Veintiseis.

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Las manos me comenzaron a temblar, era como si las cosas se volvieran en cámara lenta.

Maggie corrió a mi auxilio, me detuvo antes de que todo el cuerpo chocara con el suelo. También vi a Daryl lleno de furia dispararle a algo que se encontraba en el pasillo, Aaron buscaba un pedazo de tela o algo así logré escuchar.

—presiónalo sobre la herida – le indico a Maggie – la voy a girar un poco para saber si la bala salió

El rubio giro mi cuerpo unos grados, lo que hizo que el dolor aumentara mil veces más.

—no salió, sigue dentro – informo – Max, ¿me escuchas? – conteste con un sonido gutural – bien, te vamos a llevar a Alexandria, allá sabrán que hacer y cómo sacarte la bala

—no sé qué mierda estamos esperando

La voz de Daryl volvió a hacerse cercana. Luego note que era levantada del suelo por aquel cazador, mi mirada se quedó fija en su barbilla salpicada de sangre, la luna y las estrellas me indicaron que habíamos salido de la casa, unas puertas se abrieron y luego deje de ver a Daryl para ver la cara de preocupación de Maggie.

—Maggie... — intente decir con las pocas fuerzas que me quedaban

—no, no hables – ella quito el cabello que estaba estorbando en mi cara – vamos a llegar rápido con el auto y vas a estar bien

El auto avanzo, lo suficientemente rápido como para darme cuenta de que quien fuera que estuviera conduciendo, tenía demasiada prisa.

Nunca en mi vida me habían disparado. Sufrí esguinces, un brazo roto, heridas de un cuchillo, la cortada con la botella y de chiquita me abrí varias veces la cabeza por desobediente, pero un disparo se sentía muy extraño. Al principio solo podía sentir algo brotando de mi cuerpo, luego dolor y ahora parecía que la fuerza que poseía simplemente se estaba alejando.

Los ojos se sentían pesados, todo me daba vueltas y una de las manos de Maggie seguía haciendo presión sobre la herida, pero esto solo se sentía caliente.

—no dejes que se duerma – Aaron le grito – no dejes que cierre los ojos

—vamos Max, no duermas...

La castaña atrapo mi cara con ambas manos, lo que me hizo volver un poco en sí.

—no voy a dejar que te duermas, ¿me escuchaste? – coloco uno de mis brazos sobre la herida – aprieta aquí, fuerte

—Maggie, no – susurre – no

—no acepto un no como respuesta, lo lamento

Esboce una sonrisa, que fue acompañada por un par de lágrimas, ya no sabía si de dolor o de tristeza. La idea de mi muerte no era esta precisamente, no quería ser un caminante, pero tampoco quería morirme por una bala...

El enfrenón del auto, empujo a todos hacia adelante, al menos por lo que pude notar. Las voces de los dos hombres que iban adelante eran prácticamente imperceptibles, pero Maggie tenía una expresión de horror sobre su rostro.

—vuelve y tomamos el otro camino – sugirió Aaron, así que Daryl era el loco conductor

—no, no puedo, es más tiempo y se va a desangrar – dijo Dixon – tenemos que intentarlo por aquí

—Daryl, son demasiados – Maggie señalo hacia enfrente – el auto va a quedar atascado

—chicos...

Todos guardaron silencio cuando yo abrí la boca. 

—no te atrevas – Daryl fue el primero en hablar – no sueltes una estupidez Maxine

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora