50. "La habitación del príncipe"

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—¿Cómo es posible que esté vivo?— exclamó la pelirrosa, caminando por un pasillo del palacio edhil, junto al príncipe y a Naruto —Yo lo ví, Sasuke, con mis propios ojos.

—No lo sé, pero Hinata nunca se ha equivocado— respondió el ernil, mirando la corona de planta que traía en sus manos.

—El aran estaba muy afectado— mencionó Naruto.

—¿Cómo no estarlo? Yo, ahora lo comprendo mejor que antes— confesó el elfo y amlugben tomó su mano y la apretó ligeramente —No podemos hacer nada más que esperar noticias.

—¿Y a dónde fué el aran?— preguntó el jinete.

—Al valle del descanso, allí reposan los restos de los edhel. También el cuerpo de Shisui, debe estar allá.

Sakura y Naruto asintieron a la información y casi al llegar al gran salón, Ino apareció al final del corredor y los saludó con una reverencia.

Ernil, amlugben... dijo seria y luego miró a Sakura.

—Se presentó algo. Perdón por dejarte esperando.

—No te preocupes— sonrió de manera dulce —¿Vas a volver? Quieren hacer otra ronda...

—Claro, yo...— miró a sus amigos y estos asintieron —Nos vemos después— se despidió y marchó junto a la elfa.

—¿Seguirán bailando hasta el amanecer?— preguntó Naruto, con diversión.

—Es muy probable— rió Sasuke, quien se vió abrazado repentinamente por la espalda.

El jinete se inclinó y después de rozar su oreja puntiaguda con la nariz, murmuró:

—Tengo curiosidad...

—¿Por qué?— preguntó el ernil, sintiendo un escalofrío.

—Quiero ver como luce la habitación de un príncipe ¿Me enseñas la tuya?

Sasuke se mordió el labio inferior para retener una risa nerviosa y asintió. De la mano atravesaron un puente colgante y luego de dos escaleras en espiral, llegaron a otra ala del palacio. Allí se detuvieron, delante de una puerta tallada que Sasuke abrió de par en par.

Naruto entró a la estancia y se detuvo un momento para observar. En una esquina estaban dispuestas dos armaduras, una negra y la otra plateada, detrás de ellas varias armas, incluyendo espadas, lanzas y dos arcos de metal. Una bañera igual a la que había en el adabnel, estaba en el otro extremo, y en el centro una cama grande con dosel y cortinas oscuras.

—Muy bonita— dijo, fingiendo naturalidad y girándose cuando escuchó la puerta cerrarse. Vió como Sasuke se comenzó a quitar su cinturón —¿Qué haces?

—No te hagas el tonto, para esto viniste.

—Solo quería ver tu habitación— Sasuke resopló una risa y acortando la distancia, pasó el cinturón por detrás de su cuello y tiró de él, obligándolo a inclinarse. Sus rostros quedaron demasiado cerca.

—Quiero ver todo los cambios— murmuró sobre sus labios —Enséñame...— ordenó.

Naruto soltó una carcajada nerviosa y se dejó empujar hasta que sus piernas chocaron con la cama. Cayó de espaldas sobre el colchón y Sasuke trepó hasta sentarse encima de sus muslos. Con ojos negros y hambrientos quitó su correa, subió su túnica y comenzó a desatar el cordón de sus calzas grises. El jinete lo miraba ansioso, y según Sasuke se iba acercando a su objetivo, la excitación aumentaba.

El príncipe levantó sus negras y finas cejas al ver su miembro, que aún estando semi-endurecido se notaba grande. Solo necesitó agarrarlo y acariciarlo un poco para que se tornara duro y viril, con un tono rosado en la piel.

Los ojos de Naruto iban desde su mano a su rostro, mientras Sasuke lo masturbaba con lentitud. Cuando se inclinó y besó la punta. El jinete de dragón gruñó en su garganta y contrajo su abdomen.

—Nunca lo he hecho con un hombre, Naruto— admitió Sasuke —Tengo un leve conocimiento, pero no la experiencia.

—Yo tampoco, pero si solo con que me toques estoy a punto de correrme, no me quiero imaginar cuando esté dentro de tí— inclinó la cabeza hacia atrás y jadeó, cuando Sasuke introdujo todo lo que pudo en su boca.

Sintió como tocaba su garganta, pero aún así, quedaba un buen tramo todavía afuera. Con movimientos lentos, el elfo succionaba, luego rodeaba la punta con su lengua y volvía a meterla en su boca, todo sin quitarle los ojos de encima a Naruto, quien estaba apretando los dedos dentro de sus botas para resistir el orgasmo que amenazaba con dejarlo como un novato.

Alcanzó su cabello negro y tiró con delicadeza para que se detuviera. Sasuke tenía los labios rojos y húmedos, al igual que sus ojos. Naruto se inclinó hasta tomarlos y paladear su propio sabor en la lengua del príncipe.

—Quítate la ropa— ordenó, y él también comenzó a hacer lo mismo, a la vez que abría su mente y contactaba con la del elfo.

Ese gusto, el disfrute que sentían al mirar a su pareja despojarse de la ropa y quedar desnudo, fué transmitido por el vínculo y acrecentó el deseo que ya quemaba en su piel. Arrojando la última pieza de ropa a un lado, Naruto alcanzó a Sasuke y ambos quedaron en un enredo de brazos y piernas sobre las sábanas.

—Creo que es mi turno ahora— dijo Naruto y se movió hasta quedar de rodillas a un lado de la cabeza de Sasuke.

Él volvió a atrapar su miembro con sus labios mientras el rubio se inclinaba y lo imitaba. Moviendo las caderas follaba su boca y a la vez chupaba la erección del príncipe. Cada vez que llegaba profundo en su garganta, notaba su pene palpitar y humedecerse más. Agarró sus piernas y giró, hasta que el elfo quedó encima de su cuerpo. Sasuke se incorporó sobre su pecho y tosió un poco, haciéndolo sonreír, luego volvió a su hacer, jadeando sobre el miembro del jinete cuando sintió el suyo tocaba la garganta de Naruto.

Pronto el rubio comenzó a acariciar su espalda y después detuvo las manos en sus glúteos. Los apretó, masajeó sus muslos, luego regresó y los volvió a apretar, separándolos un poco. Deslizó su lengua por los testículos del ernil y llegó justo a su entrada, besando y lamiendo con morbo, mientras los gemidos del elfo llenaban la habitación.

Iest... (Quiero...)— balbuceó Sasuke, besando la punta de su miembro y con la piel erizada.

Manen? (¿Cómo?)— preguntó Naruto y deslizó su dedo pulgar por la entrada humedad, para luego introducirlo.

—Agh... Ost (fuerte)— gruñó.

Naruto se relamió los labios y en un instante, ya tenía al príncipe edhel a gatas frente a él. Colocó una mano en su espalda y pegó su pecho al colchón, entonces se centró en dilatar su entrada. Sasuke apretaba las sábanas y ahogaba sus jadeos en ellas. Más que excitado, comenzó a moverse cuando Naruto mantuvo un ritmo con tres dedos en su interior, a pesar de la incómoda punzada.

—Estás ansioso— murmuró el jinete, con voz ronca. Percibía claramente los sentimientos del ernil.

Estelio lín (Confío en tí)— confesó y cerró los ojos cuando, Naruto sacó sus dedos y posicionó su miembro.

Agarró sus caderas con una mano y presionó. Al entrar la hinchada punta, Sasuke ahogó un grito contra el colchón. Su sensación de dolor llegó hasta Naruto, y este acarició sus glúteos, evitando moverse.

Goheno nín (Perdóname)— pronunció y lo vió negar contra la almohada.

Tras sentirlo más tranquilo, entró otro poco y lo vió tenzarse. Al llegar al final, Sasuke jadeó ahogado y enderezó su columna.

—Naruto...— gruñó.

Pero él, viendo su unión y la expresión en el rostro de Sasuke cuando se volteó un poco, dejó de pensar y comenzó a embestirlo, primero con lentitud y luego arrancándole auténticos gemidos obscenos cada vez entraba.

Ya acostumbrado y sumergido en la lujuria, Sasuke permitió que Naruto lo enderezara y sentara sobre sus piernas. Embistiendo desde abajo, este acarició su cuerpo, dejó una mano rodeando su cuello y la otra sobre su vientre. El príncipe se masturbaba a la vez y Naruto, al percibir el tope de sus embestidas en la palma de su mano, no pudo retener más el orgasmo y se dejó ir, seguido por el elfo, quien inclinó la cabeza hacia atrás cuando su cuerpo tembló.

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora