35. "Sentimientos"

1.5K 321 61
                                    

—¿Y cuáles serían esa dos condiciones?— preguntó Kakashi, con semblante serio.

—Cambia esa cara, mi querido amigo, no son cosas imposibles de cumplir. Sé que Los Rebeldes no poseen mucho— dijo el rey —Solo pido que cuando derroten a Madara, si es que pueden...— añadió y miró a Naruto —quien ocupe el trono de Naûdor, me dé vía libre de comercio y dos ciudades para ampliar mis dominios. No sé que creen ustedes, pero a mí me parece más que justo, considerando que es la vida de mi pueblo la que arriesgo. Además de que debo dar refugio, trabajo y comida a los tuyos— miró a Kakashi.

—Si alguien ocupa el trono de Barad Môr después de la guerra, ese sin duda será amlugben, así que él debe decidir.

—¡¿Qué yo qué...?!— Naruto se puso de pie y miró a Kakashi. Las palabras del peliblanco eran difíciles de asimilar. Jamás pasó por su cabeza ser rey, apenas había empezado a considerarse un jinete.

Cálmate, no es momento para esa discusión. Debemos lograr que Gaara acepte el acuerdo— dijo Sasuke y Naruto se sentó.

—¿Entonces?— preguntó el rey, mirando al jinete, que parecía indeciso —Heredé la corona de un país en ruinas cuando solo tenía díez años. A pesar de los obstáculos, llevé a mi pueblo por el camino de la prosperidad, y hoy nadie muere de hambre ni viste harapos en Suna. Solo me bastaron siete años para lograrlo. Creo que un tratado comercial entre nosotros, será beneficioso para ambas partes.

—De acuerdo— dijo por fin Naruto, con un nudo de incomodidad —¿Cuál es la otra condición?

—Esa no está en tus manos, jinete, sinó en las de esta bella dama a mi lado— miró a Sakura —Aceptaría de buen agrado dicho acuerdo, si ella me permitiese desposarla— los tres miraron a la pelirrosa, pero ella, después de la sorpresa, buscó los ojos de Naruto con un ruego.

—Rey Gaara, no puede pretender obtener la mano de Sakura de esa manera— dijo serio, en un intento de ayudarla.

—¿Por qué no, estás interesado en ella?— preguntó el monarca con el ceño fruncido.

El jinete, sintiéndose presionado, buscó apoyo en Kakashi, pero este se encogió de hombros sin saber que decir. Luego miró a Sasuke, que no había reaccionado de ninguna manera.

—Sí...— dijo al fin —No puedo permitir que se quede aquí.

Sakura abrió los ojos sorprendida y luego todos miraron al elfo, que se puso de pie.

—Si me disculpan... el viaje fué agotador y necesito descansar— espetó entre dientes. Gaara le hizo una seña y salió del gran comedor con los puños apretados.

—Pero no he notado ningún tipo de relación entre ustedes— continuó el pelirrojo —En ese caso, todavía tengo oportunidad ¿Qué me dices, Sakura?— le preguntó a la chica, que notó la manera en la que Naruto apretaba su copa de metal, mientras veía hacia la puerta por donde el príncipe había salido

—Me pone contra la espada y la pared— le dijo al rey —Si no acepto su petición, Los Rebeldes no obtendrán la ayuda que tanto necesitan.

—No lo veas así, sinó como una excelente oportunidad. Jamás estarás rodeada de tanta atención y lujos como aquí— dijo el rey, besando su mano.

—Pero ya tiene seis esposas— señaló Naruto.

—Ninguna tan bella como Sakura— sonrió —Dejaré que lo piense, mientras tanto... Kakashi,— llamó —puedes hablar con mi hermana sobre los planes de batalla, a ella se le da mejor que a mí. Mi talento es la economía— el peliblanco asintió.

—Está dando por hecho que voy a aceptar— dijo la pelirrosa y el rey se encogió de hombros.

⌘⌘⌘

Naruto apenas entró en su habitación se quitó el molesto turbante y se dejó caer en la extraña cama. Estaba agotado y el pensamiento de que podía llegar a ser rey de Naûdor, era un peso demasiado grande. También la reacción del elfo cuando él tuvo que mentir para ayudar a la pelirrosa, no salía de su cabeza. Sabía que Sasuke estaba celoso, pero aún no lograba identificar de quien, sin embargo, cuando Gaara mencionó su segunda condición, el ernil no pareció afectado. Fueron las palabras de Naruto las que lo hicieron salir del comedor. Ahora la situación era más delicada entre ellos y al final en vano, el monarca de Suna no parecía aceptar un "no" como respuesta.

Suspiró y a punto de cerrar los ojos, tocaron a la puerta, cuando abrió vió a una muchacha joven de cabello castaño y facciones delicadas.

—El rey Gaara me envía para acompañarlo en el lecho, mi señor— dijo con voz dulce.

El muchacho se quedó sin habla, la chica sin dudas era bella. Hacía mucho tiempo que no aliviaba sus necesidades, pero por alguna razón, no sintió ningún deseo carnal hacia ella. A punto de rechazarla, notó como comenzó a temblar cuando vió la cabeza del dragón entrar por la ventana, enseñando los dientes. Kurama rugió y la chica salió despavorida.

—¡¿Pero qué haces...?!— protestó Naruto. El dragón no le respondió —¡¿Ahora no me hablas?! ¿Por qué la espantaste?

Te ahorré el trabajo— bostezó.

—¿Qué sabes tú si yo quería...?— empezó, pero luego gruñó entre dientes —¡Ashh, olvídalo! ¡Maldición!— Kurama se lamió el hocico y Naruto, cerrando la puerta, se volvió a tirar sobre los almohadones murmurando incoherencias y escuchando como el dragón dejaba el balcón.

Al poco rato volvieron a tocar. El muchacho, pensando que podía ser la chica nuevamente, suspiró y salió de la cama para abrir la puerta. Su respiración se cortó cuando vió al elfo.

—Quiero irme al amanecer ¿Vendrás conmigo?— preguntó.

—¿A Galadh Mallen?— Sasuke asintió —Por supuesto que sí, pero, ¿qué pasa con Sakura?

—¿Por qué tanto interés en ella?— gruñó.

—Es mi amiga, la aprecio,— respondió Naruto con seriedad —pero no de la manera que crees.

—¿De verdad?— preguntó con sarcasmo, entrando a la habitación —¿Quieres que te crea después de lo que le dijiste al rey?

—Fué una mentira— Naruto cerró la puerta —No puedo permitir que la obligue a casarse. Ella lo hará si eso significa la victoria para Los Rebeldes, pero no está bien— Sasuke frunció más el ceño y deslizó la mano por su cabello negro, despejando su frente —¿Por qué te molesta tanto?— se atrevió a preguntar. El elfo no contestó, Naruto vió como tensaba sus hombros cuando dió un paso hacia él —Responde...

Sasuke alzó la mirada y solo tuvo que hacer contacto visual para que percibiera todo lo que estaba pensando.

—No debo...— empezó, pero el jinete agarró su ropa y tiró para besarlo con fuerza.

Notó las manos del elfo subir y enredarse en su cabello rubio con el fin de profundizar el beso, y luego, cuando abrió su consciencia y Naruto sintió una ola de deseo, ya no pudieron detenerse.

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora