Ochenta y ocho.

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El verano había llegado a Atlanta, por lo que Jeffrey decidió hacer una fiesta en la piscina e invitarme junto a todo el elenco de la serie en donde aparecía

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El verano había llegado a Atlanta, por lo que Jeffrey decidió hacer una fiesta en la piscina e invitarme junto a todo el elenco de la serie en donde aparecía. Supongo que era una de las formas que tenía para disculparse por terminar con la vida de uno de los personajes más queridos.

La música se escuchaba desde la esquina de aquella calle, la verdad es que me sentía lo bastante nerviosa por convivir con sus amigos famosos, que si no fuera porque Hilarie salió a recibir a otro par de personas y por mala suerte termine en su campo de visión, hubiera huido y habría inventado alguna excusa apropiada.

—¡Maxie! – Hilarie agito su mano para que me acercara –. Que alegría de verte, hace tanto tiempo

En cuanto me tuvo enfrente, sus brazos me rodearon con la efusividad de siempre. Ella era encantadora y sabía que Jeffrey había tomado la decisión correcta cuando la conoció.

—sí, lo mismo digo – aún entre sus brazos –. No sabía si esta era la casa correcta, la música me desorientaba un poco

—ya le dije que bajé al escándalo o vendrán a callarnos – sus manos prácticamente me empujaron adentro de la casa –. ¿Quieres algo de tomar?

—no, gracias, todavía es temprano y dudo que a tus vecinos les moleste que un montón de celebridades se paseen por su calle

—puede que tengas razón – ella sonrió. La puerta volvió a sonar detrás de nosotras –. Jeff está en el patio, ahora voy con ustedes

Hilarie me aventó al ruedo y ella continúo siendo la buena anfitriona que siempre fue. Estuve antes en alguna de sus casas, pero la que tenían en Atlanta era distinta, parecía ser más minimalista, supongo que uno nunca sabía cuándo lo mordería un caminante y saldría de la serie sin más.

Me acerqué al ventanal enorme que daba al patio trasero, algunas personas ya se encontraban en el lugar, pude distinguir a un par por su papel en The Wallking Dead, pero era mala relacionando nombres con caras.

—¡MI PELIRROJA! – Jeffrey gritó como si estuviéramos solos, asustando a varios –. Ven acá y dame un abrazo

Mi cara se volvió roja en un instante, aunque no pude evitar correr a abrazarlo, quizás así también me evitaba la pena que estaba pasando. Jeffrey olía a cerveza, cigarrillos y carne de hamburguesa.

—te quiero presentar a todos, bueno, los que están aquí – dijo, cuando se separó, tomándome de los hombros

—supongo que no puedo huir a jugar videojuegos con Gus – sonreí apenada

—estas en lo correcto

Me tomo de la mano y me arrastro con un par de compañeros que hablaban en lo que supuse era el bar improvisado.

—la pelirroja de Jeff – dijo uno de ellos cuando nos acercamos

—se llama Maxie, es una amiga de hace un par de años atrás – el pelinegro explicó –. Cariño, ellos son Andrew, Greg, Josh y Austin – señalo a cada uno

—es un placer – me aclare la garganta, ya que apenas había sonado mi voz –. Jeff estaba muy emocionado por ser parte de todo esto

—¿ves la serie? – Greg sonrió hacía mí

—sí, la he visto, aunque ahora seré obligada a verlo cada semana – voltee a ver a Jeff

—tiene que apoyar a los amigos

Estuve un momento hablando con ellos, luego me presento a Lauren, Melissa y Chandler, del cual no estaba segura de que fuera legal que estuviera allí, hasta que me presentaron también a sus padres.

En cuanto salí del protocolo de socializar, me escabullí a la cocina, sabía que Hilarie estaba allí y si necesitaba algo de ayuda, prefería estar en aquel lugar.

—solo tengo que cortar un poco de verdura, ve a disfrutar de la piscina – dijo cortando un jitomate en rodajas

—no hay nadie adentro todavía y no quiero ser la primera – tome la cebolla para ayudarle –. ¿Faltan muchos?

—algunos, pero descuida, eres adorable y van a amarte – sonrió –. Creo que Jeff también quiere presentarte a alguien en específico, pero no sé por qué aún no ha llegado

—la última vez que quiso hacerla de cupido, las cosas resultaron un desastre, prefiero que no

Hilarie soltó una carcajada, sabía bien a que me refería cuando hablaba de aquella persona que era mejor no mencionar. Permitió que le ayudara, al menos hasta que me sintiera más cómoda para poder salir de nuevo a convivir con las personas.

Jeffrey ahora se hacía cargo de la puerta que sonó más veces de las que esperaba. Cuando todo estuvo listo, tuve que afrontar de nuevo a la gente, la cual ahora era más de la que estaba cuando intenté huir y por fin, la piscina estaba ocupada.

—no sabía dónde estabas, quería presentarte a alguien – dijo Jeff cuando me vio aparecer atrás de su esposa

—dice que no quiere que vuelvas a hacer de cupido – ella respondió por mí

—eres horrible en ese trabajo, dedícate a la actuación – agregue

—no, no quiero eso, aunque si se da algo entre ustedes... ¿Quién soy yo para decirles que hacer? – se encogió de hombros –. Dame un segundo

Lo vi alejarse hacía un grupo de personas, tuve que hacerme la desentendida para amortiguar los nervios, si bien era bastante parlanchina, se me hacía complicado conocer a otros.

—linda, él es Norman – escuche detrás de mí

El nombre me sonaba, pero descubrí quien era en cuanto me giré para presentarme.

—Hola, soy Maxie – estiré mi mano –. Eres el que le dio un golpe a Jeff, ¿no?

—ese mismo soy – una de sus comisuras se elevó, al mismo tiempo que estrechaba mi mano –. Es un placer, cariño

El calor de Atlanta era insoportable, pero esa no fue precisamente la razón por la cual mi cara se puso completamente roja.

—bien, dejaré que conversen – Jeff sonrió tan amplió que me dolió –. Iré a ver las hamburguesas, me asegurare de que no se quemen

Tanto Norman como yo lo seguimos con la mirada, en un punto volteo y nos levantó los pulgares disfrutando de esto.

—veo que aún no te ofrece nada de tomar, es un desalmado – la voz de Norman me regreso a la realidad –. ¿Qué tomas?

—lo que estés tomando tú está bien – le sonreí

—una cerveza, en seguida

Norman dirigió sus pasos hasta el bar improvisado, no sabía si seguirlo o él volvería, así que me quede quieta en medio de todas esas personas que acababa de conocer. Hasta que la voz de Gus capto mi atención y luego sus manos me rodearon la cadera.

—tía Maxie – era igual a su padre –. ¿Por qué no subiste a saludarme?

—tu papá me dijo que no podía ir a patearte el trasero en ese juego, así que tuve que quedarme – le revolví el cabello –. ¿Vas a estar por aquí un rato más?

—sí, vamos a la piscina, ¿sí?

El pequeño Gus me jaloneo para que lo siguiera, no podía decirle que no, esa cara ganaba cualquier discusión. Me quite la ropa que cubría mi bikini y me lance con él hacía el agua, la cual, por cierto, estaba perfecta.

Nade un rato junto a él, parecía que había mejorado bastante desde la última vez que nos vimos. Las otras personas dentro también se unían a alguno de los juegos que el hijo de los Morgan se inventaba mientras transcurría el tiempo.

Ross y yo fuimos un equipo en las luchas contra Christian y Tom, fuimos los vencedores por alguna extraña razón, para ese entonces los nervios ya se me habían quitado, al menos un poco.

—iré por las pistolas de agua que compro mamá – dijo Gus, mientras salía corriendo al interior de la casa

—bien, con cuidado, no te resbales – le grite, aunque fuera en vano

Me senté en una tumbona que estaba solitaria en una esquina para esperarlo, cuando alguien se aclaró la garganta a lado de mí.

—supuse que estarías en el mismo lugar en donde te dejé, pero Gus tiene más encanto – Norman me extendió una lata cerrada

—lo siento, imposible decirle que no – tome la lata –. Gracias, por cierto

—Jeff me dijo que eres maquillista de efectos visuales – dijo él, mientras se sentaba junto a mí –. Greg también hace eso

—¿en verdad? – la lata hizo aquel ruido característico cuando la abrí –. Tendré que hablar un poco más con él

—también me dijo que harías eso

Ladee la cabeza sin entender muy bien a que se refería.

—huir – continuo –. Me dijo que tenía que esforzarme en la plática, aunque soy mejor escuchando

—¡oh! Jeff es muy bocón – me reí –. No eres tú, aunque eso parezca todavía más cliché, me pasa con las personas que a penas conozco

Los ojos azules de Norman no dudaron ni un solo segundo en aquel duelo de miradas que habíamos generado, pero yo era bastante mala en eso. Algo me decía que Jeffrey y Hilarie no nos habían reunido por el simple placer de estar juntos.

—arriba las manos – Gus gritó, apuntándonos con la pistola de agua –. Tío Norman, aléjate de ella

—¿Por qué? no he hecho nada malo – se defendió

—siempre te llevas a las chicas y Maxie va a ser mi novia cuando cumpla la mayoría de edad

Norman se giró a verme intrigado por la seguridad con la que Gus había dicho aquello. Me encogí de hombros y asentí, eso era en lo que habíamos quedado cuando el pequeño tenía cuatro.

Gus termino disparándole un chorro de agua que incluso me salpico a mí. Norman tomo la otra que dejo en el suelo mientras hacía la amenaza y comenzó a dispararle también, por un momento creí que no irían en contra de mí, pero estaba bastante equivocada.

Los dos se aliaron y termine toda empapada.

—¡oigan! Pensé que se estaban peleando por mí, no que yo era el enemigo – hice un puchero cuando dejaron de apuntarme

—es claro que Gus es el vencedor, yo no tengo oportunidad – Normal elevó las manos –. Lo siento, pudo haber sido divertido

Negué con una sonrisa en mi rostro, no iba a aceptarlo en voz alta, pero quizás Norman sí era una buena opción de amigo para conocer.

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora