me moví intentando ver si en la tienda existía algo más que pudiéramos llevar para la cena romántica de Aaron y Eric.

—no sé, digo... Daryl cambio mucho desde que están juntos, raro no seria

—no Aaron, nosotros no somos así – me encogí de hombros – aparte no soy tan fan de ese día en particular

—¿por algo en específico?

Los dos analizábamos todos los estantes que aún quedaban en pie para asegurarnos de no dejarnos nada allí que nos sirviera, la gente en Alexandria no viviría con solo paquetes de pasta y pure de bebé.

—cuando tenía 15 el chico que me gustaba se acercó a mí, días previos a San Valentín. Yo juraba que estaba ahí porque yo le encantaba – solté una risita irónica – claro que eso no sucedió, se acercó porque quería que le ayudara a invitar a una de mis amigas

—¡ouch! – Aaron arrugo su nariz

—ya sé, desde ahí jure que jamás iba a dejar que la mercadotecnia me llevara a ese sitio lúgubre del día de los enamorados – estaba exagerando un poquito mi relato

—pero no tienes que darle nada a Daryl, solo hacer algo especial, no tiene que saber porque

—no, no, cenaremos igual que siempre y me iré a dormir

Aaron me vio con pena, tal cual cómo un cachorro herido, le sonreí y continue con la expedición, no nos percatamos que al salir los fabulosos caminantes ya nos tenían casi rodeados.

—¿Por qué siempre que salgo contigo tengo que volver llena de sesos? – me queje enterrando uno de mis cuchillos en un cráneo

—yo tampoco llego muy limpio cuando se trata de salir contigo ¡he! – derribo a uno y le piso la cabeza – aunque me agrada tu compañía

—¡oh! Eso es tan tierno

Ambos reímos al percatarnos de que estábamos siendo demasiado adorables mientras que unas cosas caníbales venían hacia nosotros y teníamos que partirles la cabeza en dos.

Tardamos un poco en deshacernos de la banda de malotes que asustaban al barrio, pero logramos salir de ahí con vida y un poco menos sucios que cuando todavía la nieve se acumulaba.

—voy a dejar esto, ¿te veo más tarde? – pregunte hacia Aaron

—sí, necesitare de tu ayuda para algo que quiero hacer – sonrió angelicalmente – por favor

—claro, con gusto te ayudo – le guiñe – antes de cenar te busco

Este asintió complacido, era mi mejor amigo y no podía decirle que no si necesitaba algo de ayuda para su cena.

Me dirigí hacia la bodega donde se almacenaban nuestros tesoros. Me encontré a Olivia junto a Carol, les sonreí como forma de saludo dejando las bolsas en una mesa.

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora