PRESAGIO (Terminada)

30. "Juramento"

El elfo no despertaba, Sakura había curado la herida de su cabeza y las quemaduras más graves, pero ya no tenía fuerzas para continuar. La adrenalina de la pelea, la muerte de su maestra y ver a Naruto luchando con una poderosa hechicera, hicieron mella en su temple y comenzó a llorar, cubriendo su rostro con las manos. Su vida había sido sin duda difícil, tal parecía que las desgracias la perseguían a donde quiera que fuese.

Entonces, tras sollozar, sintió un roce en su brazo y al abrir los ojos, se encontró con la mirada del elfo.

—Despertaste...— secó las lágrimas con las mangas desgarradas de su camisa.

Él frunció el ceño, observando directamente los cuernos en su cabeza. Sakura, avergonzada de su aspecto, desvió la mirada.

—Gracias...— dijo él, sorprendiéndola.

—No tienes que hacerlo, estamos en el mismo bando, ¿recuerdas?— luego se abrazó a sí misma, incómoda —Soy un monstruo, tenías razón después de todo— el elfo negó.

—No lo creo— Sakura retuvo un quejido y le dedicó una triste sonrisa —¿Pero... qué eres?— preguntó.

—¡Suéltalo! ¡Alejate de él!— gritó Naruto desde el dragón. El animal aterrizó y empuñando la espada de Kakashi, se acercó con cautela. La chica se volteó y el jinete abrió grande los ojos, sin poder creer lo que estaba viendo —¿Sakura?— ella asintió —¿Pero, cómo...?

—Naruto, yo... Esta es mi verdadera forma— admitió.

—No lo puedo creer. Digo... sabía que no eras humana, pero...

—No, no lo soy— ella miró a Sasuke —Mi madre era una elfa y mi padre... un hombre bestia. Soy mestiza— desvío la vista cuando el elfo frunció el ceño, sorprendido ante la revelación.

—Nunca había escuchado algo así— admitió Naruto —¿Y tú, Sasuke?

—No... nunca— reconoció, intentó incorporarse pero el dolor lascerante no se lo permitió.

Naruto se acercó para ayudarlo. Logró ponerlo de pie, colocando un brazo sobre sus hombros. Sakura se acercó para hacer lo mismo con el otro, pero sus ojos verdes se encontraron con los del elfo y la mirada negra y rencorosa la hizo alejarse.

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Las pérdidas humanas y materiales, fueron devastadoras para Los Rebeldes. Habían muerto más de doscientas personas, incluyendo soldados y civiles. La mitad del torreón se había desplomado al igual que varias viviendas. Los soldados, antes de descansar, fueron enviados por Kakashi para ayudar a los que habían quedado sin hogar, y retirar los cadáveres debajo de los escombros.

Sakura, que ya había vuelto a su aspecto anterior, vió como sacaban el cuerpo sin vida de Tsunade. Junto al capitán, la llevó a una habitación que aún seguía intacta y la chica se ocupó de lavarla y vestirla con sus mejores trajes.

En una enorme hoguera se quemaron los cadáveres el día después. El humo negro ascendió hasta salir por el cráter y perderse en la altura. Los llantos y alaridos de dolor de mujeres que vieron muertos a sus hijos y esposos, llenaban el lugar de melancolía y tristeza.

—Hemos perdido vidas valiosas en esta batalla— habló un anciano con voz solemne —Todos serán recordados con orgullo y dolor, sin embargo, no debemos sucumbir a la desesperación después de la tragedia. Ahora más que nunca necesitamos un líder— las personas se miraron entre sí y comenzaron a murmurar ¿Quién merecía estar en el puesto que ocupó Tsunade tantos años? ¿Qué persona podría cargar con semejante empresa? —Si nadie se opone, yo propongo al capitán Kakashi— los susurros de aceptación llenaron el lugar. El peliblanco dió un paso al frente —¿Aceptas ser el líder de Los Rebeldes?