58. "La herrera elfa"

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Buen día, pequeño— saludó Kurama. Él le acarició justo detrás de la oreja.

—Buen día ¿Sabes cuál era el ánimo de amlugben? Me temo que me llevaré una reprimenda.

Pasó la noche sentado en el risco, con cara de piedra— anunció el dragón. Naruto suspiró y comenzó a prepararse mentalmente para el encuentro.

Cuando el dragón tocó tierra, bajó de un salto y saludó a Gama, que aún dormitaba y solo le contestó con un gruñido de su garganta. La puerta de la cabaña se abrió repentinamente y de allí salió Jiraiya, con una enorme piedra negra en sus manos.

—Buenos días, chiquillo desobediente...— lo miró de reojo y luego soltó la pesada roca en el suelo.

Amlugben... quería pedirle disculpas por mi comportamiento— confesó, el elfo alzó una blanca ceja.

—Al principio pensé en castigarte por eso, pero después me puse en tus botas. Creo que yo hubiese reaccionado de la misma maneras si estuviese en tu posición y tuviese tu edad. Así que he decidido dejarlo pasar— Naruto llevó sus dedos a la frente y luego hizo un ademán, saludándolo con respeto y agradecimiento —En su lugar, he decidido darte un presente por tus esfuerzos en el entrenamiento— señaló la piedra oscura y el muchacho lo miró extrañado.

—¿Una roca?

—Sí, es un metal extraño, hay muy pocos en Naudôr. A partir de esta roca se hacen las espadas de los jinetes de dragón— los ojos azules de Naruto se abrieron con sorpresa y luego se acercó a tocar el raro objeto —La llevarás con nuestra herrera, su nombre es Tenten, habita en el extremo opuesto de la capital, en una cabaña apartada.

—Por supuesto...— dijo con entusiasmo.

—Te advierto que es una mujer testaruda, será un reto para tí convencerla de encender su forja nuevamente. Hace décadas que no hace armas. Desde la caída de los amlugben, si mal no recuerdo...— se rascó la barbilla, pensativo.

—Convencerla...— murmuró el muchacho —De acuerdo.

—Bueno ve... Regresa a la tarde para tus lecciones de escritura— ordenó.

—Maestro... sobre...

—A todos nos llega nuestra hora— le sonrió un poco —Solo espero ser útil una vez más, antes de partir— se acercó a él y le revolvió el cabello —No demores.

—No, y gracias...

La cabaña de la herrera elfa, quedaba al otro extremo de Galadh Mallen. Naruto voló hasta un claro cercano, pero a partir de allí los árboles estaban tan apretados, que era imposible que Kurama aterrizase. Así que continuó a pie, con el dragón siguiéndolo.

Cuando se acercó a la construcción pudo ver un molino de agua, siendo movido por la corriente de un riachuelo. El extremo izquierdo de la casita estaba pegado a un enorme y frondoso árbol, y delante de esta una verja alta de madera, cubierta de enredaderas. Se paró en la puerta y tiró de una cuerda, que hizo sonar una pequeña campana. Esta se abrió y salió una elfa de pelo castaño.

A Naruto le pareció rara, no llevaba el acostumbrado cabello suelto, sinó dos moños altos y despeinados. Incluso notó leves arrugas al lado de sus ojos y frente, cosa que no había visto en ningún edhel, ni siquiera en Jiraiya, que llegaba a los mil años. Lo miró con expresión vacía, tampoco lo saludó con la cortesía acostumbrada, solo se apoyó en el marco de la puerta y cruzó los brazos.

—¿Qué quieres?— preguntó, su voz era ronca, pero sin dejar de ser femenina.

—Buen día, yo soy...

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora