H E R O || Daryl Dixon

Veintisiete.

Holi, como han estado? Qué tal su semana?
Oigan, les dejo la nota primero por qué al parecer esto va a ser un especial de navidad 🎄😬 me refiero que a partir de ahora hasta que termine diciembre, va a haber capítulos alusivos a estas fechas. No estaba en los planes, pero pasaron cosas.
Espero que sean de su agrado y ojalá también les guste la narración de este, volverán a hacer narrados en primera persona. Bonito domingo y disfruten.

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El timbre sonó varias veces, Max estaba tumbada en el sofá esperando que quien fuera el que tocaba con tal desesperación dejara de hacerlo de una buena vez. No tenía ánimos de ver a nadie y mucho menos de atender a vendedores de alguna cosa que se intensificaban cada que llegaba esta época del año.

—¡MAXIE! – escuchó detrás de la puerta una voz que conocía bastante bien – maldita sea, ábreme, estamos preocupados

—Norman, lárgate de una buena vez y déjame en paz – contesto bastante molesta

—si no me abres voy a quedarme aquí tocando el timbre toda la noche

La pelirroja frunció el ceño, lo conocía y era consciente que era capaz de eso, así que no tuvo más opción que salir de su comodidad para abrir aquella puerta.

—¿Qué quieres? – le dijo nada más abrir

—oh, vaya, estás viva – Norman con un tono bastante irónico – quería saber si estabas bien, si necesitabas algo

—no, no necesito nada, estoy bien y aun respiro, aunque no quisiera ¿necesitas algo más?

—¿me dejas pasar? – él se recargo en el marco de la puerta – por favor

—no, ¿para qué?

—llevas como 2 semanas aquí encerrada... ¿Cómo que para qué? Puedes contarme lo que sucedió

—chismoso ... — susurro ella cruzándose de brazos

—¿chis... qué?

—nada, Norman, nada – rodo los ojos – ¡ay! Está bien, pasa

Max se quitó de la puerta dando acceso a su amigo, Norman observo el apartamento buscando algún indicio de lo que estaba sucediendo. Ella lo esquivo por un lado y volvió a tirarse en el sofá cubriéndose hasta la cabeza con una manta.

—¿me vas a decir que paso? – Norman se dejó caer a un lado, tomando sus piernas para ponerlas sobre las de él

—nada... me dejó – se le escucho sorber la nariz – ¿feliz?

Él suspiro pesadamente, sabía que él jamás iba a ser el indicado, por mucho que ella le hubiera repetido diez mil veces que lo era.

—no, no estoy feliz – dijo por fin

—¿Por qué no? Lo odiabas – destapo hasta sus ojos – ya está, no es más parte de mi vida

—pero ahora tú estás así – la señalo – envuelta en una manta y con los ojos llorosos

Se pudo ver como se encogió de hombros y sus ojos se llenaron más de lágrimas. Norman pasó sus pulgares por las mejillas de Maxie limpiando algunas que se lograron escapar.

—no fui lo suficiente...

—Maxie, no digas eso jamás – una de sus manos continúo acariciando su mentón – él no supo apreciarte, listo, quien pierde es él, no tú

—lo dices porque somos amigos – un puchero se formó en sus labios

—lo digo porque es así. No quiero decir "te lo dije", pero nunca me pareció una buena persona – arqueo una de sus cejas – no sé, daba mala espina