Sesenta y uno.

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Las dos semanas más eternas de mi vida, aunque Theo intentaba de todas las maneras posibles distraerme, no lograba sacarme de la cabeza que sucedería entre Daryl y yo en cuanto regresara a Alexandria.

—¿llevas todo? – cuestiono Theo subiéndose a la carreta

—sí, eso creo. – arrugue mi frente intentando recordar si algo me hacía falta –. Si se me olvida algo tú lo cuidas por mi hasta que nos volvamos a ver

—espero que me dejen volver a verte. Sé que tú solo me ves como un amigo y lo entiendo, pero me gusta tenerte de amiga – sonrió y apretó un poco mi brazo

—a mí también me gusta ser tu amiga – le devolví el gesto

Escuche a Carol y a Ezekiel subirse en la parte de enfrente. Segundos después nos estábamos moviendo, había llegado la hora de volver a mi hogar y me sentía demasiado nerviosa.

En el transcurso a la comunidad, Theo y yo decidimos jugar un extraño juego que consistía en contabilizar a los caminantes con alguna prenda roja o negra en su defecto. Quien obtuviera más puntos se ganaría algo de comida hecho por el otro.

—¡llegamos! – escuchamos a Ezekiel – dejen de contar caminantes

—¡ese tiene rojo! – apunto Theo hacia afuera de la comunidad

—¡iba ganando! – lo empuje –. Ya no me agradas tanto

El chico se burló de mí, aun así, me ayudo a bajar del vehículo.

—miren nada más quien volvió – Aaron me abrazo con fuerza – te extrañe mucho

—y yo a ti – seguía pegada a su cuerpo – debiste visitarme

—lo siento, algunos problemas por aquí – me soltó para besar mi mejilla –. Aunque ahora me puedes poner al día

—los mejores chismes los traigo yo

Le guiñe y ambos reímos.

Varios de mis amigos se acercaron para apretujarme. Abraham me acomodo la espalda con el abrazo que me dio, dolió, pero ahora ya no me tronaría cada que me levantaba.

Di un vistazo rápido por la comunidad. Ni él ni su moto se encontraban en el lugar, por lo que di por hecho que ni siquiera estaba.

—salió en la mañana – Rick me confirmo aquel pensamiento

—¡oh! Ya veo – le regale una especie de sonrisa

—volverá antes de que anochezca, estoy seguro – paso su brazo por mis hombros –. Estaba emocionado, la especie de emoción que Daryl demuestra

—probablemente no tanto – le reste importancia –. ¿Dónde están Carl y Judith? Conviví con muchos niños, pero no como ellos y Gracie

—ven, vamos a casa para que los veas

Rick me dirigió hasta su hogar. Michonne jugaba con la más pequeña de los Grimes mientras que Carl intentaba hacer unos cuantos deberes de la escuela.

Fui sobornada con galletas para ayudarle con matemáticas, aunque ambos terminamos más confundidos que cuando iniciamos.

—iré a buscar a Theo, espero que aún este por aquí – le avise a Carl

—cualquier excusa es buena, no te basto todo el tiempo que pasaste allá – se burló de mí

—¡ay! Guarda silencio mocoso – le enseñé la lengua y obtuve lo mismo de su parte

Sali de la casa de los Grimes en búsqueda de Theo, por un momento tuve que recordar cómo era moverse por Alexandria. Al no encontrarlo, decidí volver e intentar resolverlo con Carl, sin embargo, mis pies me dirigieron de inmediato a la casa que solía compartir con Daryl.

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora