H E R O || Daryl Dixon

Veinticuatro.

Contenido sensible. ⚠️

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Una ola de miedo invadió mi pecho de una forma tan extraña que tuve que abrir los ojos, ingresé cuanto aire pude a mis pulmones.

Otra vez esas malditas pesadillas.

Estaba empapada en sudor, la respiración aún no se regulaba y agradecía al menos esta vez no haber gritado como la semana pasada. Agite mi cabeza espantando todos aquellos malos recuerdos, quizás no era una lobotomía, pero al no tener otra solución, era lo que podía hacer por el momento. Me recosté de nueva cuenta esperando que ahora si mi cerebro me dejara descansar.

Los rayos del sol se adentraron por la ventana, me levante con una pesadez, tener sueño no era una opción en el mundo apocalíptico. Deje que mis pies se dirigieran al baño que solíamos compartir con Daryl, como todo en esta casa, aunque, ese sector era un tema complicado.

Hundí todo mi cuerpo en agua helada, esperando así despertar e iniciar mi día de una mejor forma que la noche que tuve. No funciono, ya que cuando puse un pie en la cocina después de mi larga ducha, la cara de Daryl me hizo saber que era más ojeras que persona.

—¿Qué te paso anoche? – cuestiono deslizándome una taza de café

—nada, ¿Por qué? – me escondí detrás de la taza humeante

—por qué tienes una cara... ¿dormiste bien?

—¡ay! Desde cuando dormir es algo que te preocupé – quise desviar la atención hacia él – desde que te conozco has dormido de corrido cinco veces y probablemente estoy exagerando

—no estoy hablando de mí. Tú pareces un oso en pleno invierno, lugar que ves, lugar en donde te duermes – objetó – así que ...

—mala noche – dije por fin – solo eso

Dixon alzo una de sus cejas intentando descifrar si lo que decía era completamente verdad.

—¿segura?

Asentí, luego tomé todo el café de golpe y corrí hacia la salida.

Daryl tenía una especie de detective dentro, que, si quería saber algo, iba a lograr sacarte la verdad a como diera lugar y no estaba dispuesta a hablar de esto con él, no aún.

—¿lista? – la voz de Rick me espanto – lo siento, ¿todo bien?

—claro, vámonos ya

Camine de forma rápida hacia la salida de Alexandria, bajo la atenta mirada de Rick, quien siguió mis pasos unos segundos más tarde.

[...]

De vez en cuando nos gustaba peinar la zona y deshacernos de las pequeñas hordas que se formaban de caminantes. Si queríamos vivir tranquilos en Alexandria, pero sin perder nuestro toque, también era bueno seguir encajando cuchillos en los cráneos de los muertos vivientes.

—¿te puedo hacer una pregunta? – el sheriff quito su cuchillo de la cabeza de un caminante – puedes responder que no

—dime, ¿Qué pasa? – tome una bocanada de aire luego de arrastrar a uno de ellos

—¿hubo problemas con Daryl? – se giró a verme

—amm no, por el momento todo bien – fruncí el ceño -- ¿Por qué lo dices? ¿él comentó algo?

—no, es que te vi con demasiada prisa por salir de allá y pensé que algo había sucedido – se encogió de hombros

—lo que pasa es que Daryl juega a ser el policía malo. Tiene esa mirada que te hace confesar todos tus pecados – me regalo una mirada confundida –. Me refiero a que de ti me esperaría un interrogatorio, pero él va más allá