Cincuenta y nueve.

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Llevábamos todo el día afuera, mis pies me dolían, hacia un calor infernal y yo ya no estaba dispuesta a dar un paso más

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Llevábamos todo el día afuera, mis pies me dolían, hacia un calor infernal y yo ya no estaba dispuesta a dar un paso más.

—vamos Maxie, no te quedes atrás – escuche la voz de Michonne

—ya no quiero – me tire al suelo con un puchero en mis labios – estoy cansada y sudada

—¿desde cuándo eso te ha detenido? – Daryl se colocó justo delante, tapándome el sol – anda, una más y volvemos a casa

Él estiro su mano para ayudarme a levantar, pero lo único que consiguió fue mi mirada de confusión. Levante los brazos como los niños pequeños cuando querían que sus padres lo cargaran.

—no voy a cargarte si es lo que quieres – arqueo una de sus cejas, cambiando el peso de su cuerpo al otro pie

—¡por favor!

—Maxie...

—Daryl...

Michonne nos veía, divertida desde unos pasos más atrás. Daryl termino pasando sus brazos por mis costillas y me levanto, me dio su ballesta y su mochila para que pudiera subirme a su espalda sin ninguna dificultad.

—que seas un costal de huesos no quiere decir que no peses lo suficiente – me dijo unos pasos más adelante

—bueno, ni modo, te toco esta novia que pesa demasiado – palmee su pecho para continuar

Claro que no lo haría caminar conmigo una distancia larga, estuve así menos de cinco minutos, luego tuve que usar mis piernas de nueva cuenta.

Estábamos dándonos por vencidos al no ver ningún edificio nuevo al cual pudiéramos entrar y ver si algo dentro nos servía para subsistir, cuando la radio que usábamos para comunicarnos empezó a liberar ciertos ruidos. 

—¿Rick está intentando comunicarse? – le dije a Mich

—no creo, él sabe bien cuál es el canal que usamos

La morena intento captar mejor la señal, aunque en medio de varios árboles eso hacia más complicadas las cosas.

—acerquémonos a la carretera, quizás allá se escuche mejor – sugirió Daryl – pueden estar en problemas

Avanzamos a paso firme hacia donde habíamos quedado ambos grupos para vernos a cierta hora del día. La radio conectaba con algo y luego volvía a quedarse en silencio, esto resultaba bastante extraño, más tomando en cuenta que al llegar al lugar el otro grupo ya se encontraba ahí.

—¿ustedes estaban intentando hablar? – dijo Rick rápidamente

—no, pensamos que eran ustedes – Daryl observo que tanto Rick, como Carol y Tara estuvieran bien

—entonces andando, volvamos a casa

El sheriff estaba a punto de romper formación, cuando de nuevo ambas radios captaron una señal.

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora