24. "Confianza"

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—Buen día, compañero— saludó a Kurama con su habitual rascada detrás en la oreja.

Salió nervioso de su habitación y no quería ni pensar en lo que había presenciado la noche anterior. Tenía que centrarse, no sabía que tipo de pruebas debía enfrentar, pero lo cierto era que si las fallaba, quedaría en vergüenza delante de todos. La manera en que la gente confiaba en él, lo abrumaba, ponía una carga sobre su espalda que nunca antes había llevado.

La esperanza de los oprimidos.

Tan diferente fué su vida hacía solo un par de meses y ahora ni él mismo sabía quien era realmente.

Eres un jinete— gruñó el dragón, después de escuchar sus pensamientos y haciendo que las pesadas palabras vibraran en su mente —...es hora que dejes de pensar como un muchacho.

—¿Cómo se supone que haga eso? Todos a mi alrededor son fuertes, guerreros con experiencia, incluso Sakura o Tsunade ¿Cómo sé si cuando llegue la guerra, no me temblarán las piernas?— pegó su frente a la del dragón —Tengo miedo— confesó.

Haces bien, solo los tontos no temen. El miedo te hace estar pendiente de los peligros de tu entorno y te mantiene con vida, solo necesitas aprender a controlarlo— Kurama alzó la cabeza, solemne —Vayamos a volar un rato— Naruto asintió, con un ágil salto trepó a su grupa y el animal despegó antes de que pudiera ponerse las correas de seguridad.

Subió en espiral hasta lo alto del cráter, la vista del campamento de Los Rebeldes era aún más asombrosa desde esa altura. Tenían varios cultivos, un acueducto llevaba el agua a todos por canales de madera. Naruto supuso que era alimentado por manantiales que surgían de lo profundo de la montaña. Además de las casas que rodeaban el torreón, habían muchísimas más escabadas en la roca, con pequeñas puertas de madera y ventanas redondas. El número de refugiados ascendía a por lo menos un par de miles. No eran solamente soldados, divisó muchos niños, mujeres y ancianos entre ellos. Todos alzaban las manos cuando Kurama sobrevolaba sus cabezas. Naruto se encogió.

—Tantas personas...— murmuró —Cargo con la vida de todas ellas.

¡Basta! No te comportas como lo que eres.

—Kurama...

Estás dudando de tí, y al mismo tiempo dudas de mi elección. Te escogí por sobre cientos de fuertes guerreros, incluyendo elfos talentosos que desfilaron delante de mi huevo— gruñó y dejó escapar una llamarada que envolvió su morro —Levanta tu cabeza, muchacho, eres un Jinete de Dragón— Naruto sentía el coraje y el orgullo manar del pecho de su compañero. Cerró los ojos y se dejó invadir por ese sentimiento, sus puños se apretaron en las agarraderas de la montura. Kurama ascendió aún más hasta casi salir del cráter por completo y se detuvo en el aire dando fuertes aletazos —Si sientes miedo, si la soledad te invade y no sabes hacia donde debes caminar y que decisiones tomar, recuerda, no estás solo. Tú y yo somos uno, mis colmillos, garras, alas, mi magia y sed de sangre, mi fiereza y fuerza, son también las tuyas.

Naruto sonrió débilmente y poco a poco esa sonrisa se convirtió en una nerviosa y eufórica carcajada que lo despojó de inseguridades. Sí, perdió su hogar, al hombre que lo había criado, a su maestro, pero aún tenía a Kurama, a sus nuevos amigos y un ideal justo por el que luchar. No estaba perdido, llevaba consigo un propósito, uno mucho más noble del que jamás pensó tener. Se puso de pie sobre la grupa del dragón.

—¿Te tendré siempre?— preguntó, mirando al abismo.

Dalo por hecho y ponme a prueba— Kurama rugió y Naruto se dejó caer al vacío.

El aire golpeaba su rostro y cabello, su ropa se sacudía y escosía en la piel. Las pequeñas casas de tejados rojos se iba haciendo más cercanas según pasaban los segundos.

"Confío, confío, soy un jinete. Si este lazo es real, si este es mi verdadero designio, no me dejarás morir."

Las personas se asombraban y gritaban nerviosas al ver al muchacho caer en picada a toda velocidad. Naruto sentía su estómago encogerse más y más según se acercaba el suelo. Cerró los ojos cuando pensó que se estrellaría y solamente al faltarle veinte metros para tocar la dura roca, Kurama apareció debajo de él, lo atrapó, para luego hacer una curva cerrada y subir nuevamente girando con sus alas plegadas.

⌘⌘⌘

—¡¿Pero es que está demente?!— gritó Sakura al ver la hazaña desde el campo de entrenamiento.

—No le ocurrió nada— Kakashi golpeó su hombro para tranquilzarla, pero incluso a él le temblaban las rodillas.

—¡Pudo haberse matado!— ella señaló al dragón que todavía ascendía.

—Es un jinete, su vínculo es más fuerte de lo que crees— dijo el elfo, acercándose. Aún con la vergüenza de lo ocurrido la noche anterior, tuvo que tragarse su orgullo y aparecer para presenciar la prueba.

Sakura y él hicieron contacto visual, pero Sasuke desvió su mirada hacia un costado.

—Bueno, ya que nuestros estómagos volvieron a su lugar...— dijo Kakashi, caminando hasta el centro del un círculo trazado con polvo blanco —calentemos un poco, Sakura, ese tiempo en prisión debió debilitarte.

La chica examinó sus hombros con una rotación y luego alcanzó un cinturón con dos dagas largas que colgaba en una verja de madera. Se lo colocó en la cintura y desenvainó los dos afilados cuchillos justo al posicionarse dentro del círculo y frente a Kakashi. Con su semblante serio y pose de ataque, intentó concentrarse en la pelea.

—¡Vamos! Te mostraré lo débil que estoy— se burló sarcástica.

El capitán sacó su extraña espada de un solo filo y la sujetó a un lado de su cuerpo con las dos manos. Ella se lanzó al ataque y él esquivó sus armas con dos movimientos simples. Sakura giró y atacó por un costado, de nuevo interceptada y a punto de ser golpeada por un codo de Kakashi, saltó atrás con una agilidad impresionante.

—¡Bien!— evaluó el peliblanco, mientras ella lo rodeaba buscando un punto débil.

Sakura se volvió a lanzar, pero esta vez su vista se desvío hacia Sasuke, que la miraba con atención, ese fallo le costó una herida en el muslo por parte de Kakashi. Nada grave, solo un arañazo.

—¿Estás bien?— preguntó su contrincante.

—Perfectamente— gruñó mientras atacaba de nuevo. La presión de lucir normal la hacía ponerse nerviosa y en varias ocasiones Kakashi detuvo su espada a punto de herirla de gravedad.

—¡¿Qué te ocurre?! No estás peleando como acostumbras— regañó el capitán.

—Déjame intentar— dijo el elfo, serio, sin dejar de mirar a Sakura.

Kakashi buscó la aprobación de la pelirroja, pero al no escucharla decir nada, salió del círculo cediendo el lugar a Sasuke, que desenvainó su espada y la giró con agilidad.

—¿Y quién te dijo que me gustaría entrenar contigo?— protestó, señalándolo con las dagas. Sasuke se acercó en dos pasos rápidos y la obligó a detener su espada justo delante de su rostro.

—¿Te pongo nerviosa?— preguntó con tono juguetón. Sakura giró, apartó su arma y comenzó a caminar a su alrededor.

—¿Tú? Por favor— resopló y volvieron a chocar metales varias veces. El elfo, haciendo una finta extravagante, la despojó de una de sus armas y tomando la mano que contenía la otra, la acercó.

—Estás conteniendo tu fuerza de nuevo— espetó.

—¡Ashh!— Sakura lo empujó y a punto de protestar, Kurama aterrizó con un estruendo y levantando una nube de polvo.

—Perdón por la tardanza— se disculpó Naruto, saltando de la montura y corriendo hasta donde se encontraba Kakashi.

—¡Tú!— gritó la chica, dándole la espalda al elfo —¡¿Acaso no tienes cabeza?! Podrías haberte matado— regañó, pero sin decir nada más, caminó enojada hasta el extremo del círculo y se sentó en un banco con las piernas cruzadas.

—¿Y a ella qué le pasa?— le preguntó al capitán y él se encogió de hombros. Entonces miró a Sasuke, pero este, recordando la noche anterior, huyó de sus ojos y guardó su arma.

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora