Treinta y siete.

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Daryl y yo compartíamos muchas cosas: casa, la búsqueda de la libertad, las ganas de proteger a los demás, esa sensación de estar en familia cuando se trataba de nuestro grupo y de vez en cuando saliva, aunque eso no lo sabía nadie

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Daryl y yo compartíamos muchas cosas: casa, la búsqueda de la libertad, las ganas de proteger a los demás, esa sensación de estar en familia cuando se trataba de nuestro grupo y de vez en cuando saliva, aunque eso no lo sabía nadie.

Pero también teníamos el otro lado, la parte donde podíamos sacarnos de nuestras casillas en un segundo e intentábamos ser pacientes, sobre todo él conmigo.

Sin embargo, ese día ambos nos despertamos del lado equivocado de la cama.

—que es por allá – le señale la dirección opuesta

—¿Quién es quién te enseño a rastrear? – cuestionó, arqueando una de sus cejas

—¡hey! Chicos, veamos... no tenemos por qué discutir – Rosita intervino –. Creo que Daryl tiene razón, es por allá

—¿Qué? ¿te vas a poner de su parte? – fruncí el ceño

—por qué es el lado correcto – obvió Dixon – solo no seas infantil

Abrí la boca, completamente indignada, para refutar lo que acababa de decir, no obstante, él dio media vuelta hacia la dirección que eligió y comenzó a caminar. Rosita se encogió de hombros y lo siguió, mientras que Tara se quedó ahí observándome.

—los vamos a seguir, ¿no? – dio un paso hacia atrás, cuando la mal mire – no es que no te crea, pero mejor no separarnos

—estoy harta – tome mi mochila, la cual habia lanzado en el momento que iniciamos la pelea – ve con ellos, yo iré por mi lado y cuando tengan que regresar, estaré esperándolos con un gran "te lo dije"

Tara me vio confundida, ella sabía que era lo suficientemente necia como para no seguir a Daryl solo para demostrar mi punto.

—¡mierda! Si te pasa algo sabes que nos mata a nosotras – hizo un puchero – solo deja que gane esta vez

—nope – moví mi índice – me tiene cansada, le voy a demostrar que yo también se sobrevivir, así que o vienes conmigo o te veo cuando tarden más de medio día en llegar

Sin más, apresure el paso.

Íbamos en búsqueda de una tienda, de esas gigantes que solían vender de todo, la vimos a lo lejos en una expedición pasada y decidimos ir a echar un vistazo, no perdíamos nada y si había todavía cosas útiles nos ayudarían en Alexandria.

Yo no era la más orientada, pero en cuanto observaba por más de dos segundos algo, mi sentido de Dora la exploradora se activaba y me manejaba bien, sabía que el camino corto era por donde yo decía, no por donde quería ir Daryl.

Me enfurruñe de nuevo, cruce los brazos y continue con mi camino, sola... porque claro, Tara me había abandonado por el experto en rastreo.

El tiempo sola, me daba para pensar en una infinidad de cosas, teorías conspirativas, los sueños raros que tenía de vez en cuando, en la forma en que me gustaba pasar tiempo con el idiota de Dixon, sus besos, sus manos, esos ojos tan azules que me recordaban al mar...

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora