Sesenta y cuatro.

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Luego de que Daryl le contara a Leo un libro sobre piratas, nuestro pequeño se obsesiono con el mar y todo lo que tenía relación a ello, aunque realmente no supiera como era en realidad

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Luego de que Daryl le contara a Leo un libro sobre piratas, nuestro pequeño se obsesiono con el mar y todo lo que tenía relación a ello, aunque realmente no supiera como era en realidad.

Se escabullía a nuestra habitación por las mañanas, despertándonos con pequeños brinquitos mientras repetía: "Quiero ir al mar" "Soy un pilata". Daryl intentaba persuadirlo con otras cosas ya que la última vez que intentamos salir con él no había resultado de la mejor manera.

—¿crees que se canse en algún momento? – cuestione entrando a nuestra habitación, luego de hacerlo dormir –. No para con la idea de la playa

—he estado pensando... ¿Qué tal malo podría ser llevarlo? – Daryl me miro con esos ojos a los cuales nadie podía resistirse

—¿no te acuerdas lo que paso la vez que quisiste presentarle a los caminantes? – me cruce de brazos –. Probablemente no sea lo mejor

—Maxie, sabemos protegerlo y ni siquiera iríamos en la moto, vamos a tomar un auto de aquí – sugirió

Analice la propuesta por un momento. No sabía si era una buena idea emocionarlo con la primera vez en la playa, porque podrían pasar mil cosas desde Alexandria hasta el lugar, pero tampoco lo iba a privar de esas cosas a mi hijo.

—debemos planearlo bien – dije por fin –. No hacerlo de forma impulsiva

—¿me estás diciendo que ahora no quieres hacer cosas que te pongan en peligro? – ladeo la cabeza, con una sonrisa burlona

—¡es Leo! – me queje –. Claro que no quiero que le pase nada, a ti te pueden arrancar la pierna si quieren, pero a mi bebé no

—¡oye! Pensé que me amabas

—sabes que lo hago, tontito

Me lance a sus brazos y no pare de llenarle la cara de besos hasta que él fue quien me hizo cosquillas. En ese sector yo no era tan buena y siempre terminaba perdiendo en la guerra.


[...]


Daryl termino por convencerme a su manera de llevar a Leo de visita a la playa. No le dijimos nada a él, queríamos que fuera una sorpresa y que disfrutara de unos días correteando por la arena.

—¿vamosh ir a fuela? – cuestiono cuando vio el auto encendido – con mostros

—cariño, nada te va a pasar – le asegure –. Vas con tu superhéroe favorito, ¿Qué no?

Rick y Aaron sonrieron en dirección a Daryl, el cual ya se encontraba rojo. Todavía no se acostumbraba a que Leo lo viera de esa forma y mucho menos que los demás lo supieran.

—meño...

No muy convencido, subió al auto, con su manta y su peluche favorito que le consiguió el tío Glenn.

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora