Cuarenta y dos.

1.6K 88 40
                                    

🔞

El otoño había llegado ya a nuestras vidas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El otoño había llegado ya a nuestras vidas. Aquellos tonos naranjas, amarillos y marrones en toda la atmosfera, las hojas cayendo de los árboles, crujiendo bajo las pisadas, las tardes más frías y aquellos atardeceres que tanto amaba.

Sí, sin duda, el otoño era una de mis épocas favoritas, aparte de que cuando era pequeña siempre me decían que yo combinaba con la temporada.

Aquel día todo parecía bastante tranquilo, todos habíamos terminado con nuestras tareas diarias en Alexandria, los niños parecían muy divertidos jugando entre las hojas que se acumulaban en pequeñas montañas y yo me preparaba para comenzar con la cena, hasta que Daryl entro todo enlodado, dejando sus huellas desde la puerta hasta la estancia.

—acabo de limpiar – me queje – ¿no pudiste sacarte las botas allá afuera?

—¿perdón? – frunció el ceño – lo limpio ahora, lo prometo

—sí, luego de que te des una ducha y metas eso a lavar – lo señale por completo – y no quiero caras ni un no

—claro, jefa, lo que tú mandes – hizo el típico saludo militar

—Daryl

—lo sé nena, no voy a ensuciar nada más

La manera en la que lo dijo me hizo sospechar un poco, así que retrocedí un par de paso para alejarme de él y de un momento al otro, ya lo tenía rodeándome con sus enormes brazos intentando mancharme la cara con el lodo que llevaba.

—¡NO! – le grite, mientras me retorcía – amor, basta

—no, así tengo un mejor pretexto para meterme a la ducha – dejo de moverse – también quiero hablar contigo sobre algo

—te vas a meter a la ducha solo si es algo malo – sonreí, todavía me tenía entre sus brazos

—no es nada malo, solo quiero que mañana me acompañes de expedición. Encontré un lugar que quizás sea interesante – me robó un beso – ¿Qué dices?

—sabes que sí, me encanta salir de expedición contigo, no tienes que preguntar

—bien, entonces empaca, puede que tardemos unos días – sonrió

—¿días? ¿Dónde está?

Deje de sentir su agarre, comenzó a tener ese tic nervioso característico de él y veía a cualquier punto, menos a mi cara.

—Daryl, ¿A dónde se supone que iremos? 

—iremos a buscar cosas, créeme – besó mi frente – voy a ir a darme una ducha, ahora vengo

En todo el tiempo que había coexistido con Daryl, jamás lo vi correr tan rápido a la ducha como en ese momento. Intente adivinar cual era aquel lugar, si estaba muy lejos Aaron o Rick serían los únicos que sabrían y no era momento para ir a preguntarles.

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora