📔 Capítulo 13 📔

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    Hoy estuve la mayor parte de mi día intentando deshacerme de mis cosas, y preparando una maleta un poco más grande que lo normal, para poder llevarme todo el resto. Aún así no pude dejar de pensar en el día de ayer.
    Cuando termine mi cometido, me acosté un rato más: Revisaría mis redes antes de irme. Pero de nuevo vino a mi mente Samuel. Al final no tuve que preguntarle su nombre, puesto que se lo dijo al presentarse con la enfermera asquerosa esa... Me avergonzó tanto lo de ayer... bueno, al menos ella no me fastidió tanto como acostumbraba. Incluso ni me regañó, puesto que Samuel se encargó de responderle como lo merecía. Eso de cierta forma me gustó, pero me sorprendió mucho. Hasta el momento nunca lo había visto ser tan duro con nadie. Conmigo al menos no lo era.

    Incluso me daba mucha pena, no sé describirlo pero me trataba tan bien, y yo no podía resistir. Era como si me hubieran hipnotizado. Cuando fijábamos miradas era como si estuviéramos en una burbujita, y yo no quería salir de allí.
    Además era demasiado guapo. Definitivamente no me cansaría nunca de mirarlo: Tenía el pelo corto, pero algo rizado de un color azabache perfecto; Un bronceado increíble y esos ojos... era también muy grande, tal vez dos cabezas más que yo, lo que con mi 1,62 de altura tampoco era difícil...

    No sé lo que podía verme, o si siquiera me veía algo, pero me gustaría pensar que si. No creó que sea así con todo el mundo tampoco, eso sería muy raro... En ese momento me acordé de cuando me llevó en brazos a su coche, y cuando me dio mi medicina, quería morirme... me sentí tan cómodo y tan desprotegido a la vez.

    Casi tenía ganas de llorar, mis mejillas se calentaban solas al pensarlo. ¡Y mierda! No... otra vez no...

    Como en la mañana, pude sentir mi entrepierna endurecer. Era la segunda vez en todo el día, y a cada que me detenía a pensarlo no podía evitar las cosquillas y la sensación placentera del inicio de erección.
    Me golpeé internamente, tendría que controlarlo o me daría problemas. Ya era suficiente vergüenza con mis sonrojos incontrolables, así que no me lo podía permitir.
    Me levanté en dirección de la ducha y me preparé para bañarme, terminé quedándome un poco más de lo normal, era raro tener esos deseos, así que esa vez decidí permitirmelo y me di un poco de amor propio.

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