37. "Hacia Galadh Mallen"

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La tierra se veía como una basta extención verde y marrón, con un patrón cuadriculado, el cielo estaba despejado y el clima caluroso de Suna, quedó atrás nada más pasar la frontera. El viaje a caballo desde el extremo Sur hasta Bosque Verde, llevaría al menos un mes, pero volando con Kurama, en una semana estarían adentrándose en tierra edhil.

El jinete estaba emocionado, se preguntaba como se vería una ciudad donde todos sus habitantes son capaces de usar magia. Sin dudas sería algo para recordar y contar. Muy pocos humanos habían pasado las fronteras de esa misteriosa tierra a lo largo de los siglos, se sentía realmente afortunado.

Cuando notó el brazo de Sasuke apretar su cintura, colocó una mano sobre la suya y suspiró, quitando un poco de ansiedad. Sakura, al igual que él, tenía su cabeza llena de expectativas y a la vez temor a ser rechazada. Lo único que la reconfortaba era que sus amigos la apoyaban y estarían a su lado. Acamparon al anochecer, Kurama necesitaba recuperar fuerzas. Aunque podía cargar con los tres seguía siendo un gran esfuerzo para el dragón. Después de acorralar una liebre gris y tragarla de un bocado, se echó junto a un fresno y se durmió de inmediato.

Naruto y Sakura encendieron una fogata, para cocinar una sopa con la carne seca que habían empacado antes de salir y algunos vegetales. Sasuke comió un poco de pan y algunas frutas. El ambiente entre los tres era alegre, ahora que el elfo y la pelirrosa habían hecho las pases, ya no había tensión en el aire.

Naruto lo miraba risueño a cada rato, habían decidido dejarse llevar mientras estuvieran de viaje. Y aunque no duraría mucho, la satisfacción de sentirse correspondidos era grande. Con el fuego crepitándo y las pequeñas cenizas encendidas elevándose al cielo estrellado, se sentaron a conversar sobre banalidades.

—Me agradó Suna, pero debo confesar que no la extrañaré — dijo Naruto, mientras trazaba líneas en la tierra con una rama —Jamás volveré a usar un turbante— rió.

—¿Para qué usarlo? Llevarás en tu rubia cabeza una corona— habló el elfo, alargando su mano y despeinando sus mechones.

—Definitivamente no. Me crié en una granja, Sasuke, ordeñando vacas, sembrando trigo y cebada, cazando en las montañas. No tengo idea de lo que debe hacer un rey o como se comporta. No tengo madera de gobernante— el elfo se encogió de hombros.

—Solo el destino nos dirá. Si está en tu camino gobernar Naûdor, ni Madara ni nadie lo podrá impedir— Naruto tiró la rama al fuego.

—Cambiemos de tema.

—Háblanos de tu pueblo...— pidió Sakura a Sasuke, abrazando sus rodillas —...sus costumbres.

—Tenemos muchas— sonrió el elfo y examinó los cielos buscando la fecha casi exacta mediante la posición de las estrellas —Ya casi es primavera, así que se deben estar haciendo los preparativos para la celebración del Daragar, el cese de sangre. Fué el día en el que los dragones y el pueblo edhil hicieron el tratado de paz y se crearon los jinetes. Antes se hacían entrega de varios huevos de dragón por esta fecha.

—¿Te presentaron alguna vez delante de un huevo?— preguntó Naruto, curioso, recordando que tenía más de cien años.

—No, los elfos no eran elegidos para la presentación hasta no terminar un riguroso entrenamiento. Todavía era bastante joven— explicó.

—¿Y cómo es esa celebración?— preguntó Sakura emocionada.

—La mayor de todas, dura cuatro días enteros. Mucha comida y bebida, danza, música, los más talentosos magos muestran nuevos hechizos. Pero lo mejor de todo sucede al anochecer del primer día,— la emoción creció en su voz —la Hen Ithil restablecerá el tratado mágico. Es un momento de suma importancia para nuestro pueblo, como lo era hace años para el de los dragones— Naruto esbozó una sonrisa amarga.

—¿Esa Hen Ithil, fué la que me envió la visión de Sakura en Dinant?— preguntó y el elfo asintió.

—Ellas son elegidas por la Luna, tienen un angol impresionante. En toda nuestra historia solo han existido dos, mi hermana menor es la que ocupa ahora ese puesto.

—Una princesa elfa, sin duda debe ser hermosa— dijo Sakura con ojos soñadores y Sasuke asintió.

—Viene de familia— murmuró Naruto y el príncipe golpeó su brazo, avergonzado, bajo la vista divertida de la pelirrosa.

—Los elfos respetamos a la Hen Ithil incluso más que al mismo aran.

—¿Más que al rey?— preguntó Naruto, escéptico.

—Ella nació predestinada, y aunque hay un linaje real, el aran puede ser sustituido si no es adecuado— explicó Sasuke —Comprende que los elfos somos un pueblo mágico, todo lo que esté vinculado al angol es de suma importancia para nosotros— Naruto asintió —Otra cosa que deberían saber son los procederes y presentaciones. Cuando estén en presencia de alguien con rango mayor, siempre deberán saludar primero, llevando los dedos a la frente de este modo— hizo lo descrito y dibujó después un ademán con la mano.

—Pero no sabré quienes son de mayor rango— Naruto señaló lo obvio.

—Eres un jinete de dragón,— rió —solo deberás hacerlo cuando estés en presencia del aran o de mi hermana.

—¿Y yo?— preguntó Sakura, con semblante serio.

—Como embajadora de Los Rebeldes, también ante la familia real.

—No creo que tu gente lo vea con buenos ojos.

—¿Acaso importa?— Sakura asintió —No, no lo hace, solo preocúpate por mi familia. Mi hermana es más dulce que la misma miel— sonrió —Y para mi hermano Itachi, lo importante son los valores de las personas.

⌘⌘⌘

Cuando la Luna estuvo en lo más alto y ya la hoguera menguaba, Sakura se fué a dormir cerca de Kurama, sobre un futón de cuero. El jinete, en cambio, no podía cerrar los ojos, pronto llegarían a la frontera de Bosque Verde y se preguntaba que pasaría entre Sasuke y él, si se tratarían como extraños.

Cuando el elfo, quien había caminado a su lado silencioso por varios metros, tomó su mano, lo miró y forzó una sonrisa.

—Habíamos acordado no pensar.

—¿Tú no lo haces?— preguntó Naruto deteniéndose y Sasuke suspiró.

—Yo no puedo prometer nada. Mi hermano Itachi no gusta de las elfas y recae sobre mí el continuar el linaje.

—¿Y tú "gustas de las elfas"?— preguntó con sarcasmo.

—Pues hasta conocerte, sí— confesó.

—¿Hen Ithil no podría...?

—No es correcto dejarle esa responsabilidad... A mi hermana, aunque es respetada, le temen. Nunca ha tenido parejas de apareamiento y mucho menos formal.

—Pero no sabes si un día pueda tener— Sasuke se encogió de hombros —Entonces queda una posibilidad.

—Naruto...

—Soy jinete de dragón ahora, viviré tantos años como tú. Puedo esperar, pero por favor, no me apartes de tí— abrazó al príncipe y él le correspondió, agarrándose con fuerza de su camisa.

—Lo consultaré— murmuró.

—¿De verdad?— preguntó Naruto con entusiasmo y sin soltarlo. Sasuke asintió.

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora