Noventa y ocho.

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Daryl.

Gracias a que en Alexandria las cosas no cambiaron tanto cuando el mundo cayó, aun teníamos los relojes que marcaban ciertas horas establecidas por quien sabe quién y los calendarios que probablemente otro se había inventado

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Gracias a que en Alexandria las cosas no cambiaron tanto cuando el mundo cayó, aun teníamos los relojes que marcaban ciertas horas establecidas por quien sabe quién y los calendarios que probablemente otro se había inventado.

Fue así como pude contar los días desde que ella dijo "sí, acepto" y saber cuál sería la fecha de nuestro aniversario. En mi maldita vida hubiera pensado en que estaría casado y mucho menos en preocuparme por algo tan estúpido como un aniversario, pero con ella todo resultaba distinto.

Maxie había escarbado tanto en el interior que ahora era un estúpido adolescente enamorado y en parte me gustaba que fuera ella quien descubriera esa parte en mí.

Así que unos días antes le pedí a Rick que me acompañara a buscar algo para regalarle y suministros para preparar algo, claro, necesitaría ayuda si no quería darle conejo o ardilla para cenar.

—Quién diría que Daryl Dixon estaría organizando un aniversario – Rick conducía con el ruido molesto ese que él llamaba música –. Maxie hizo un gran trabajo

—¡Cállate! Tampoco voy a hacer gran cosa – saque la mano por la ventana ya que llevaba un cigarrillo encendido –. Es algo simple

—lo sé, pero creo que hasta eso le resultara adorable, a ella le encantan esas cosas

Gruñí afirmando eso, ella parecía ir descubriendo el mundo con cada cosa mínima que sucedía, aunque ya lo hubiera vivido previamente.

—¿Qué crees que hubieras hecho si todo esto no existiera? – cuestiono Rick chasqueando los dedos –. ¿A dónde la llevarías?

—a ningún lado, ¿tú piensas que ella se hubiera fijado en mí? – voltee a verlo con el ceño fruncido

—por muy raro que parezca, tú hubieras sido quien no le hubiera hecho ni caso – se rio –. Crees que ella simplemente no te miraría y, sin embargo, lo hizo

—porque ya no era una mierda de persona

—nunca lo fuiste...

Desvié la mirada hacia la carretera, dándole una calada al cigarrillo. Por más que él dijera eso, sabía que hubiera sido imposible que Maxie se fijara en mí de la forma en la que ahora lo hacía.

Nos quedamos con el ruido ese de fondo hasta que llegamos a un lugar que parecía ser bueno para encontrar alguna que otra cosa. Bajamos del auto, haciendo ruido, así tendríamos espacio suficiente para matar a los caminantes que estuvieran alrededor.

Fueron pocos los que salieron de su escondite y al entrar al local solo nos encontramos con un par más. El lugar parecía estar casi intacto, lo que nos hizo todavía más ruido, no lo habían descubierto o alguien vivía ahí.

—atento, puede haber más gente – mencionó Rick –. ¿Qué estamos buscando? ¿Qué tienes en mente?

—no tengo nada en mente, solo quiero hacerle algo de cenar y regalarle algo, pero ni siquiera sé que

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora