Volumen 28 SS: La nación del dragón/crónica de la búsqueda del niño perdido(3)

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Otto: Por más que trate de entenderlo, lo único que puedo pensar es que Natsuki-san está maldito.

Emilia: ¿Maldito? ¿O sea, brujería? Qué terrible... ¿Cómo pudo pasarle eso a Subaru?

Otto: Oh, no, lo digo por sus alrededores... ¡Ah, pero qué complicada es esa persona!

Otto suspiró mientras se ponía una mano en la frente, ante lo cual Emilia inclinó la cabeza. En el comedor de la residencia Roswaal, un cuarto muy amplio para los pocos que estaban dentro, Emilia fruncía ligeramente el ceño y se desvelaba reflexionando, con la esperanza de que le surgiera una buena idea.

Dos días después de regresar de la Atalaya de Pléyades, Emilia y su grupo habían devuelto a Otto y compañía, quienes estaban recuperándose en la Ciudad de las Compuertas Priestella, a la residencia Roswaal, y ahora la facción estaba reunida como antes. No obstante, aquel de quien se trataba la conversación no estaba por ningún lado...

Emilia: Otto, a ti también te preocupa Subaru, ¿verdad?

Otto: Más que la situación de Natsuki-san, me preocupa lo que pueda hacerle a aquellos a su alrededor. De todas formas, sabe que Natsuki-san se las puede ingeniar para arreglar su propia situación, así que... ¡Auch!

Petra: ¡Oiga! Señor Otto, eso no es muy amable de su parte.

Al oír la respuesta honesta de Otto a Emilia, Petra le dio a él un agudo golpe en el hombro con su palma, haciéndolo gritar. La chica encantadora de mejillas rosadas, que portaba un traje de sirviente, hizo una mueca de ansiedad e irritación.

Petra: Todos estamos preocupados por el señor Subaru, incluyéndome a mí y a la señorita Emilia. Pensamos que todo estaría bien cuando usted regresara, señor Otto...

Otto: ¡Sus expectativas de mí son demasiado altas! Pero lo admito, no debí decirlo de esa forma...

Petra: Muy tarde.

Recibiendo el regaño de Petra, Otto se agarró la cabeza y se disculpó. A pesar de eso, Petra cruzó los brazos y apartó la vista, manteniendo su enfado visible.

Garfiel: Kujaja, Otto, ¡Petra siempre te está destruyendo con sus miradas!

Otto: ... ¿Acaso puedes juzgarme, Garfiel? No es como si alguno de nosotros pudiera contra Petra.

Haciendo sonar sus colmillos, Garfiel se burló de cómo Otto se encogía. Garfiel, quien había regresado de la Ciudad de las Compuertas junto con Otto, rió alegremente al ver la postura abatida de su hermano adoptivo, y luego cambió el tema.

Garfiel: Oye, pero ya leí la carta y aún no me la creo. ¿Cómo que el 『Dragón Divino』 está en la cima de la torre, la 『Sabia』 Shaula no es como creían y hasta el arzobispo de la 『Gula』 estaba ahí?

Beatrice: ... Y por si fuera poco, Subaru y Rem fueron envueltos por sombras y salieron disparados lejos, supongo. Hubo tantas cosas inesperadas que siento que mi cabeza podría explotar, de hecho.

Emilia: Beatrice...

Beatrice complementó las palabras de Garfiel con una expresión agobiada. Emilia sintió el cansancio y desasosiego en su perfil, por lo que se acercó a los pequeños hombros de la chica.

Emilia: Ya pasó mucho desde que perdimos el rastro de Subaru, pero ¿al menos estarás bien físicamente, Beatrice?

Beatrice: Estoy en ahorro de energía, así que por el momento no será un gran problema, supongo. Sin embargo, el corazón de Betty requiere su dosis de Subarulina, de hecho.

Emilia: ¿Qué es eso de Subarulina?

Beatrice: Es el ansiolítico que el corazón de Betty recibe cuando Subaru está cerca, supongo.

Re: Zero Arco 7 La tierra de los lobos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora