71. "Arribo"

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Incluso viajando en línea recta y cabalgando en los rochan, el trayecto entre Bosque Verde y las fronteras de Suna, les había llevado casi un mes de viaje. Ese día, cuando el Sol estuvo en lo más alto y los rayos intensos picaban sobre sus rostros, Hinata y Sakura divisaron la multitud de tiendas de lana azul sobre una planicie rojiza llamada "Los llanos ardientes". Una zona cruel entre los dos países, con tierra malagradecida y un olor sulfúrico que penetraba por sus sensibles fosas nasales.

Una muralla de estacas puntiagudas rodeaba el campamento como primera línea de protección, y detrás de ella, un cerco de troncos gruesos con un portón, resguardado por dos atalayas improvisadas en las que vigilaban el horizonte un trío de guardias. La pelirrosa no pudo evitar sonreír, aunque había disfrutado en demasía la estancia en la increíble capital élfica, extrañaba a su gente. Después de todo, se había criado entre los soldados del campamento.

Espoleó su caballo con los talones para llegar lo antes posible y la princesa la siguió de cerca. Se detuvieron justo delante de los portones y al desmontar, Hinata ordenó mediante un hechizo que los caballos regresaran a Bosque Verde, donde pertenecían, y luego se colocó la capucha, para no llamar tanto la atención entre los humanos.

Los guardias reconocieron a Sakura y de inmediato le dieron paso al campamento. El ruido del ajetreo llegó a sus oídos cuando se adentraron entre las tiendas. Un trillo lodozo lo atravesaba y serpenteaba, marcado con los cascos de caballos y las botas de los soldados. Las personas detenían sus quehaceres al verlas pasar, algunos saludaban a Sakura y le daban la bienvenida. Con la elfa eran más reservados y respetuosos.

Cuando llegaron casi al centro del campamento, vieron una tienda circular y mucho más grande que las otras. Sin dudas era el puesto de mando del ejército. Kakashi abrió la solapa de tela y salió con una enorme sonrisa, abrazó a Sakura y luego miró a Hinata con curiosidad.

—Me alegra mucho tenerte de vuelta...— dijo el jefe y la pelirrosa asintió.

—Ella es Hen Ithil, princesa de los elfos— Kakashi abrió enorme los ojos e hizo una torpe y empolvada reverencia.

—Bienvenida, es un enorme placer conocerla— dijo solemne.

—Igualmente, espero ser útil en la batalla por venir— concedió Hinata con voz dulce y una sonrisa.

—¿Y amlugben...?— preguntó Kakashi al fin, mirando detrás de las dos mujeres hacia la entrada del campamento.

—Naruto tuvo un asunto urgente que atender, pero su llegada debería coincidir con la nuestra, así que no creo que demore en arribar— explicó Sakura.

El jefe de Los Rebeldes las invitó a pasar a su tienda, al tiempo que le gritaba a un mozo de cuadra para que preparara dos para las recién llegadas.

—Con una bastará— dijo Hinata —Podemos compartir, no es necesario gastar más recursos.

—Pero usted es una princesa. Por cortesía debo...— empezó Kakashi, pero la elfa negó.

—Se lo agradezco,— inclinó levemente la cabeza —pero no es necesario.

—Sakura...— Kakashi buscó apoyo y la pelirrosa sonrió.

—Le prometí a Sasuke ernil que cuidaría de ella, así que será mejor tenerla cerca— rió en complicidad con la princesa. En el mes que duró su viaje, se habían hecho grandes amigas.

Kakashi, después de suspirar, se sentó detrás de una enorme mesa en la que descansaba un mapa de Naudôr y otros documentos importantes, junto con su extraña espada de un solo filo y un yelmo. Ellas se sentaron al frente y Sakura retiró la pesada y polvorienta capa de sus hombros.

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora