Sesenta y cinco.

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El primer encuentro con Negan, en otra línea temporal.

Como bien era costumbre, todo se volvió un tremendo caos de la nada

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Como bien era costumbre, todo se volvió un tremendo caos de la nada. Yo no tenía ni la menor idea de donde estaba Daryl, al cual habían salido a buscar Glenn, Rosita y Michonne sin avisarme nada en absoluto.

Luego estaba el tema de Maggie, quien tenía un dolor insoportable en el abdomen y no podíamos dejar que perdiera a ese bebé, pero la gente con la que habíamos iniciado una guerra sin ni siquiera saberlo lo estaba haciendo más complicado de lo que debía ser.

—¿Cuál es el plan? – comentó Abraham luego de que el grupito nos tapara el paso con un motón de madera, a la cual prendieron fuego

—necesita un doctor – obvió Rick

—hay dos caminos más hacia el norte – Sasha examinaba un mapa con otras opciones

—ya deben de estar esperándonos

Aunque eso me molestaba, Aaron tenía razón. Esa gente estaba demente y probablemente a estas alturas, cualquier posible camino, estaba cerrado o con gente armada.

—saben a dónde vamos, saben por dónde – Eugene fue quien tomó la palabra –. Pero no están esperándonos per se. Esperan a este armatoste y ellos no tienen un parte ocupacional de dicho armatoste – a veces me costaba entenderlo –, y está obscureciendo

La idea en general era buena, hacer que Eugene fuera con la caravana, ellos jamás sabrían que el resto no iríamos dentro y sería más fácil llevar cargando a Maggie que perdiendo el tiempo encontrando una forma de llegar a la comunidad.

Rick le pidió que no parara por nada, Eugene estaba muy seguro de lo que estaba haciendo y me pareció muy valiente de su parte. No hacía este tipo de cosas, al principio todos teníamos que cuidar de él, pero al final, esta acción lo volvía todo un héroe y esperaba que regresara con nosotros.

Colocamos a Maggie en una camilla y nos adentramos al bosque, esto debía de funcionar.


[...]


Carl y yo éramos los encargados de deshacernos de los caminantes que se acercaban, nadie, ni siquiera ellos nos harían fallar en esta misión.

Hasta que un chiflido intensificándose nos puso alerta.

—¿son esos malnacidos? – dije entre susurros

Parecía digno de una película de terror.

—¡corran! ¡corran! – Rick nos ordeno

Comenzamos a avanzar lo más rápido que podíamos, los chiflidos no nos dejaban y de la nada, una luz nos cegó por completo.

Estábamos rodeados, eran demasiados para poder contraatacar.

—bien, al fin – un hombre con bigote salió de las sombras –. Bienvenidos a su destino. Entreguen sus armas – saco la suya para poder apuntarle a Carl –. ¡ahora!

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora