Diecisiete.

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Esta es la primera parte de la otra forma que tuvieron Max y Daryl para conocerse, un multiverse 😜🤭 espero que les guste, no se si sólo tendrá dos partes, espero que si! Disfrútenlo.

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Deje la última caja sobre la encimera de la nueva y flamante cocina de mis padres. Tuve que estirarme un poco por el dolor que iba en aumento sobre mi espalda baja, eso de empacar y mudarse en tiempo récord no era fácil.

Y a pesar de que llevábamos ya bastante tiempo trabajando, mi madre era la mujer con más energía que pude haber conocido jamás.

—cariño, no podemos dejar todo así, empecemos a desempacar – dijo ella abriendo otra caja – luego quizás podríamos hacer algo de pasta para la cena

—mamá, nadie va a cocinar hoy – le asegure – iré por pizza a la tienda que esta por la gasolinera

Mi madre negó desaprobando aquella "espantosa" idea.

—claro que no, no sabemos que contengan esas cosas – me señalo con su índice – aparte está en medio de un taller de motos y una gasolinera, nos vamos a enfermar seguramente

Mire a papá en búsqueda de un poco de ayuda, él veía todo de forma expectante cruzado de brazos y recargado en el marco de la puerta, como hacía siempre.

—amor, deja a la niña en paz – suspiro – ve por esa pizza y yo me encargo de tu madre, ¿está bien?

Asentí de forma efusiva. Mi padre se había acercado a darme un beso en la cabeza, para luego ir a abrazar a mi madre con fuerza, quizás esa era la técnica que tenía para contenerla de vez en cuando.

—siempre logras salirte con la tuya Max – bromeo – tú ganas, pero si alguien se enferma, yo no voy a andar cuidando a nadie

—estamos dispuestos a hacernos sopa por nuestra propia cuenta

Para ese entonces yo ya tenía las llaves de la nueva casa en mi poder, les hice un gesto con la mano y salí corriendo hacia el centro del pequeño pueblo a donde se habían mudado.

Estos años habían sido bastante duros para mi familia, si bien las cosas iban un tanto mejor, la ausencia de mi hermano siempre pesaba, sobre todo le pesaba a mi madre quien tuvo que tomar terapia por varios años y, aun así, de repente la veía derrumbarse.

También estaba el hecho de que yo me fui a la universidad, eso fue como perder a la única hija que les quedaba, pero un buen día, después de graduarme los convencí de mudarse.
Buscamos por todos lados, desde otra casa en el centro, como también en otros estados, por si estar muy cerca de casa fuera lo que continuaba atormentando a mamá. Fue ahí cuando encontramos la casa ideal, seguía estando en Atlanta, solo que, a las afueras de la ciudad, rodeada de árboles, vistas increíbles y mucho lugar para que ambos tuvieran su espacio.

Mamá siempre soñó con una huerta, algunos animalitos de granja, aunque siendo sincera, no estaba segura de cómo se las apañaría con pillitos corriendo por todos lados. Papá sin en cambio, era alguien que disfrutaba de la naturaleza, acampar y hacer senderismo, era el lugar adecuado para los dos.

Y aquí estamos, en su nuevo hogar con una vida prospera por delante o al menos eso creía yo.

Cuando llegue al local de pizza, me tope con un letrero el cual anunciaba que los dueños o encargados del local regresarían en 30 minutos, la cuestión es que no sabía si lo acababan de poner o llevaba rato ahí.

Divise a mis costados, la gasolinera parecía estar desierta y la única opción donde se notaba vida era en aquel taller mecánico. Me acerqué intentando ver antes a las personas del local, de la nada un hombre salió detrás de una motocicleta, nuestras miradas se cruzaron, yo di un paso hacia atrás en cuanto vi la sonrisa socarrona que mantenía en el rostro.

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora