42. "Minato amlugben"

1.3K 271 52
                                    

—¡¿Un jinete?! ¿Dónde está su dragón? ¿Por qué nunca me dijo nada?— exigió colérico.

—Su dragón se llamaba Kurama, al igual que el tuyo, y desafortunadamente está muerto— respondió Jiraiya.

—Muerto...

—Tendría sus razones para no contarte quien era en realidad. Aunque siempre fué un hombre muy reservado.

—¿Puedes hablarme más sobre él?— pidió solícito.

—Ahora no, vuelve al adabnel y haz lo que te pedí. En la tarde regresas, comenzaremos las lecciones de lectura y escritura. Lo necesitas con urgencia— Naruto observó a Kurama como se recostó sobre su espalda para llamar la atención de la gran dragona, que lo ignoraba completamente — Puedes dejarlo aquí, necesito también hablar con él— el chico asintió.

Volvió a su habitación, sin dudas comenzaba a odiar esas empinadas escaleras.
Observó el agujero en el suelo y el pequeño en la pared. Pensó en un hechizo simple:

Nen tol (Agua ven)— efectivamente, una cinta del fresco líquido empezó a llenar la bañera.

Tocaron en la trampilla y Naruto la abrió. El sirviente elfo del día anterior había vuelto, traía consigo una cesta. Hizo una reverencia y se la ofreció.

—Gracias— dijo el muchacho.

—Siempre será un placer— respondió y se retiró.

Naruto la colocó sobre la cama, la abrió y comenzó a sacar su contenido. Dentro habían dos túnicas, una naranja con hojas de otoño bordadas exquisitamente en dorado y la otra negra, con pequeños puntos plateados. Cuatro calzas, negras igual, un par de botas de suela flexible enteramente nuevas, y un cinturón. Al fondo de todo, una navaja con un espejo de mediano tamaño, dos barras de jabón y una botella de loción.

—Vaya...— resopló —¿Cómo voy a entrenar así, vestido como un príncipe?

Puso los objetos a un lado de la bañera y se quitó la ropa. Dejó que el agua fluyera hasta casi desbordarse y se metió. Con el jabón lavó bien cada rincón de su cuerpo y el cabello. Tomó el espejo y por primera vez en mucho tiempo, vió su reflejo con detalle. Sin duda había cambiado desde que se marchó de El Valle. En pocos meses sus facciones se habían endurecido y ya no parecía el mismo muchachito que salió de viaje, después de perderlo todo. Pasó la mano por su mandíbula y buscando la navaja, intentó afeitarse.

—Habría sido más sencillo si Sarutobi me hubiese enseñado— espetó. Chasqueó la lengua cuando el filo fué demasiado profundo y las gotas de sangre rodaron por su cuello —¡Ésto es imposible!— gruñó y dejó la navaja a un lado. Suspiró intentando calmarse y una idea interesante surcó su cabeza. Podría utilizar magia ¿Por qué no? Buscó las palabras adecuadas —Bad bearel cill (Cáete barba)— los bellos de su cara cayeron al agua hechos un polvo fino y su piel quedó totalmente lisa —Al menos funcionó, pude perder el cabello— se rió de sí mismo.

Eligió la túnica negra para vestir, parecía menos llamativa que la otra. Se colocó el cinturón y las botas, luego peinó su cabello rubio con las manos y bajó del árbol. Mirando al cielo para conocer aproximadamente la hora, se dió cuenta de que aún era temprano para volver con Jiraiya, así que decidió recorrer Galadh Mallen. Al parecer todo el pueblo edhil estaba absorto en la preparación del Daragar. Iban con pesadas canastas de aquí para allá, siempre deteniéndose para saludar o hacer una reverencia. En el centro de la ciudad, justo delante del castillo, estaban montando una mesa enorme. Medía por lo menos veinte metros de largo, rodeada de sillas de madera.

Observó con estupor como una elfa de cabellos plateados, llevaba a sus espaldas cinco barriles de vino que flotaban, siguiéndola a donde fuese. Sin dudas un hechizo ingenioso. Se dió cuenta de que los elfos se habían acostumbrado a usar la magia para su vida diaria. Ejemplo de esto eran sus contrucciones, todavía no podía comprender como hacían sus casas sin utilizar ningún clavo o ensamblaje.

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora