📔 Capítulo 15 📔

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    Eran ya casi las 2 a.m y no lograba dormir. Esa noche Jaime vino a verme temprano, me dio mis medicinas pero no pudo quedarse demasiado, puesto que vinieron a llamarlo para que atendiera alguien urgentemente.
    Después del pequeño suceso todo pareció más tranquilo. El pasillo afuera estaba en total silencio. Y todos mis "vecinos" parecían dormir. Pero yo no lo lograba. Estaba acostumbrado a pasarla solo después de tantos años así, pero no cuando estaba ese equipo de turno. Por alguna razón me urgía algo de atención.

    Así que después de revolverme por varios minutos en la cama decidí salir a dar un pequeño paseo. Empecé por seguir algún pasillo sin ningún objetivo preciso hasta que se me antojó tomar algo. Entonces me dispuse a seguir hasta la cafetería en el piso bajo del hospital. Me crucé con varias enfermeras pero nadie me dijo nada, así que seguí mi camino. Tampoco vi ningún médico, a lo que supuse que algo había pasado y todos estarían ocupados.
    Por ello me sorprendí muchísimo al llegar a la cafetería y ver al doctor Alexander besándose, ¡con nadie menos que Samuel!

    Me quedé totalmente paralizado. ¿Pero qué es lo que estaba pasando? No, ¡¿eso no podía ser cierto?! Los miré unos segundos más para asegurarme que de verdad estuviera sucediendo aquello. Me sentí tan destrozado que no supe qué hacer, más que huir.
    Volví lo más pronto posible a mi cuarto, y lloré, lloré mucho. Me sentía doblemente traicionado: Por Alexander, que no ha venido a verme esa noche, y sobre todo por Samuel. ¿Por qué haberme hecho ilusionar de esa forma? Me había tratado tan bien, y con una proximidad que nunca había tenido con nadie.

    Mi corazón me dolía mucho, literalmente. Me sentí muy mal, me costaba respirar pero no podía parar de llorar. Y el dolor en mi pecho era cada vez más fuerte. Después de un tiempo ni siquiera supe lo que pasó realmente, el dolor ya no era solo por mis sentimientos, que los dos se habían encargado de destrozar, sino físico. Así que no sé en qué momento me quedé inconsciente, pero en la mañana me desperté con oxígeno y el monitor cardiaco al lado.

    Me sorprendí, estaba un poco desorientado, no lograba entender bien la situación. Hasta que la vos a mi lado me hizo recapacitar.

-Que bueno que despertaste corazón, ¡nos diste un gran susto! - Alexander estaba parado a mi lado, con su mano en mi hombro. ¡Me daban ganas de matarlo!

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