23. "La fiesta"

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Naruto se había puesto una camisa azul clara, de mangas anchas pero ajustadas en las muñecas por una cinta. Unos pantalones de cuero marrón oscuro, sus botas y por primera vez desde que nació Kurama, se sintió libre de llevar su frente descubierta. Todos lo saludaban con respeto por donde pasara. Junto a Sasuke, llegó al patio del pequeño torreón, Tsunade decidió hacer la celebración afuera para que Kurama también participase, pues el dragón casi no cabía por los pasillos.

Diez mesas de madera fueron dispuestas, el asado de cerdo y venado era abundantes, así como los barriles de aguamiel. Casi todos los que habían asistido tenían cargos en el ejército de Los Rebeldes. Kakashi, el capitán, estaba riendo y aplaudiendo a uno de los soldados que se había trepado en la mesa a bailar. En cuanto Naruto se acercó, todos lo miraron en silencio. El muchacho se incomodó por la atención recibida y más tras Kakashi alzar su jarra de metal y gritar:

¡Amlugben!— todos le hicieron coro y uno le alcanzó una bebida. Naruto, haciendo lo correspondiente, alzó la copa y después bebió su contenido.

—¡Esto está delicioso!— expresó asombrado, sin duda la mejor que había bebido.

Déjame probar— dijo el dragón y Naruto lo miró divertido.

—¿De verdad?— Kurama ronroneó —¿Pueden darle una a mi compañero?— todos se miraron los unos a los otros y rieron a carcajadas.

—¡Por supuesto!— exclamó Kakashi, haciendo rodar un barril hasta Kurama. Le quitó la tapa y Naruto, para sorpresa de todos, levantó el pesado barril de madera lleno de aguamiel como si estuviese vacío, y lo vertió en las fauces del dragón, que lo tomó todo de una vez. Rugió y se relamió el morro —Eres fuerte, muchacho— le dijo el capitán —Me encantará ver tus destrezas mañana en la prueba.

—¿Qué prueba?

—Lady Tsunade quiere conocer hasta que punto estás preparado para luchar. A dispuesto dos retos para tí, el primero será de armas y te enfrentarás a mí. El segundo de magia, Lord Orochimaru será tu examinador— Naruto hizo una mueca de desprecio que no pasó de ser percibida por el peliblanco —Tranquilo, estaremos todos observándote.

—Eso no ayuda— masculló.

Lady Tsunade se unió a la fiesta seguida de Sakura, vestida con su característico atuendo, pantalón y camisa con corsé. La noche avanzó, las flautas y laudes se escuchaban por sobre las voces de todos. Comían, bebían, cantaban, reían, todos en perfecto ánimo.

Sasuke, asusado por el jinete, probó la bebida dulce. Naruto vió con asombro como se tomaba una jarra entera casi sin respirar y seguía como si nada hubiese pasado.

—¿No sientes nada?— preguntó divertido, con sus sentidos un poco embotados de beber.

—¿Qué se supone que debo sentir?— preguntó de vuelta, mirando el fondo vacío del recipiente.

—Ten otra— le alcanzó Naruto y el elfo volvió a vaciar la bebida. Una tercera y una cuarta se sumaron —¡¿Nada?!— preguntó el jinete más que sorprendido y junto a él, todos los que estaban en la mesa.

—Siento... cosquillas en las orejas ¿A eso te referías?— Estallaron a carcajadas y Sasuke los acompañó.

Ya era bien entrada la noche cuando Tsunade se puso de pie y tambaleándose un poco, le ordenó a Kakashi que cantara una canción. El capitán se subió a la mesa y comenzó a marcar el compas con sus botas. Los presentes siguieron el ritmo con palmadas y el peliblanco entonó con grave y potente voz, una canción que fué compuesta para ella.

Los versos hablaban de un oso que la había tomado de rehén, pero la mujer, ya bebida, se había "encariñado demasiado". Naruto no quiso saber la procedencia de dichos versos.

—¡Maldito oso! Me ha despeinado— chilló después la mujer más que bebida.

Las carcajadas eran estridentes.

Kurama se había tomado seis barriles y dormía en el patio como un tronco, su jinete ya había dejado la cabeza apoyada en la mesa y Sasuke miraba serio un punto fijo en quien sabe donde, pero al observar el estado del muchacho, se levantó.

—Voy a llevar a Naruto a su habitación— le dijo a Tsunade, que solo le respondió con un ademán.

Se le acercó y pasando un brazo por su hombro, lo levantó de la silla y llevó dentro del torreón a paso lento. Lo tiró en su cama y le quitó las botas.

—Sasuke...— murmuró —...es tan...— el elfo  se acercó curioso y con una sonrisa en sus labios.

—¿Tan, qué...?

—Lindo, tan lindo... siento... que ya está aquí— levantó torpemente la mano y la dejó caer en su pecho.

El príncipe tragó duro y suspiró. Ya no tenía dudas de que Naruto sentía algo por él. Gracias a la ansiedad, el deseo y mucha bebida en su cabeza, no pensó y se inclinó para dar un beso en sus suaves y dormidos labios. Ese gusto, esa "atracción" que sentía hacia el jinete se había convertido en algo carnal, un instinto animal que tiraba de él con toda su fuerza.

Se encontró preguntándose si era correcto, si se lo podía permitir... Y otro beso dejó en su boca antes de que un carraspeo a sus espaldas lo interrumpiera.

Completamente tenso, giró y se encontró con la pelirroja, que los había seguido.

—¿Aún tienes cara de decir que no te gusta?

Sasuke miró a Naruto por última vez y se levantó, hecho una manojo de nervios y furia. Avanzó, haciéndola retroceder hasta acorralarla entre sus brazos y la puerta.

—Cierra la boca...— siseó —Más te vale no decir ni una palabra— ella rió.

—¿Por qué? ¿A qué le temes?

—No le temo a nada— gruñó y un mareo lo hizo sacudir la cabeza —Simplemente no puede suceder— masculló y para sorpresa de la chica, apoyó la frente en su hombro.

—Rayos, eres más sensible de lo que pensé. Estás hecho un desastre— rió —Será mejor que descanses— Sasuke se incorporó y la miró a los ojos —Tranquilo, no diré nada. De todas formas es difícil de creer que alguien como tú, haya robado un beso. Y más si es de un hombre.

El movimiento a sus espaldas lo hizo girar, Naruto se había sentado en la cama. Sujetando su cabeza y aún con los ojos entrecerrados, pudo ver a Sasuke demasiado cerca de la pelirroja. Sorprendido por la escena y un poco dolido, disimuló con una sonrisa.

—Creo que se equivocaron de cuarto— murmuró con diversión.

Sasuke se separó con rapidez de Sakura.

—No es lo que crees, yo... Ella solo— ¿Por qué se estaba excusando?

—Naruto...— empezó la chica, pero él levantó una mano en el aire.

—Tranquilos, será secreto. No contaré lo que ví. Tampoco hay nada malo, ustedes son libres de hacer lo que quieran...— se forzó a decir —Pero al menos háganlo en privado.

Sasuke apretó los puños.

—¡Asno!— gritó encolerizado y salió de la habitación con un portazo.

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora