Ha pasado casi una semana desde el incidente con la mujer que se dice ser la "madre" de nuestro bebé. En todos estos días no hemos vuelto a escuchar de ella, y todo parecía normal.
Incluso demasiado normal. Todo estuvo tranquilo, y mi esposo e hijo parecen haber olvidado la pequeña ocurrencia. Marquitos estaba muy feliz por sus libros e incluso me parece que estuvo muy entretenido escribiendo más. Yo estaba también muy orgulloso de él, por supuesto. Sus historias tenían mucho éxito, era de esperarse: Marquitos era un niño, así que podía comprenderlos bien.Aún así me culpo bastante. En esta semana no pude parar de pensar en lo peor. No descansé muy bien que digamos. Y me sentía fatal de no darle toda la atención que se merecía mi principito.
Durante mis insomnios, no podía dejar de darle vueltas al asunto. ¿Por qué había vuelto? ¿Haría algo? ¿De verdad nuestro pequeño estaría bien? Me sentía perdido y exhausto. Creo que consciente o inconscientemente, tenía miedo a que se lo llevara. La escena de la semana pasada se repetía miles y miles de veces en mi cabeza, y todavía podía sentir a mi niño estremecerse en mis brazos...
Igual me alejé un poco por cobardía, pero no podía verlo a los ojos, tan feliz que estaba, mientras esa clase de preguntas me perseguían... Esa mañana el niño grande y mi esposo estaban en el estudio del mayor. Yo como siempre que algo andaba mal, me fui a la cocina a preparar algo. Me decidí a prepararles un postre especial, y sobre todo especialmente difícil y largo, para no pensar mucho en otra cosa...
Mientras hacía unas decoraciones de chocolate para el postre me entró un mensaje en el móvil. Era Léo:
———Mensajes———
Léo: Hola chicos. ¿Qué tal?
Alex: Hola Léo, soy Alex, bien. Estoy haciendo un postre, Sam está con el niño en su estudio así que igual no tiene su móvil...
Léo: Si veras, tengo que hablar con ustedes. Es importante.
Alex: Qué pasa?
Léo: Mejor hablemos en vivo o por videollamada.
Alex: Leonardo que pasa? No estoy de humor en serio dime.
Léo: Lo siento, es que no sé como decírtelo.
Léo: Sam me contó lo del niño. Ayer me llamaron para decirme que su madre va a pedir su custodia. Ya hizo la demanda, dice que su hijo no puede valerse por sí mismo.Visto a las 10:53 ✔️✔️
Léo: Alex?
Léo: Alex todo bien?
Léo: Estás ahí?
Léo: Alexander contesta!!Llamada perdida a las 11:21 📞
———Mensajes Off———
De verdad quise ser fuerte, quise aguantarlo, poder buscar una solución. Pero no pude. Inmediatamente al ver el mensaje mi cuerpo no aguantó más. Me desplomé en el suelo, llorando. Mi corazón falló una batida y mis nervios tampoco estaban mejor. No podía pensar con claridad. En mi mente no había más que la frase "lo sabía, sabía que algo andaba mal" que se escuchaba, más que cualquier otro pensamiento.
No sé por cuánto tiempo estuve llorando de aquella manera, pero en un momento Samuel se terminó enterando.
- ¿¡Amor!? ¿Amor, estás bien? - Cuando me di cuenta, mi esposo estaba arrodillado frente a mi. Parecía preocupado, pero yo no lograba reaccionar. - ¿Al? ¿Qué pasó? - Samuel intentaba calmarme, dejando una mano sobre mi rodilla, mientras que con la otra me acariciaba el pelo. - Cálmate mi Amor, respira vamos... - Me costaba seguirle el consejo, pero no lo podía evitar. Las palabras no me salían... - ¿Te hiciste daño? ¿Qué pasó? - Solo negué con la cabeza. - ¿No? ¿No te duele nada? - repetí torpemente mi gesto, mientras intentaba coger aire. - ¿Y entonces qué? Dime angelito mío, ándale porfa... habla conmigo... - Me dolía ya el pecho de tanto llorar.
- El... El mo... móvil. - Tartamudeé entre lágrimas, apuntando hacia arriba para que lo viera. No tenía fuerzas para más.Samy miró hacia donde le decía un segundo, para luego voltear a verme de nuevo. Con delicadeza se desplegó de mi, quedando de pie a mi lado, frente a la alacena. Con tranquilidad prendió el móvil y lo desbloqueo, para luego leer los mensajes abiertos. Al leerlos frunció el ceño, por un instante su expresión se volvió más rígida, pero luego se serenó.
- Ya veo... - Él guardó el teléfono en su bolsillo, para luego girarse hacia mí. A veces me pregunto cómo puede lograr estar tan calmado en estos momentos. - Ven, vámonos arriba. - Me tendió su mano para que me levantara. Pero al hacerlo me sentí muy mareado, casi sin fuerzas. Al darse cuenta de ello Samy me tomó en brazos a modo princesa, y sin decir nada me llevó hacia nuestra habitación. Me sentí muy mal: desprotegido. Quería realmente que me cuidara, y al mismo tiempo sabía que él también necesitaría apoyo.Al llegar me dejó con cuidado en la cama, para luego ir a cerrar la puerta. Acto seguido volvió a abrazarme. Su gesto me transmitió mucha tranquilidad. Para ese momento ya no estaba llorando realmente, solo algunas lágrimas continuaban cayendo inevitablemente.
Mientras los dos estábamos acostados en la cama, Samuel pasaba sus dedos en mi pelo, haciendo pequeños masajes. Hasta que se decidió a hablar. Apartándose un poco de mí, para vernos a los ojos.
- No me hagas esto de nuevo. Me asustaste mucho...
- Pero... - Él iba a continuar hablando, a lo que le interrumpí.
- Pero nada Alexander. - me calló, mientras pasaba su mano por mi rostro para limpiar algunas lágrimas. - No me gusta verte así peque. Mira todo va a estar bien, lo solucionaré ¿vale?
- Pero tú también... El pequeño... - Mi llanto volvía con violencia, casi no podía hablar.
- El niño va a estar bien. Pero necesita que descanses ¿vale? No te puede ver de esa manera. Él te necesita, y yo también... - Sus caricias en mis mejillas no se detuvieron. - Hagámoslo así: descansa un poco mientras hablo con Léo. Él es el abogado, así que tenemos que confiar.
- Pero si nos lo quitan...
- Nadie nos lo va a quitar, te lo prometo... - Samuel se levantó para sentarse a mi lado en la cama, dejando un beso sobre mi sien. - Descansa un poco... - Luego de esas palabras encendió de nuevo el móvil para llamar a Leonardo. - Lein, ¿que tal?...
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Los cuadernos de Marcos
RandomMarcos, es un chico un poco reservado, que tiene como bienes más preciados sus cuadernos, donde escribe historias, y todo tipo de textos que le representan. Su obra es parte de el, y lo ayuda a superar su soledad, y las dificultades que viene pasand...