Cincuenta y cinco.

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Los días empezaban a ser un tanto estresantes

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Los días empezaban a ser un tanto estresantes. Las comunidades tenían que apoyarse unas a otras, debíamos proteger y mantener un mínimo de vida digna para los habitantes de nuestros hogares, pero eso también involucraba que Daryl y yo nos viéramos cada vez menos.

Daryl solía estar afuera con Rick o con Aaron en búsqueda de suministros, mientras que yo me dividía entre Hilltop y Alexandria ayudando a sembrar, cosechar o con alguna reparación que hiciera falta.

Pero esa noche podíamos estar juntos.

Los astros se habían alineado para dejarnos estar un momento a solas sin que nadie viniera a preguntar cualquier cosa y tuviéramos que separarnos.

—¡necesitaba esto! – le dije tirándome al sofá junto a él

—lo sé, es muy extraño no poder verte como antes

—¿Qué dices de todas esas interrupciones? – solté una risita – ni una vez me dejan besarte en paz

—bueno, tú fuiste la que dijiste: "si necesitan algo, pueden acercarse a mí". – dijo Daryl en un tono de voz más chillón –. Ahora no los culpes

—¿te vas a poner en mi contra, Dixon? – golpee su brazo con las pocas fuerzas que me quedaban

—eso jamás...

Daryl me atrajo hacia su cuerpo para poder abrazarme, dejando un beso sobre mi cabeza.

—¿Qué te parece si mañana le digo a Rick que tú eres quien me acompañara afuera y nos desviamos un poco? – continuó

Levante un poco la vista, bastante sorprendida ante su sugerencia.

—¿Daryl Dixon me está proponiendo una escapada romántica? – bromee

—no, bueno sí, pero ... Maxie – bufó

—ya, lo siento. Me parece bien, al menos tendremos un día juntos y podre besarte cuando yo quiera – aplaudí emocionada –. Hagámoslo, pero tú le dices al sheriff, si le digo yo va a pensar que solo te quiero para... ya sabes

—¿tú por qué crees que me quiero fugar contigo? – obvió, pero una sonrisa se escapó de sus labios

—¡Daryl! No enfrente de los niños – golpee su abdomen

—¿Cuáles niños?

—¡yo! – bromee, él solo rodo los ojos – tú le dices, yo alistare todo

—¿ahora? – Daryl frunció el ceño – mañana, ahora ven acá

Me sentó sobre sus piernas. Tomo mi nuca y llevo mis labios hasta los de él, sabia a donde quería ir y luego de no vernos por semanas, yo no iba a poner ningún tipo de resistencia.

Lo que empezamos en el sofá, lo llevamos a la habitación un par de horas más tarde. Al parecer hoy tampoco iba a dormir mucho, pero prefería este motivo que andar corriendo entre las comunidades.


H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora