83. "Pesadillas"

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—¿Qué piensas hacer...?— preguntó su pareja, visiblemente preocupado.

—Absorberlas.

—¡¿Todas?! ¡Itachi...!— reclamó, pero la mirada severa del rey, le hizo inclinar la cabeza —Be iest lín (Como desee)— murmuró, y salió de la tienda con paso firme.

Después de hora y media, regresó con una enorme bolsa que colocó encima de una mesa, donde mantenían permanentemente abierto un mapa de la zona en la que se encontraban. Itachi agradeció con un asentimiento y vació el contenido sobre esta. Unas quinientas gemas brillantes y multicolores se desparramaron, todas rebosantes de energía contenida.

Jiraiya se acercó y depositó otras tres de gran tamaño y luego Itachi remató con uno de sus anillos, que tenía una piedra roja.

—Shisui, que todos se alisten, mañana atacaremos— ordenó.

⌘⌘⌘

Al fin divisaron el campamento Rebelde, no habían descansado siquiera para comer o dormir. El ejército de Madara se mantenía peligrosamente cerca y Sasuke, usando su conciencia, pudo percibir a más de una criatura como la que había matado con una flecha. Justo cuando se acercaron a la puerta, el rugido de Kurama llamó su atención hacia el cielo. Naruto estaba haciendo su vuelo de rutina y a la vez vigilando los alrededores. Descendió al verlos y Sasuke tuvo que cubrir su rostro para evitar que el polvo rojizo y seco le entrara a los ojos.

El jinete saltó de su montura y corrió hasta él. La urgencia por abrazarlo lo hizo apretar su cuerpo demasiado fuerte, sacando un suspiro ahogado en el elfo.

—Estaba preocupado— admitió en baja voz —Hacía rondas a cada rato para ver si te divisaba.

Sasuke resopló una risa en su cuello, y a pesar de la preocupación, estaba verdaderamente feliz de ver a su esposo de nuevo.

—¿Por qué están en esas condiciones?— preguntó Naruto, apartándose un poco y mirando la ropa de Sasuke y a los carneros

—Corrimos todo el viaje de regreso— dijo Shikamaru.

—Ya vienen— jadeó el elfo —Lo más probable es que aparezcan en el horizonte al amanecer de mañana.

—¡¿Cómo es posible que sean tan rápidos?!

—La única forma sería que Madara haya puesto algún hechizo sobre los soldados— Shikamaru volvió a hablar —Solo así podría explicarse que no hayamos podido casi ganar terreno— Naruto tragó en seco.

—Entonces, ya comenzó— aseguró el jinete.

—Ya comenzó— apoyó el elfo, apretando su mano —¿Cómo ha estado Hinata?— preguntó y frunció el ceño ante el semblante de incomodidad que mostró Naruto.

⌘⌘⌘

La alarma se extendió por el campamento, despertando a los que se mantenían rezagados en sus tiendas. La habitual tranquilidad con la que laboraban Los Rebeldes, se turbó, y ahora todos corrían de un lado a otro, alistando armaduras y afilando armas, mientras los dos carneros, Neji y Shikamaru, le daban detalles a Kakashi de todo lo que habían visto. Pero a pesar de tener tantas cosas que preparar, Sasuke se dirigió al campamento de la tribu, con los puños apretados y a paso rápido, seguido de Naruto.

—No estás actuando bien, y lo sabes— regañó el jinete —¡Sasuke!— gruñó, apresurando su paso y sujetando su brazo con brusquedad.

—¡¿La dejo allí entonces?! ¡No sé que carajos le dijo, pero Hinata no puede quedarse con él!— exclamó furioso y se apartó.

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora