99. "Familia"

1.3K 250 44
                                    

Aún quedaban gotas de agua en su piel blanquecina, que brillaban doradas gracias a la luz de las velas. Naruto deslizaba las manos por sus muslos, mientras atrapaba sus labios en una danza sin final, robándole el aliento.

Después de tantas semanas separados, la añoranza y el deseo habían crecido a tal grado, que no les bastaba el contacto físico, así que su conexión metal se intensificó de una manera increíble. Obnubilados por la lujuria, solo eran capaces de ver y escucharse mutuamente, apartados de la realidad.

Sasuke jadeó cuando percibió los dedos de su esposo en su entrada, agarró fuerte su cabello e hizo brusco el contacto. Sin control, Naruto lo estimuló rápidamente antes de alistarse para penetrarlo. Ir con lentitud no era algo que podía contemplar en su estado.

—¡Ngh...!— Sasuke arqueó su espalda al ser invadido, clavando sus uñas en los hombros del jinete, mientras este movía sus caderas —Más despacio...— rogó.

—No necesito decirte... puedes sentir mi desesperación...— gruñó —Sin tí no puedo vivir, Sasuke. Lo que soy, lo poco que tengo, no vale si no estás a mi lado.

—Ya estoy contigo— susurró en su oído —Deja ir ese miedo.

Lo notó asentir en su cuello, luego la mano que mantenía en su muslo se apretó y remontó sus embestidas, esta vez más lento y profundo.

Ya bien entrada la madrugada, permanecían amándose a pesar del cansancio de los días anteriores. Ninguno de los dos quería detenerse, como si después de tantos suplicios, fuera irreal estar juntos nuevamente. A horcajadas sobre su regazo, Sasuke se movía de forma sensual y muy erótica. Naruto solo observaba su rostro hermoso, enmarcado por ese cabello tan negro y en el que ahora brillaba la marca plateada en su frente. Sus ojos oscuros estaban velados por el deseo, y al posar la vista en sus labios finos, no resistió el atraparlos y ponerlos aún más rojos con otro beso desenfrenado.

Sasuke llegó en su abdomen, cuando los brazos de Naruto rodearon su cuerpo con posesividad. Solo en un parpadeo el rubio salió de él y lo colocó a gatas sobre el lecho. Volvió a montarlo. Alargando así las réplicas de su orgasmo y haciéndolo gruñir contra las sábanas.

—Duele...— sollozó. Naruto estaba llegando demasiado profundo en busca de su liberación.

—Ya... ya casi... ¡Ahh...!— gruñó.

—Naruto...— gimió Sasuke, y jadeó sin aliento al sentirlo tocar fondo.

—¡Ashh... demonios!— gritó el jinete —¡Sasuke, tu gata!

—¡¿Qué...?!— preguntó este, volteando el rostro.

—Aoda... en mi espalda... ¡Las uñas, maldición!

La pequeña cría de dragón había saltado sobre él, encajando sus garras en la piel. Sasuke soltó una carcajada de diversión.

—Debe haber sentido mi incomodidad.

—¡Aoda, bájate!— la dragona siseó y apretó su agarre —¡¡Qué no le estoy haciendo daño!! Te dije que debíamos sacarla.

—No puede estar lejos de mí tan pequeña— Sasuke se movió cuando Naruto, a regañadientes, salió de él.

El príncipe retiró a su dragona con cuidado y le acarició el peludo lomo.

—Aghh... duele— se quejó su esposo, mirándolo con angustia fingida.

—¿Estás haciendo un puchero?— preguntó Sasuke.

—No...

—No me digas que estás celoso...

—¡Claro que no!— bufó —Tu no tienes celos de Kurama— el ernil negó, pero sin creerle una palabra —Bueno, un poco— admitió al fin.

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora