Estuve leyendo un buen rato, y como me lo imaginaba, es muy tierno. El cuaderno que tomé tiene algunos cuentos, para un público de niños pequeños, claro está. Pero realmente es algo que falta a la empresa y los suyos son muy buenos. Incluso me dan ganas de volver a dibujar, me encantaría hacer las ilustraciones de algunos y miles de ideas empezaron a inundar mi mente.
Pero cuando estaba metido en mis pensamientos, la mirada fija delante mío, imaginando los diseños para una de las historias, con unos conejitos que aprendían expresar sus emociones, lo vi.
Mi bebé estaba con una sonrisa encantadora, comiendo un helado casi tan grande como su cabecita.
Mi corazón se derritió, el pequeño parecía tener alguna dificultad con lo grande que era su helado y eso me hizo sonreír tontamente.
Pero luego me percaté de la hora que era, y en el parque empezaba a hacer frío. Se enfermaría, y seguro ya no tendría hambre en la noche. Estuve unos minutos más mirándolo, preguntándome si acercarme.
Termine guardando el pequeño cuaderno en mi mochila para ir a verlo. Cuando llegué cerca lo cumplimenté con un simple "hola", y creí morirme de amor cuando se me quedó viendo, de abajo arriba, con su boquita entreabierta, y sus lindos ojos azules, como si mi llegada lo hubiera sorprendido.- Hola - me dijo casi inaudible.
¿Puedo? - pregunte lo más dulcemente que podía, apuntando el banco a su lado. El pequeño me miró 2 segundos más, y afirmó con su cabecita. Me senté y quedamos unos minutos en silencio. Él continuó comiendo el cono de helado, pero un pequeño sonrojo se notaba en sus mejillas.- Por lo de ayer- empezó dudoso.
- Perdón, ayer tuve una emergencia, era realmente importante. - lo interrumpí para excusarme rápidamente- Pero ya empecé revisando algunos de tus textos. -continué, el me miró con los ojos muy abiertos, tenía una expresión muy graciosa en su rostro.
- Ah... si? Y... eh... ¿cuales?
- Bueno ahora estoy examinando el cuento con los conejitos - le dije con una pequeña sonrisa, como de aprobación. Pero eso no pareció importarle, se veía desilusionado...
- Ah... de acuerdo, ¿Y cual precisamente? - su pregunta me confundió, supongo que tendrá varias historias con los mismos personajes...
- Bueno, uno con 3 conejitos que no sabían cómo describir sus sentimientos, así que hay distintas anécdotas, y mientras van aprendiendo... - Él sonrío, y quedamos un rato más en silencio. Como vi que no dijo nada, continué intentando hacerle hablar - ¿tienes más historias con conejitos?
- Si... - me respondió brevemente, terminando su helado.
- ¿Te gustan los conejitos? - Quise decirle bebé o algo así, pero todavía no era el momento.
- Si, me gustan - respondió con un pequeño sonrojo, viendo a su regazo, sin darse cuenta que se manchó un poquito. ¡Ay!... ya no me pude resistir, inconscientemente, quería que se sonrojara aún más. Así que llamé su atención con un pequeño "¿he?", y con la yema de mi dedo pulgar le quité la manchita en su mentón.
- ¿Mucho? - pregunté casual.
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Los cuadernos de Marcos
RandomMarcos, es un chico un poco reservado, que tiene como bienes más preciados sus cuadernos, donde escribe historias, y todo tipo de textos que le representan. Su obra es parte de el, y lo ayuda a superar su soledad, y las dificultades que viene pasand...