36. "Conexión"

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Nunca había besado con tanta pasión, con tanto fervor. Los labios del príncipe elfo eran suaves y adictivos, quería apropiarse de ellos y no detener el contacto jamás. Sasuke tiraba levemente de su cabello rubio. Naruto, con los ojos entreabiertos, notó su ceño fruncido y cuando ambos se separaron en medio de un jadeo, sus ojos negros estaban húmedos.

—¿No me lo dirás?— preguntó el jinete.

—No es correcto...— gruñó.

—¿Por qué?— insistió, frotando su mejilla y luego apoyando la frente en su hombro. Tan cerca, pudo notar los latidos acelerados del elfo.

—Tengo deberes para con los míos, hay cosas que no me puedo permitir— respondió serio, pero con un atisbo de dolor en su voz.

—Solo quiero escucharlo, saber que lo que estoy sintiendo es correspondido y que no es producto de mi mente. Dímelo en la lengua común, porque sé lo que implica para tí admitirlo en el idioma antiguo, pero necesito que o hagas ¿Es a mí, Sasuke? ¿Tus celos...?

Maer... (Sí...)— confesó —glass nin le (eres tú)— Naruto suspiró antes sus palabras, Sasuke lo había aceptado y en su idioma natal. No había falsedad en su declaración.

—También me gustas,— correspondió —y no sé hasta donde podamos llegar, pero no soporto que estés a mi lado y ocultártelo.

—Unos días, Naruto, lo que dure el viaje a Galadh Mallen. Solo en ese tiempo puedo permitirme fallar.

—Aprovechemos entonces— gruñó y rodeó su cintura con los brazos, para luego cargar con él hasta el lecho —Eres muy ligero— señaló con diversión.

Sasuke solo asintió y cuando Naruto lo dejó bajar, alcanzó su nuca y dejó un tierno beso sobre sus labios.

El jinete volvió a percibir como él abría su consciencia y lo invitaba a entrar. No sabía las costumbres en el apareamiento de los elfos, así que seguiría todas sus acciones y trataría de ser aceptivo y delicado. Sasuke no era cualquier persona.

—Siento tu incertidumbre, pero no temas. Tus costumbres y las mías son parecidas, con la diferencia de que además de nuestros cuerpos, unimos nuestras mentes— explicó.

Sasuke sonrió levemente al notarlo aún confundido. Entonces, a la vista atenta de Naruto, bajó su mano y acarició su propia erección sobre la tela de sus pantalones. El placer que le produjo reverberó en su consciencia con miles de luces y fué transformado en un sentimiento puro que el jinete pudo percibir.

—¡Ahh...!— jadeó conmocionado e incrédulo, sus ojos yendo del rostro del elfo hasta su mano, una y otra vez.

—Si lo haces tú... se sentirá mejor— murmuró con mejillas rojas.

Naruto tragó duro y asintió. Alcanzó su brazo, fué deslizando sus dedos hasta llegar a su mano para luego ocupar su lugar. Sostuvo la forma de la erección y apretó. Tal y como dijo Sasuke, el placer se multiplicó, haciendo a la suya palpitar dolorosamente.

Otra vez se sumieron en la desesperación, compartiendo sentimientos y pensamientos... Ambos comenzaron a deshacerse de su ropa a la vez y Sasuke rió sobre los labios del jinete, cuando este no pudo quitar la faja de seda de las vestimentas sureñas. Sin despegarse tomó sus manos y las apartó, para él mismo desvestirlo lentamente, mientras sus lenguas se enredaban en una danza apasionada.

Naruto lo empujó lentamente hasta que estuvo acostado sobre los suaves cojines, se colocó sobre él, separando sus piernas con las rodillas y ya sin la faja, comenzó a desatar lentamente los cordeles que sujetaba el pantalón ancho y oscuro, a la figura de Sasuke.

PRESAGIO (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora