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Daryl había decidido que pasaríamos un fin de semana o lo que para nosotros resultaba fin de semana en la cabaña. Solo que, por cuestiones de logística, nos quedamos unos días más.
Rick siempre nos daba una radio por si nos necesitaban o algo sucedía en la comunidad, pero no resultaba ningún problema que nosotros no estuviéramos allí de cuerpo presente.
Se supone que partiríamos a Alexandria a la mañana siguiente, pero yo me reusaba a dejar el lugar con las vistas más bonitas que había visto en mi vida y sí, en ellas también incluía a Daryl paseándose sin camisa con más frecuencia con la que lo hacía en Alexandria.
—¿estás enojada por qué mañana nos vamos? – pregunto colocando un pedazo de leña en la chimenea
—no tenemos por qué irnos – hice un puchero y abracé mis piernas –. No nos necesitan
—recuérdame algo... ¿no fuiste tú quien dijo que no podíamos dejarlos tanto tiempo? – volteo con una ceja arqueada
—bueno Daryl, digo muchas tonterías
—preciosa, por mi nos quedábamos a vivir aquí, pero tú no puedes vivir sin Aaron
Tuve que morder mi labio inferior para no soltar una carcajada.
—¿celoso? – logre decir
—no, sé que son como hermanos, pero no entiendo que quieres – tomo la silla de a lado y se sentó enfrente frotándome las piernas con sus manos –. ¿Quedarte o irte?
—ya sé, quedémonos por el otoño – le sonreí –. En invierno esto siempre esto esta más helado y nos vendría bien un techo como el que tenemos en Alexandria, pero en otoño, es perfecto
Daryl esbozo una sonrisa, supongo que no entendía mis cambios de pensamiento y para ser honesta, ni yo los entendía, así que no podía culparlo en absoluto.
—bien, quedémonos hasta el fin del otoño, aunque debes de avisarle a Rick – señalo la radio con su cabeza –. No quiero ser yo quien lidie con sus insinuaciones
—¿Qué tampoco están lejos de la realidad? – le sonreí coqueta
—pero él no tiene que saber eso – se levantó, dejándome un beso en la coronilla de mi cabeza –. Preparare las ardillas, mientras tú hablas con él
En efecto, Rick no paraba de decir que regresaríamos tres en lugar de dos y que eso solo era una excusa para que no nos molestaran en situaciones comprometedoras. Era horrible tener que aguantar sus burlas, pero no me importaba, no tendría que ver su cara hasta que todo esto acabara.
Daryl termino de cocinar las ardillas. Al principio del apocalipsis yo me hubiera reusado completamente a comer este tipo de cosas, pero te acostumbras y él sabía darles cierto toque para que no supieran extraño.