100. "La nueva orden"

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El murmullo de la sala se calló cuando abrió la puerta. Todos los presentes, después de esperar a que entrara, le aplaudieron enérgicamente. Naruto no sabía que hacer, fué un momento realmente incómodo, pero permaneció con la frente en alto y caminó hasta el asiento principal de la larga mesa que todos rodeaban. Kakashi, el jefe de Los Rebeldes, estaba a la derecha, Sakura, luego el rey Gaara, Kiba, a su lado Hinata. En el izquierdo estaba Sasuke con Aoda en el regazo, la cual había crecido hasta el tamaño de un gato adulto durante la noche, seguido del aran Itachi y Shisui. Se sentaron cuando el jinete levantó una mano.

—Al fin estamos aquí...— dijo, y todos rieron —Fué difícil para mí, y ni siquiera puedo imaginar lo que pasaron, soportando tantos años— vió asentir a la mayoría —Hay muchos asuntos para tratar, decisiones que tomar, pero tenemos tiempo y no se puede hablar de todo en un solo día. Más, considerando lo agotados que estamos después de la larga batalla.

—Exactamente...— concedió el aran.

—He pensado en lo que haría, llegado este momento, y hay dos decisiones muy importantes que tomé. Para la primera, debo pedir la opinión del rey Itachi y los dragones de los eldunarí, que aún permanecen en mi interior, pero también concierne a los carneros— Naruto miró al aran adhel, quien le prestaba toda su atención, luego a Kiba —Naudôr entra en una nueva era de paz, la cual debemos cuidar y mantener. Debido a eso, es importante la igualdad de las razas, por lo cual... he decidido proponer que los carneros integren también, el tratado mágico con los amlug, y sean capaces de convertirse en jinetes de dragón, si son elegidos por un huevo.

El Alfa se puso de pie de repente, realmente sorprendido. Abrió su boca para hablar, pero las palabras no salieron, solo miró a Itachi y luego a los demás, como esperando que alguien protestara.

—Naru... Amlugben...— corrigió Kiba —No hemos pedido algo como eso.

—¿No es de tu agrado la oferta?— preguntó.

—No me refiero...— miró con nerviosismo al rey elfo, perdiendo por un momento su pose altiva acostumbrada.

—Yo creo que es una sabia decisión— dijo Itachi —Dejar los rencores atrás y empezar nuevamente ¿Qué mejor forma que el compromiso con la causa de cuidar esta tierra?

—¿Entonces está de acuerdo?— preguntó Kiba, incrédulo.

—Estoy permitiendo que te cases con mi hermana ¿Por qué te sorprende tanto que acepte el trato?— inquirió Itachi y la risita de Hinata se escuchó en la sala.

Con el aran a favor, solo tuvo que cerrar los ojos para percibir el asentimiento de los dragones en su interior.

Los uniremos al tratado mágico, jinete— dijo Jubaku —Tú mismo podrás hacer el hechizo.

Naruto sonrió y les transmitió su respuesta.

—¿Pero cómo habrán más jinetes de dragón, si no hay huevos?— preguntó Kakashi —Aunque la dragona de Sasuke ernil...

—No solamente ella— interrumpió Naruto, y pasó toda una larga hora contándoles lo que en verdad había ocurrido en la isla de Tolau, y lo cual no recordaron hasta la muerte de Madara —Podemos restaurar la orden de los amlugben y la raza de los dragones.

—¡Eso es una gran noticia!— exclamó Sakura y él asintió.

—Tambien respetaré los acuerdos anteriores, así que los carneros pueden considerarse dueños de toda la cordillera de las Doltaôr. Serán sus tierras, sin embargo, son libres para viajar por Naudôr, siempre y cuando respeten las leyes.

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora