Noventa y cinco.

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Un año más había sucedido desde mi último encuentro con Daryl. Si bien él había ido a la comunidad un par de veces intentando hablar conmigo, yo siempre tenía mejores cosas por hacer que intentar entender como simplemente lanzo nuestra relación por la borda.

Intentaba no salir sola de Alexandria por si necesitaba cruzar por aquella parte del bosque, aunque luego de las tormentas, supuse que él ya ni siquiera viviría en el refugio que había construido.

Así que el día que Aaron me propuso salir a explorar por ese lugar, no puse tanta objeción como debería.

—entonces... ¿ya no le temes al bosque? – cuestiono Aaron mientras abríamos paso entre la maleza

—nunca le tuve miedo al bosque, no sabía si verlo con ella me iba a lastimar, pero bueno ya paso más tiempo y supongo que ahora todo es mejor – sonreí, aunque de esas fingidas que das para que ya no te pregunten más –. Además, no venimos a buscarlo a él

—en eso tienes razón

Seguimos caminando, la verdad es que ni siquiera sabía qué demonios estábamos buscando o si solo era otro de sus intentos de distraerme. Al llegar al río, mi estomago se revolvió un poco, todavía existían lugares que me provocaban malas sensaciones.

—iré a ver si encuentro una rama y si hay suerte, llevamos pescado para la cena – Aaron se quitó su mochila –. Espérame aquí

Asentí, tampoco es que tuviera muchas opciones. Me senté cerca de la orilla a esperar, viendo como el agua tomaba su curso, cuando el crujir de las hojas me hicieron poner alerta.

En esta ocasión, desenfunde mi arma la cual apunte al otro extremo del río, fuera o no un caminante, debía de estar preparada. Una silueta que solo vi una vez en la vida apareció frente a mí, con su leal perro a lado.

—¡ah! Eres tú – baje el arma

—¿no te parezco una amenaza? – se colocó de cuclillas para llenar su cantimplora –.

Después de que Daryl prefirió quedarse conmigo, deberías

No iba a entrar en ningún tipo de juego que ella quisiera jugar. Estaba lo suficientemente cansada para eso, así que recogí mis cosas y las de Aaron para moverme a otro lugar sin decir nada, pero ella quería seguir con su misión.

—ya me contó todo...

—¡felicidades! Al menos con alguien si es sincero – levante los pulgares, mientras sonreía sarcástica

—tú no perteneces aquí, él lo sabe – se levantó, acariciándole la cabeza a perro –. Por eso no te quería junto a él

—¡vaya! Un par de años y lo conoces tan bien – aplaudí, lo que hizo que perro ladrara –. Me alegra, ahora pueden vivir juntos y felices

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora