15. "La sonrisa de un elfo"

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El pelirrojo sacó dos espadas de fina hoja de abajo de su capa. Naruto miró sus manos, sus dedos y muñecas tenían junturas en cada articulación. También era de madera, un muñeco. Un chirrido parecido al de un metal siendo arañado, llenó su cabeza y lo hizo trastabillar. Su mente estaba siendo atacada.

Minato le había hablado de eso; un mago enemigo intentaría atacar sus pensamientos a la par que su cuerpo. Recordando lo que le había enseñado, buscó un recuerdo tranquilizador en el cual concentrarse, pero lo único que vino a su cabeza fué el momento justo en el que el elfo sonrió, cuando le contó sobre el juramento de amor eterno. Su mente había quedado cerrada y con el ataque frustrado, el pelirrojo se lanzó espadas en mano. Naruto esquivó el golpe saltando hacia atrás y después golpeó una de las espadas, sacando chispas por el roce de metales.

Una y otra vez intercambiaron golpes, la lucha era encarnizada. El pelirrojo lanzó una estocada e hirió el brazo derecho de Naruto. El muchacho se sujetó la herida con una mano, sangraba demasiado, el corte era profundo. No podía demorar mucho la confrontación o estaría en desventaja.

¡Sûl naur! (¡Viento de fuego!)— gritó, y la espiral de llamas doradas envolvió el cuerpo del enemigo. Si estaba hecho de madera, sin dudas se quemaría por completo.

Pero no, quedó impresionado al verlo ileso cuando estas se desvanecieron.

—¿Crees que podrás vencerme con un hechizo de ese nivel? No me hagas reír— se burló —Te mostraré la verdadera magia: le rhaw nín (tu cuerpo me pertenece)— el cuerpo de Naruto se puso rígido y comenzó a moverse sin control. Los movimientos extraños que hacían sus articulaciones eran realmente dolorosos, intentó detenerlos, pero era imposible —Eres un juguete en mis manos ¿Aún así pretendes derrotar a Madara? Abre lo ojos, este es tu fin.

El techo a espaldas del pelirrojo se desplomó con una explosión y por el agujero entró la cabeza de Kurama. El dragón aspiró y con un rugido, dejó salir un torrente de fuego dorado que envolvió al enemigo y a Naruto. El hechizo quedó disuelto y en medio de las llamas, el joven empuñó su espada y con una estocada, atravesó el pecho del pelirrojo y su cuerpo de madera comenzó a ser consumido por el fuego. No emitió sonidos, sin dudas no sentía dolor. Naruto quedó en la misma posición cuando las cenizas del mago cayeron al suelo ¿Era tan débil? Ni siquiera había podido vencer a un esbirro de Madara ¿Que podría hacer ante el verdadero tirano?

—¡Naruto!— gritó Sasuke, desde la montura del animal, sacándolo de sus cavilaciones —¡Tenemos que irnos! Llegarán más guardias.

El muchacho miró por última vez el cuerpo calcinado y se acercó a Kurama, Sasuke le tendió una mano y tiró de él hasta que trepó a la grupa, justo detrás. La chica seguía inconsciente sobre las piernas del elfo.

Al dragón le costó mucho despegar por el peso, pero luego de unos fuertes aleteos e impulsándose con las patas traseras, logró alzar el vuelo con rumbo Noroeste. Observaron Dinant totalmente tranquila a excepción del bastión rojizo que bullía con la actividad de los soldados.

—Nos seguirán, de eso no hay duda— dijo el elfo con ceño fruncido.

—No pude vencerlo— las palabras de Naruto eran bajas y llenas de incertidumbre.

—¿De qué hablas? Está muerto

—Fué Kurama, si no hubiese llegado a tiempo, estaría todavía bajo su hechizo.

—¿Y qué esperabas? Era uno de los magos de Madara, llevaba toda una vida sirviendo al tirano. Tú has comenzado a usar magia hace apenas más de un mes. Aún así, le hiciste frente.

—¿Me estás elogiando?— preguntó Naruto, con una media sonrisa.

—Para nada, fué estúpido, por poco te matan.

—Tenía que recuperar la espada de Minato— dijo llano y miró el arma aún en sus manos. Las palabras del pelirrojo seguían en su mente.

⌘⌘⌘

Volaron toda la noche, sin embargo en la mañana las fuerzas de Kurama estaban agotadas por la carga extra, y descendió en un bosquecillo seco junto a la frontera del desierto.

Lo siento, pequeño, pero no puedo seguir— dijo mientras jadeaba.

—Has hecho más que suficiente, me salvaste la vida— se bajó y le rascó detrás de la oreja.

Sasuke le pasó el cuerpo de la chica y la acostó a la sombra de un árbol. La observó con detenimiento, su cara estaba manchada de mugre y sangre seca, su cabello rojo enmarañado, adornado por una cinta negra alrededor de su cabeza. Llevaba una camisa blanca desgarrada y un corsé de cuero negro en la cintura. Extrañamente no traía una falda, sino pantalones, también de cuero oscuro y botas.

Vió a Sasuke acercarse.

—Hay que curar las heridas de su espalda, están infectadas— dijo serio —También hay que revisar si tiene algún otro daño importante.

—¿Quieres decir...?— Naruto señaló la ropa de la chica.

—Sí, hay que quitarle la camisa— dijo el elfo, totalmente tranquilo y comenzó a tirar de las ataduras del corsé.

—Si despierta, seguro se enoja— advirtió el muchacho.

—Organiza las prioridades, Naruto ¿Qué es más importante ahora, su pudor o su vida?— el jinete tragó saliva y asintió.

Sasuke terminó de quitar la prenda y para su sorpresa, debajo de esta había una larga tira de tela enrollada. Generalmente las mujeres se ponían corsé para hacer más fino su talle, pero esta chica usaba relleno para hacerlo más ancho. Lo pudo constatar al retirar las telas y ver una cintura anormalmente fina.

—Vaya...— expresó Naruto —casi la puedo encerrar con mis manos.

—Concéntrate— pidió Sasuke. Sacando el bajo de la camisa del pantalón, la subió y retiró por la cabeza con cuidado de no lastimarla. Su vientre, senos y pecho también tenían heridas y cicatrices —Está peor de lo que creí. Necesitamos agua.

Naruto miró alrededor, pero no había ninguna fuente cercana.

—Por aquí no hay nada, todo está seco— Sasuke suspiró y apartándose de la muchacha, comenzó a cavar un pequeño pozo con las manos.

Nen, tol nan en (Agua, sube hasta mí)— pronunció y el líquido comenzó a mojar la tierra y después a borbotear en el centro del agujero, llenándolo —Trae una vasija, apresúrate, es un hechizo eterno— Naruto se puso de pie y corriendo a las aljabas que Kurama todavía llevaba, sacó dos cuencos de madera y los llenó de agua — Daró (Detente)— dijo el elfo y el agua dejó de subir. Poco a poco la tierra quedó seca nuevamente.

—¿Qué es un hechizo eterno?— preguntó el muchacho.

—Satisfaceré tu curiosidad en otro momento, amlugben.

Sasuke desgarró las telas que llevaba la chica en la cintura y después las mojó en el agua. Comenzó a limpiar las heridas con suavidad, cuando estuvieron lo más limpias que se podía, dadas las condiciones, recitó hechizos sencillos de curación y se fueron cerrando poco a poco, sin dejar cicatriz. Entonces la volteó e hizo el mismo lento proceso.

Su espalda estaba en peor condición, las múltiples marcas de latigazos cruzaban unas sobre otras, la golpeaban repetidas veces sin esperar a que sanara. Quedarían cicatrices, ni siquiera él podía sanar algo así. Hizo lo mejor que pudo y poniéndola de nuevo sobre su espalda, le colóco la camisa.

—¿Y ahora?— preguntó Naruto.

—Ahora esperaremos, nacesitamos descansar.

El muchacho asintió y se recostó a un árbol. Intentó vaciar su cabeza de pensamientos por un momento, los sucesos de las últimas horas eran bastante para asimilar. Pero el recuerdo de haber usado la imagen de Sasuke sonriendo para inutilizar el ataque enemigo, lo llenó de inquietud.

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora