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Las cosas con el embarazo de Leo fueron difíciles, era el primero, ni siquiera sabía que tenía que hacer con un bebé y llego como la mayor sorpresa en mi vida en general, ahora con Gala las cosas fueron menos caóticas, aunque de igual manera, no nos esperábamos que la familia creciera de esta manera.
Al principio Leo estaba completamente feliz de tener una hermanita, más cuando le explicamos que no había forma de que nosotros dejáramos de quererlo solo porque ella llegaría, pero al pasar de los meses las cosas cambiaron.
—¡me odia! – le dije a Daryl cuando salimos de su habitación –. Ya está, ya no me quiere
—¿Cómo vas a decir eso, Maxie? – él me empujo hacía nuestro propio dormitorio –. Él te ama, eres su mamá
—claro, lo dices porque a ti todavía te abraza y te dice que te quiere
Mi estomago estaba creciendo de forma exponencial, supongo que habían pasado demasiados años para recordarme que tanto podía estirarse mi piel. El tamaño me volvía un tanto inútil y acostarme era una de esas cosas que me tomaba mi tiempo.
—preciosa, Leo solo está experimentando cosas nuevas – Daryl se encogió de hombros, mientras me ayudaba a subir a la cama –. Solo dale tiempo
—¿Cuánto? Tengo siete meses de embarazo – hice un puchero –. No quiero que me odie hasta que su hermana salga de mi cuerpo
—¿has intentado hablar con él?
—¿Daryl Dixon está sugiriendo que hable para resolver un problema? – arquee la ceja –. Wow, ser padre sí que te cambia
Él soltó una risita y coloco su mano sobre mi abdomen abultado. Gala amaba con todo su pequeño ser sentir a su padre, porque en cuanto él decidía hablarle o acariciar mi piel ella se movía como un gusano en sal.
—solo digo que es muy inteligente y si le hablas, quizás consigas algo más...
—espero que me quiera dirigir la palabra mañana – suspiré
Gala continúo moviéndose mientras que Daryl mantuvo la mano sobre mi abdomen. Me gustaba mucho esa conexión que tenían a pesar de ni siquiera haberse conocido, me recordaba esa sensación bonita que tuve con Leo, aunque él no se moviera tanto como ella.
[...]
Leo se sentó en su silla, aun no sobresalía del todo así que solo podía ver hasta por debajo de sus ojitos azules. Tenía esa mirada penetrante de Daryl, se notaba cuando eras su punto focal.
—¿Por qué me observa así? – le susurré a Daryl sirviendo algo de huevo en su platito
—porque eres preciosa – dijo él seguro de la situación
—sí, claro... -- termine de formar su plato de desayuno y se lo acerque –. Tío Rick trajo algo de jugo ayer, ¿quieres un poco, amor?
