🔖 Capítulo 63 🔖

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Una vez en su cuarto, nos dirigimos los 3 hacia el baño. Samuel rápidamente se ocupó de llenar la bañera, pero cuando intentó tomar al niño entre mis brazos, este se rehusó rotundamente, pegándose aún más a mi...
- Vamos cariño, ven conmigo. - Pidió mi esposo tranquilamente, haciendo aquel ademán típico para tomar un niño en brazos. Marquitos negó efusivamente con un gesto de cabeza. - Ven, sino dadá no podrá bañarte, ni lavar tu pelito bien. - Dijo haciendo una mueca de tristeza un tanto graciosa, a la vez que intentaba tomarlo de mis brazos. El bebé dejó escapar un chillido agudo mientras se sujetaba fuertemente de mi cuello: no iba a ser tan fácil...
- Principito... vamos, papá va a jugar contigo un ratito en el baño, ¿te parece? Mientras dadá te baña ¿he? ¿Como lo vez?
- Ñooo... - "Bueno, al menos tenía las ideas claras", pensé...
- Solo un ratito, ¿si mi vida? - De nuevo una negativa, Bueno... tendríamos que invertir los papeles de esta vez... Por lo tanto propuse a mi esposo que bañara al pequeño, mientras yo lo sostenía. Pero eso tampoco parecía agradar a Marcos, que de manera inusual se opuso firmemente.
- Ño quie'o. - Se veía demasiado adorable con su chupetito y el seño fruncido... - Contigo. - Dijo un tanto gruñón apretando mi camisa con su puñito... Con mi esposo lo dejamos pasar, era tierno. Además nos picaba la curiosidad.
- ¿Ah sí? ¿Y cómo lo hacemos entonces? - Preguntó mi esposo, medio divertido. - Porque me consta de que los niños bonitos se bañan cuando se les pide. - Añadió con una expresión de burla en su rostro.

Nuestro bebé le dedicó una mirada no muy convencida a su papá, para luego apartarse un poco de mi, quitar su chupetito de su boca y sentenciar:
- ¡Me bañare con dadá! - Con Samuel nos miramos sorprendidos y divertidos, para luego echarnos a reír, bajo la mirada fastidiada de nuestro pequeño manipulador favorito...
- ¿Ah si? - Samy continuó con una gran sonrisa.
- Si... - El niño puso su mejor carita de perrito sin dueño. Acto seguido los dos me miraron...
- Vale, vale... ¡así que a bañar se ha dicho! - Anuncié, dándome rápidamente por vencido: realmente puede que la idea me haya emocionado un ratito...

Sin mucho más que decir le pedí al niño que fuera con mi esposo, para que me pudiera quitar mi ropa, a lo que accedió fácilmente. Al llegar a los brazos de su papá, le dejó un piquito en la mejilla de mi esposo, y le dijo algo al oído... No pude escuchar muy bien, pero pareció algo como una disculpa. Mi esposo solo se dedicó a darle un besito en su orejita, mientras le sobaba amorosamente la espalda a su nene.

Lo más deprisa que pude, me metí en la bañera, todavía en bóxers, no tenía pensado desvestirme totalmente frente a mi hijo: para mi era realmente como un niño pequeño... Tan rápido como me senté en la tina, Samy dejó al chiquitín entre mis brazos, y me ayudó a limpiarlo.
Con cuidado, me ayudó a ponerle el shampoo en su pelito, mientras yo iba masajeando la cabellera rubia de nuestro principito. El niño se iba quedando más y más dormido, a medida que iba recibiendo las caricias en su pelito. El estaba tan cerca de mi piel, que pude sentir como su corazoncito latía, cada vez más de espacio, mientras su dueño cerraba sus ojitos. Seguramente él también podía sentir mi corazón, que en ese momento latía como un tambor, por la ilusión que sentía. Samuel debería intentarlo...

Rápidamente, agradecí que la tina fuera amplia, de esa forma, se nos facilitó mucho para seguir con el resto del baño. Después de su pelito, mi esposo siguió con el cuerpecito del pequeño: tallándolo bien. Pasando la esponjita suave, en forma de nube, por todos lados. Como ya era costumbre, Marquitos se revolvía un poco de vez en cuando, pero sin nunca abrir sus ojitos.

Al final del proceso, me terminé quedando un poco con el niño en el agua tibia, esperando a que mi esposo volviera con mi bata de baño y algo de ropa... Mientras lo hacía, no pude detener las caricias en su cabecita, con la otra mano, lo sostenía por debajo de su muslo, haciendo pequeños circulitos con las yemas de mis dedos. Eso parecía realmente relajarlo tanto como lo hacía con mi esposo. En un momento en particular, sentí como restregaba su naricita en mi pecho (generalmente solía hacerlo con mis camisas o las de su papá), al instante me impedí de reír, por las cosquillas que me habían causado ese gesto, y me detuve a ver que hacía a continuación:
Lo observé mientras que, con suma lentitud, el pequeño aproximaba su mano de su rostro, hasta que su dedito terminó en su boquita. Siempre le quitábamos su chupete mientras lo bañábamos, porque podría suponer un peligro, pero rara vez teníamos la ocasión de admirar un espectáculo tan tierno.

Unos minutos más tarde, un "clic" me arrancó de mi sueño despierto. Samy tenía una sonrisa triunfal, mientras sostenía su móvil al otro lado de la pieza. Sin decir nada más, se vino hacia nosotros, dejando una pequeña caricia en la nuca del bebé, para acto seguido ayúdeme para que me levantara. Una vez de pie, le terminé pasando al pequeño, para que lo secara mientras yo hacía lo mismo.
Un corto instante después, ya estaba a su lado, viendo como dejaba delicadamente a su hijito sobre el cambiador, para proceder a secarlo bien.

Por mi parte, me limité a abrazar a mi lindo esposo, mientras este se ocupaba del bebé. Con mucha paciencia, y sin despertarlo mucho, Samy iba tallando el cuerpo del bebé con la toalla, para asegurarse que no había ni una huella de humedad: la pielecita de nuestro niño era demasiado sensible...
Cuando consideró que Marquitos estaba bien seco, se dispuso a tomar un pañalito del cajón, para luego, con muchísima dulzura, levantar las caderas del chiquitín, y ubicarlo bajo su traserito. Con la misma dulzura, procedió a aplicar cremita en las nalguitas del niño, que todavía se notaban un poquito rojitas. Aún así, no pareciera que le fueran a doler: mi príncipe ni se inmutó al sentir el toque de su papá...

Después de la crema, Samuel se dispuso a aplicar una cantidad generosa de talco, para acto seguido pasar el pañalito entre las caderas de nuestro bebé, y cerrarlo sobre su pancita.

———📌———
Nota de la autora:

¡Buenas! ¿Como les va? Espero que bien, y que sigáis como siempre leyendo...

Solo escribo esta nota para contarles del avance en la escritura. Hice lo mejor que pude y acabo al instante de terminar el último capítulo para el día jueves 4 de mayo. Y créanme, estoy muy contenta, creo que les va a gustar, ese en particular...

Pero antes de romper vuestros pequeños corazones, les dejo unos capítulos un poco más tiernos, que espero disfrutéis. 😈🥰💛

¡Buenos días, tardes, noches et à bientôt!

Los cuadernos de MarcosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora